~Destrucción y Amor~

Capítulo IX

Narrador Omnisciente:

Todo comenzó esa noche... la noche en la que los dragones invadieron nuestro reino...

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Tan rápido como los dragones se adentraron a nuestro reino, la realeza se enteró de este problema. Un gran problema para ellos, pensando que los tres dragones prenderían en llamas a su reino. Lo cuál le preocupaba al rey y la reina. En cambio, fue algo que nunca sucedió.

El rey siempre le tuvo un fuerte odio a los dragones, es por esto que los obligo a estar bajo su poder. Sin embargo, ninguno de los dragones accedió a este pedido. Wooyoung y Jongho se mantuvieron ocultos del reino. Siendo vistos solo en su forma humana. Su verdad oculta entre los árboles del bosque. Ambos lograron vivir par de anos asi, sin ningún conflicto con el rey. Todo permaneció de esa manera, hasta que el pueblo se percató de la existencia de los dragones en su reino.

Y todo fue un error de Yunho...

"¡Vamos, Mingi, tranformate!", exclamó el joven Yunho.

"Cariño, sabes que aunque quiera verte felíz, no puedo hacer eso." informó el joven dragon.

"¿Por favor?" insistió Yunho.

Mingi estuvo al borde de ceder al pedido de Yunho. Tristemente, sabía que eso le traería problemas con el rey. Aún así lo hizo. Yunho admiró como los ojos de Mingi se tornaron en un color rojo oscuro. Su delicado cuerpo de humano se fue desvaneciendo. Dejando en visto la forma de su dragón.

Yunho sonrió, lentamente, acercándose al amor de su vida. "Eres increible. Sumamente impresionante. " Su voz se torno en susurros, en el momento en que vió a un grupo de personas ocultándose entre los árboles. Eran las personas del pueblo.

"Mingi...escóndete. Vuela y ocultate, fuera del reino..." le otorgó Yunho.

"No voy a dejarte..." le contestó Mingi por el lazo que ambos tenían.

Yunho tomó su gran cabeza en sus manos. Sus frentes unidas en un acto de amor. Mingo extendió sus alas, cubriendo completamente al hombre bajo él.

Las personas del pueblo miraban aterrados al dragón antes ellos. Otros se apresuaron a informarle al rey sobre el dragón en el reino.

Rápidamente, el rey ya se encontraba ante ellos. Su espada en alto, mientras en su cara se notaba la expresion de confusión, solo para jugar con la mente de su gente.

"¡Joven Jeong, aléjese de ese monstruo!"

"Su majestad, todo es un mal entendido... Él no es una amenaza para nuestro pueblo, usted muy bien lo sabe.", contestó Yunho, abrazándose a la gran pata delantera del dragón.

"No sé de qué hablas, Yunho..." El rey lo amenazó con su mirada.

"Lo siento, señor..."

"Caballeros, llévense a esta bestia. Lo quiero bajo las celdas del reino." el rey otorgó. "Perdonen el inconveniente. Me encargaré que este dragón no cause ningún problema."

Yunho tembló bajo el contacto de las alas de su amado. "No...no ,por favor..."

"Llévenlo a la sala de reuniones.", continuó el rey, señalando a Yunho para que los caballeros entendieran su mandato.

Los soldados se acercaron a Yunho y lo tomaron por la fuerza. Alejándolo, completamente, de Mingi.

"Mingi..." Yunho lloriqueo, pero era muy tarde. Los caballeros ataron a Mingi con sus cadenas y lo debilitaron con sus espadas para que fuera más fácil trasladarlo al reino.

Y fue así como Mingi perdió su libertad una vez más. Yunho siempre vivió pensando que lo sucedido había sido su culpa. Después de todo, él fue quien pidió que Mingi se trasnformara.

En esa noche, Yunho cerró la promesa con el rey y el príncipe de Halateez.

"Este dragón es muy preciado para nosotros. Es por eso que te pido que lo rastrees. Si no realizas lo pedido, tendré que tomar una fuerte decisión y acabar con tu querido dragón." explicó el rey.

"Debes prometer que realizaras esta misión tú solo, Yunho." se interpuso Hongjoong entre la conversación de ambos hombres.

"¿Qué gano con realizar la mision?"

"La permanente seguridad de tu dragón."

Aún así con esas palabras, Yunho no confío totalmente en el rey. Pero si era para mantener a salvo a Mingi, lo haría.

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"Fue un error el cuál yo cometí ese día...y ese fue mi paga... Tener que traicionar a mis amigos..."

Las palabras de Yunho retumbaban en las cuatro paredes de su habitación. El dolor en su voz le rompía el corazón a Mingi.

"Amor, todo esto no es tu culpa..."

"¡Sí lo es! ¿Que no lo entiendes, Mingi?... Si tan solo la gente del pueblo no te hubiera visto esa noche... Nada de esto hubiera ocurrido."

Yunho camino, estresado, alrededor de su habitación hasta que Mingi lo detuvo. Sus manos agarraron a Yunho por los hombros para captar su atención.

"En algún momento iba a ocurrir, Yunho... Las personas del pueblo verían las bestias que viven dentro del reino. Y tú no pudieras hacer nada para detenerlo. No es tú culpa, mi amor... Fue decisión del rey causarte todo este dolor, y te agradezco que lo hubieras hecho por mí. Ahora solo déjame ayudarte a ti..."

Las suaves manos de Mingi subieron hasta las mejillas de Yunho, para brindale ese cariño que tanto anhelaba. Poco a poco, ambos se fueron inclinando hacia delante hasta que sus labios se juntaron en un gran espectáculo de amor.

Un momento donde solo estaban ellos dos. Sin importa la bestia que vivía dentro de Mingi y el dolor que Yunho le habia causado a su amante.

Lo unico que los logró separar fue el sonido de alguien tocando a su puerta.

Yunho levantó la mirada, aterrado, hacia Mingi. "Debes irte..."

La puerta se abrió suavemente, mostrando a San enfrente de ellos.

"¿Mingi?... ¿Yunho que hace él aquí? Si el rey lo ve..." habló San.

"Lo sé, lo sé... ahora mismo me estaba despidiendo..." susurró Yunho.

Mingi se acerco a San para saludarlo correctamente, después de tantos días que no se ven.

"Me alegra verte, amigo mío. Sabes, Wooyoung se está muriendo por verte." Mingi camino de vuelta a su amado. Rodeando un brazo por su cintura para atraerlo a él y posar un pequeño beso en sus dulces labios. Luego se alejó y camino hacia el gran ventanal de la habitación. Se volteó, "tú sabrás donde encontrarlo" le habló a San.

Con las palabras llevadas en el viento, Mingi abrió sus alas gigantes y tomó vuelo. Desapareciendo en la belleza del cielo.