Capítulo VIII

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Narrador Omnisciente:

Las cadenas le pesaban en los brazos. Con dolor, intentaba levantarse del suelo. Sus ojos se hallaban perdidos en la oscuridad de la cueva. Una cueva solitaria, donde el dragón de las sombras, lo había abandonado.

Al menos hasta que oyó los fuertes pasos de alguien acercándose a él. Yeosang levantó la mirada para encontrarse con la del dragón.

"Hasta que por fin despiertas, joven Kang." Habló el dragón, sentándose en una piedra cerca del joven jinete. "Debo admitir que formaste una gran pelea, para no caer en la trampa y venir conmigo. Veo que eres muy querido por las personas del reino Halateez. ¿Qué pasó con esas personas? Con esas personas que se olvidaron de ti y te abandonaron. ¿Qué pasó con tu amado, el dragón de fuego?"

"Eso no debe... ser de su... importancia, señor de las sombras..." Tartamudeó el joven jinete, mientras batallaba por liberarse de las cadenas.

"¡¿A quién crees que le hablas, niño?!" La voz amenazante, resonó por toda la cueva. El eco dejó sordo a Yeosang.

"No debo por qué darle explicaciones de nada..."

El dragón se acercó más a Yeosang. Su mano está agarrando a este por el cabello. Forzandolo para mirar hacia arriba.

"¿Que dices, Yeosang?... Es tu deber estar al merced de los dragones. Eres el joven afortunado, viniendo de una familia de humanos y dragones. Tú eres la destrucción más grande en este mundo. Todos mintieron, pensando que tú eres el más cariñoso y amoroso de todos. Si tan solo supieran que tú serás el monstruo que acabara con todos nosotros."

"¿Por qué estoy aquí?"

"Eres el hijo creado por un humano y una dragona. Eres un ángel para nuestro mundo, Yeosang. En cambio, no tienes magia, ni siquiera eres un híbrido, pero aún así, las personas como tú son históricamente queridas por todos los dragones. Con mucho trabajo fuerte, podrías llegar a ser un villano en esta historia. Para eso estás aquí..."

El dragón soltó al joven jinete. Dejándolo arrodillado en el piso, mientras tomaba las cadenas y lo arrastraba por la cueva. Logrando que sus piernas se debilitaran con el gran dolor de los rasguños en ellas.

"¡Suéltame!" Se quejó Yeosang. El dolor era imparable. La marca de su sangre se tapizaba en las piedras del suelo. Ya no sentia las piernas, todo era reemplazado por el gran dolor.

Luego de unos largos minutos, el dragon paró de caminar por la cueva. Su agarre firme en Yeosang, se deshabilitó cuando este empujo al joven contra el suelo.

"Mira ante ti, Yeosang. Estas paredes de piedra estan repletas de la historia de los dragones. Desde el primero que llegó a este mundo, hasta que los primeros humanos lo descubrieron. Hace millones de años, el alfa de los dragones, fue capturado por los humanos. ¿Que hicieron los humanos con él? Esa historia está escrita en los libros que tú debes conocer..."

"¿Una historia que yo deberia reconocer? Jamás en mi vida he escuchado sobre la historia del primer dragon que llegó a este mundo."

"Estos datos historicos fueron escritos y relatados por tus ancestros. Los otros como tú, fueron los que escribieron esos libros para que las próximas generaciones conocieran sobre la historia de los primeros dragones."

"En primer lugar, yo no tenía ningún conocimiento sobre el poder que corre por mi sangre. Fuí separado de mis padres desde que era un niño, toda esa historia fue apartada de mí. Segundo, ¿cuál es la importancia tan grande que tiene un hijo de dragón y humano para los dragones?"

Una vez más, el dragon se acercó amenazantemente a Yeosang. Esta vez tomo al joven jinete por su barbilla. Obligandolo a ver un punto fijo en la cueva.

En la piedra se mostraba el tesoro mas grande para los dragones. Un objeto inventado por los humanos, con magia de hadas y brujas. Principalmente, esto fue creado para acabar con el dragón más poderoso en esos tiempos, el alfa.

"Aquí es donde entrás tú en nuestro maravilloso plan, Kang Yeosang. Verás, aunque no lo parezca, tu inocencia y desconocimiento oculta un gran poder dentro de tu ser. Necesitamos que lo dejes escapar para que nos ayudes a liberar a alguien de su prisión."

"¿Es por eso que realizaste un intercambio con el rey Kim? ¿Solo para obtener...este poder?"

"Yeosang... aún no lo entiendes... Tú serás el que liberara al alfa de los dragones. Es por eso que me volví un loco cuando me enteré que aún había un hijo de dragones y humanos vivo. Eres muy importante para mí, Yeosang." Sus palabras le daban asco. Más el hecho de que su mano se encontraba posada en su mejilla mientras le hablaba. Yeosang solo podía mirarlo con odio.

"No aceptaré hacer esto..."

"Cariño, no tienes opción... Es hacer lo que te ordeno o perder a tu amado."

"Él ya está lejos de aquí. Jamás lo encontraras-" Su protesta fue interrumpida por el dragón.

"Tengo una bruja y tu rey bajo mi control, Yeosang. Ellos sabran como encontrarlos..." Tomó una pausa para mirar al menor con sus ojos oscuros. Estos tornandose totalmente negros, por su magia de dragón. "Si una batalla nace por tu libertad, mi compañera ya tiene la orden de limpiarle la mente a todos los que se interpongan en el camino. Tu amado sería el primero, y al mirarte, no te reconocerá."

Las lagrimas amenazaban con salir de los ojos de Yeosang. Vivir sin su Jongho sonaba como una gran pesadilla. Como las que habia tenido hace unos años atrás... Sin sus memorias, sería como comenzar todo de nuevo. Desde el día en que conoció a Jongho. Él no quería eso... No podía perder a su Jongho.

Todas las memorias que han tenido juntos desde el día uno. Cuando Yeosang se convirtió en un jinete por Jongho. Cuando el rey se enteró de que había otro dragón escondido tras las paredes de su reino. La noche de la luna roja, cuando Jongho le preguntó a Yeosang si quería permanecer a su lado por el resto de sus vidas. En el momento en que aceptaron su destino. Todo vivía claramente en la mente de Yeosang, él no quería que Jongho olvidará estos preciados momentos para ellos.

"¿Que debo hacer, señor?"

"Buena elección, Yeosang. Tu primera misión será encontrar el cofre que protege el corazón del dragón."

Su misión comenzaba y con el dolor en el corazón tenía que completarla. Se levantó del suelo, con sus piernas batallando por no perder el balance y caer. Se adentro más en la cueva, donde conseguirá las respuestas de donde se encontraba el objeto.

Los susurros del dragón de las sombras hacían eco en las paredes de la cueva, llegando hasta los oídos de Yeosang.

"Cuando lo encuentres... sabrás que hacer, mi querido Yeosang..."

~Destrucción y Amor~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora