Capitulo 4: El Intruso

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Todoroki se consideraba una persona sumamente paciente con todos, especialmente con sus amigos. Tal vez fue porque desde que los conoció siempre han sido buenos con él, lo cuidan, lo apoyan y le dan amor. Eso es algo que el valora mucho, pero había veces en las que quería gritarles como su padre lo hacía cuando era solo un infante.

"Buzón de voz, su llamada será-" colgó en cuanto escucho eso. Era la decimacuarta llamada que le hacía a su amigo y este no se dignaba a contestar.

Le mando mensajes de texto y tampoco contesto, incluso llamo a Mina, pero ella tampoco contesto sus llamadas. Se sintió sumamente ofendido por que ambos olvidaron que el estaría ahí para darles sus almuerzos. Llevaba casi cuarenta minutos esperando a que Midoriya bajara o que tan siquiera lo llamara, pero no, ninguno de los dos aparecía y él estaba ahí, bajo el sol de medio día quemando su piel pálida.

Camino de un lado al otro esperando y pensando que hacer. Bien podría irse y comerse sus almuerzos o también estaba la opción de esperarlos hasta que bajaran, pero es significaría esperar bajo el sol más tiempo. No esa no era una opción. Shoto sabía que había una opción más, esa era 'entrar' pero él no quería hacerlo, principalmente porque él no conocía el lugar y no sabía dónde trabajaban sus amigos. A penas y sabia en que empresa desempeñaban sus labores.

Mientras golpeaba la acera ligeramente con su pie volvió a llamar, pero nuevamente no contestaron.

"Ustedes de verdad que hacen que nuestra amistad parezca un trabajo para mi..." Dijo mientras se adentraba en el edificio y guardaba su teléfono.

No sabía si entrar y preguntar por sus amigos, o simplemente entrar y buscarlos el mismo. Camino hacia el mostrador, pero antes de acercarse a la recepcionista llegaron tres personas antes que él, la mujer en cuestión comenzó a atenderlas.

"No tengo paciencia para esperar." Miro el ascensor a solo unos metros de distancia y luego volteo para ver al hombre de seguridad en la entrada, estaba distraído, tomo eso como una señal para entrar al edificio sin permiso de nadie.

Llego hasta el ascensor y justo a tiempo este bajo y abrió sus puertas dejando salir a algunas personas, tomo eso como otra señal. Cuando todos salieron del ascensor el entro, las puertas se cerraron y el miro los botones, pensando en cual presionar primero.

¿Cuál será el bueno?... pensó mientras rascaba su barbilla y miraba la gran variedad de números frente a él. Empecemos con el doce... Se dijo mentalmente y presiono el botón.

De inmediato el ascensor comenzó a subir, se retranco sobre una de las paredes y espero. Cuando llego, salió y las puertas se cerraron. Miro hacia todos lados, aunque el piso era grande, solo había tres puertas, camino hacia una de ellas y a través del cristal se asomó para mirar hacia adentro.

En la primera, solo pudo ver a un hombre de cabello rubio bien peinado y con suéter con cuello de tortuga bastante grande, frunció el ceño, jamás había visto un suéter tan feo, definitivamente no es algo que el usaría. Tal vez cuando encuentre a su amigo le preguntara si eso está de 'moda'.

Siguió con el resto de las oficinas, pero la últimas dos estaban vacías, así que regreso al elevador y ahora fue al piso once, la diferencia este solo era un salón enorme con muchos maquillistas y en las orillas había oficinas. Comenzó a caminar por el lugar buscando el rastro de una cabellera verde, pero nada, solo vio a gente corriendo por todos lados. Intento asomarse por las oficinas, pero estas tenían un vidrio polarizado y no podía ver hacía adentro.

Siguió su camino buscando el rostro de alguno de sus amigos, pero solo veía caras bien parecidas, se dio cuenta que había muchas personas atractivas físicamente, que vestían atuendos muy elegantes o simplemente vestían casuales, pero lucían bien, miro los rostros y todos eran hermosos, algunos afilados, otros tenían mejillas grandes, pero seguían teniendo un aspecto adorable o bonito. Volteo y se encontró con un espejo, se miró en el reflejo de uno de los tantos espejos y miro la marca que había en su ojo derecho, una cicatriz entre rojiza y marrón, la piel estaba sumamente dañada, pero ya no dolía... hace mucho que ya no le dolía. Suspiro un poco decepcionado.

Maquillando al Cretino // BkDkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora