Capítulo III

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Montaña Halazia:

Al fin, el vuelo había llegado a su fin. Los jinetes habían llegado a la gran Montaña Halazia. Los dragones ya estaban agotados por el gran vuelo, así que este era su momento de descanso, mientras los jinetes preparaban sus carpas para pasar la noche en el bosque más cercano.

Una vez el sol se escondió para dar paso a la luz de la luna, los jinetes se acostaron y los dragones hicieron guardia. Estaban en un bosque, cualquier peligro podría llegar a ellos.

"Esto no va a ser una misión para nada fácil." Comentó Mingi, mientras limpiaba sus alas en el lago.

"Nos enviaron a una misión suicida... ¿Que otro resultado estarás de esta misión, Mingi?" Cuestionó Wooyoung, sentado al lado de Mingi, mientras observaba a los tres jinetes descansado junto a ellos.

De pronto, los árboles empezaron a agitarse. Algo o alguien venía hacia ellos. Mingi y Wooyoung se levantaron en formación defensa, mientras veian a la criatura salir de sus escondite. Era un dragón... un dragón grande y rojo...

"Jongho?..." Pregunto Wooyoung.

"He llegado para ayudarlos."

"Que no Yeosang te ordenó que no vinieras con nosotros a esta misión."

"Sabes que estás lastimado, Jongho."

"No me importa. Necesito protegerlo, Mingi."

En ese momento, se escucharon los pequeños gruñidos de Yeosang. Se estaba comenzando a levantar. Los tres dragones se miraron aterrados. Si Yeosang notaba que Jongho estaba con ellos, se podría alterar.

"¿Que hacemos ahora? Él no te puede ver." Preguntó Mingi, mirando como el chico se rasgaba los ojos.

"Tranquilos, yo me encargo..." Jongho les informó. Él se paró de suelo, con sus alas siendo arrastradas por el cesped, y camino hacia su amado.

Jongho se acercó a Yeosang y se recostó a su lado. Rodeó sus brazos alrededor de Yeosang y lo atrajo hacia su pecho. Sintió como Yeosang inhaló su aroma para luego abrir sus hermosos ojos y prestarle atención a quien tenía justo alfrente de él.

"¿Jongho? ¿Que haces aquí? Creí que te había dicho que-..." Yeosang fue interrumpido por un pequeño beso proveniente de Jongho.

"De verdad tengo que protegerte, amor. No puedo quedarme en el castillo y esperar a que vuelvas."

Yeosang posó sus pequeñas manos en el pecho de Jongho, tratando lo posible por alejarlo, pero eso no llevó a nada. Jongho rodeó a Yeosang con sus grandes alas rojas, para asegurarse que él se sintiera seguro.

"No tienes que hacer esto, Jongho..."

"Sí lo haré... Siempre lo haré..."

Así la pareja pasó el rato, abrazados, con un Yeosang pelando con Jongho. Mingi y Wooyoung solo estubieron ahí para reírse de Jongho. Los minutos pasaron y estos pronto se convirtieron en horas. La mañana del siguiente día había llegado. Ya era momento para que los jinetes se pusieran a trabajar e ir en busca del dragón de la luz.

Los seis amigos se reunieron temprano en la mañana para hablar sobre su plan y alimentarse con algunas frutas que habían encontrado en su estadía en el bosque. El momento se escalar la montaña había llegado. Cada dragón, en su semi forma, tomaron a sus amados en brazos y volaron hasta el tope de la montaña. ¿Porqué no volaron en su forma completa de dragón cuando podían hacerlo? Porque de esta manera podrían ser vistos por cazadores o, incluso, por otro dragón.

Los jóvenes llegaron al tope de la montaña y lo primero que observaron fue una gran cueva ante ellos. Todos se veían confundidos, no tenía ni idea de dónde se encontraban. El dragón de la luz... la luz... ¿de verdad vivían oculto en una cueva? Sin duda era buscado por muchos. Mientras los jinetes se cuestionaban de porque estaba ahí, los dragones ya habían estado en este lugar. Ellos habían vivido en este lugar antes de llegar al reino Halateez.

"Ya sabemos cómo nuestro enemigo se ve." Informó Mingi.

"¿Ya lo conocen?" Pregunto San.

"Cierto... Ustedes tres... Ustedes estuvieron en esa batalla... Ustedes fueron parte de ella..." Comentó Yunho, mientras circulaba en el mapa que sostenía en sus manos, la parte de la montaña donde se encontraba la cueva.

De repente, los seis chicos se alteraron al escuchar los gruñidos del dragón que se encontraba dentro de esa cueva. Los seis se mantuvieron mirando hacia la cueva, aterrados, mientras el gran dragón se abría paso fuera de esta.

Los rayos de luz brillaban en su áspera piel, y sus ojos eran tan amarillos como el mismo sol. El dragón de la luz al fin, había dejado que los humanos vieran su verdadera forma.

El gran dragón dejo que la luz lo cubriera mientras su gran forma se desvanecía y dejaba ver a un jóven con las alas tan blancas como la nieve. "¿Que hacen en este lugar? En primer lugar, ni siquiera deberían estar aquí."

"Luz, venimos por ti... Nuestro rey, el quiere dialogar unos asuntos con usted y llegar a un trato de paz... Está batallas, podrían llegar a su fin, si viene con nosotros." Habló el mayor de los jinetes, Yunho.

"¿Las batallas terminaran? Ni aunque un supuesto rey lo ordené, estas batallas de dragones contra humanos nunca acabarán. Mientras los humanos nos sigan viendo como los monstruos de este mundo. Ustedes muy bien conocen eso, Mingi, Jongho y Wooyoung..."

"La batalla Halateez comenzó por usted, Seonghwa..." Habló el menor de los dragones, Jongho.

"Yo no hubiera iniciado si el reino Halateez no me hubiera robado a uno de mis dragones." Informó Seonghwa, observando al Wooyoung, quien se encojía en su lugar, ante las palabras de Seonghwa.

"¿A qué se refiere, señor?" Preguntó Yeosang.

"Para que entiendan está situación... debemos viajar al momento en el que la historia comenzó..." Habló Seonghwa, aleteando sus alas, dejando que el humo los desvanezca en la montaña. Para así viajar al momento dónde todo comenzó...











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Aquí les traigo un capítulo corto... Pienso que esto ha sido el peor capítulo que he escrito hasta ahora, pero espero que aún así les guste y lo disfruten!!! 

Nos vemos pronto!!

~Destrucción y Amor~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora