regulus I like money black (jegulus)

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El plan avanzaba lentamente, pero con firmeza. Regulus y James habían tenido varias interacciones más desde el incidente en el campo de Quidditch, cada una ayudando a disipar la desconfianza inicial. Sin embargo, no todos en el grupo de Regulus estaban completamente convencidos de que el plan funcionaría sin un empujón más decisivo.

Una tarde, mientras los tres amigos estaban reunidos en la sala común de Slytherin, Evan decidió expresar sus preocupaciones.

—Regulus, ¿y si el plan no sirve? —preguntó Evan, frunciendo el ceño—. ¿Y si Potter nunca baja la guardia lo suficiente como para que puedas acercarte de verdad?

Regulus suspiró, apoyando la cabeza en una mano. Había considerado esta posibilidad, pero tenía un as bajo la manga.

—Si el plan no sirve —dijo lentamente, mirando a Evan y luego a Barty—, usaré Amortentia y listo.

Barty arqueó una ceja y luego soltó una carcajada.

—Todo sea por dinero, estrellita mía —dijo con una sonrisa burlona, usando el apodo cariñoso que tenía para Regulus.

Regulus le devolvió la sonrisa, aunque más tensa.

—Prefiero no llegar a eso, pero es bueno tener un plan de respaldo. Por ahora, continuaré construyendo una relación más genuina. Cada vez que interactuamos, él baja un poco más la guardia.

Evan asintió, aunque aún parecía escéptico.

—Está bien. Sólo ten cuidado. No queremos que esto se vuelva en tu contra.

—Lo sé —respondió Regulus—. Y gracias por tu preocupación.

Esa noche, mientras los estudiantes se dirigían a cenar, Regulus se encontró nuevamente con James en la biblioteca. Esta vez, se acercó a él con una sonrisa amistosa.

—Potter —saludó, tomando asiento frente a él—. ¿Cómo van tus estudios de estrategias de Quidditch?

James levantó la vista, un poco sorprendido, pero no desagradablemente.

—Van bien, Black. ¿Te interesa el tema?

Regulus asintió, fingiendo interés casual.

—Siempre he encontrado fascinante cómo cada equipo desarrolla sus propias tácticas. Además, siendo tú un excelente jugador, pensé que podría aprender algo de ti.

James se relajó un poco, disfrutando del elogio.

—Bueno, podría darte algunos consejos si quieres. Siempre es bueno tener más competencia en el campo.

A lo largo de la siguiente hora, los dos conversaron sobre Quidditch, compartiendo ideas y estrategias. James se sorprendió al darse cuenta de que disfrutaba la conversación con Regulus. El joven Black demostraba tener un conocimiento profundo del juego, y sus aportes eran tanto inteligentes como útiles.

Regulus, por su parte, aprovechaba cada momento para mostrar su interés genuino y dejar ver una faceta de sí mismo que rara vez compartía con los demás. Era cuidadoso, asegurándose de no parecer demasiado ansioso ni sospechoso.

Con el tiempo, estas interacciones se volvieron más frecuentes. Coincidían en la biblioteca, en el comedor, e incluso en los terrenos del castillo. Cada encuentro parecía suavizar un poco más la hostilidad inicial de James.

Una tarde, después de una práctica de Quidditch, James y Regulus se encontraron en el vestuario. James se secaba el sudor de la frente cuando Regulus entró, sosteniendo una toalla.

—Buen juego hoy, Potter —comentó Regulus, lanzándole la toalla.

James la atrapó con una sonrisa.