La mañana siguiente a la reunión comunitaria, Creekwood estaba lleno de rumores y conversaciones sobre las revelaciones explosivas de la noche anterior. Elena se levantó temprano, con el corazón aún acelerado por la adrenalina del evento. Mientras se preparaba para salir, no podía dejar de pensar en Jake. Sentía una mezcla de emociones: admiración por su valentía, preocupación por su seguridad y algo más profundo que apenas comenzaba a entender.
Al llegar a la casa de Jake, lo encontró sentado en el porche, perdido en sus pensamientos. Se veía cansado, pero al mismo tiempo había una determinación inquebrantable en sus ojos.
—Hola, Jake —dijo Elena, acercándose con una sonrisa tímida—. ¿Cómo estás?
Jake levantó la vista y esbozó una sonrisa débil.
—He estado mejor, pero también he estado peor. Anoche fue un gran paso, pero ahora tenemos que estar más atentos que nunca.
Elena asintió y se sentó a su lado.
—Margaret me dijo que tiene más información que podría ayudarnos. Quiere que nos reunamos con ella en su casa esta tarde.
—Perfecto —respondió Jake—. Cuanta más información tengamos, mejor preparados estaremos.
Pasaron la mañana revisando nuevamente los documentos de Emily y preparando un plan para su reunión con Margaret. Elena no podía evitar notar lo cerca que estaba siempre de Jake, su presencia reconfortante y la química palpable que había entre ellos.
Esa tarde, Elena y Jake llegaron a la casa de Margaret. La mujer los recibió con una expresión seria pero amable.
—Pasen, chicos. Tenemos mucho de qué hablar.
Los condujo a la sala de estar, donde había dispuesto una mesa con té y galletas. Una vez sentados, Margaret sacó un antiguo cuaderno de notas y lo colocó frente a ellos.
—Este cuaderno perteneció a uno de los miembros originales del club —explicó—. Contiene detalles sobre los rituales y los participantes. Emily lo encontró poco antes de desaparecer. Es una pieza clave que puede ayudarnos a desenmascarar completamente al sheriff Daniels y a sus cómplices.
Jake hojeó el cuaderno, su expresión cada vez más sombría.
—Esto es… increíble. Tenemos que asegurarnos de que la gente vea esto. No pueden seguir ocultándose.
Elena observó a Jake mientras hablaba, admirando su pasión. Había algo en su voz y en su forma de ser que la atraía cada vez más. Sentía que su corazón latía más rápido cada vez que estaba cerca de él.
Margaret sugirió que investigaran en la antigua casa del fundador del club, un lugar que ahora estaba abandonado y cubierto de leyendas. Decidieron ir allí esa misma noche, a pesar de los riesgos.
Al caer la noche, Elena y Jake se dirigieron a la antigua mansión en las afueras del pueblo. La casa se alzaba, oscura y ominosa, contra el cielo estrellado. Jake encendió su linterna y ambos comenzaron a explorar.
El interior de la casa estaba cubierto de polvo y telarañas, los muebles viejos y las paredes agrietadas. Cada crujido de la madera bajo sus pies hacía que el corazón de Elena se acelerara. No solo por el miedo, sino también por la proximidad a Jake. Cada vez que sus manos se rozaban, sentía una chispa de electricidad recorrer su cuerpo.
—Jake, mira esto —dijo Elena, señalando una vieja puerta de madera medio oculta tras una estantería caída.
Jake se acercó y juntos empujaron la estantería a un lado, revelando la puerta. Al abrirla, encontraron una escalera que descendía a un sótano oscuro.
—Este debe ser el lugar donde realizaban los rituales —dijo Jake, su voz baja y cautelosa.
Bajaron las escaleras lentamente, con la linterna de Jake iluminando el camino. Al llegar al sótano, encontraron un altar antiguo y una serie de símbolos extraños pintados en las paredes. En una esquina, había una caja de madera con más documentos y fotos.
Elena comenzó a revisar los documentos, pero pronto se sintió abrumada por la oscuridad y el aire pesado del sótano. Se sentó en el suelo, tratando de calmarse. Jake notó su incomodidad y se acercó, sentándose junto a ella.
—Estás bien, Elena —dijo suavemente—. Estoy aquí contigo.
Elena lo miró a los ojos, encontrando consuelo en su presencia. Sentía una conexión profunda, como si sus almas estuvieran entrelazadas.
—Gracias, Jake —murmuró—. No sé qué haría sin ti.
Jake tomó su mano y la apretó suavemente.
—Yo tampoco sabría qué hacer sin ti, Elena. Hemos pasado por tanto juntos. Eres increíblemente valiente.
Elena sintió un calor en su pecho al escuchar sus palabras. Lentamente, se inclinó hacia él, y Jake hizo lo mismo. Sus labios se encontraron en un beso suave y lleno de emoción. Era como si todo el miedo y la tensión se desvanecieran en ese momento, dejando solo el calor de su conexión.
—Lo siento, no pude evitarlo —dijo Jake, apartándose ligeramente, sus mejillas sonrojadas.
—No te disculpes —respondió Elena, con una sonrisa tímida—. Yo tampoco pude evitarlo.
Se quedaron allí, en el sótano oscuro, tomados de la mano y disfrutando de la cercanía y la intimidad del momento. Sabían que su lucha por la verdad estaba lejos de terminar, pero en ese instante, todo parecía más llevadero.
Después de un rato, Elena y Jake se levantaron y continuaron revisando los documentos. Encontraron cartas incriminatorias y fotografías que ligaban directamente al sheriff Daniels con las actividades del club. Sabían que esto sería un golpe devastador para él.
—Tenemos que llevar esto a Thomas Gray —dijo Jake, guardando cuidadosamente los documentos en una mochila—. Estas pruebas pueden derribar a Daniels de una vez por todas.
Salieron de la casa abandonada y regresaron al pueblo, listos para el siguiente paso en su lucha.
De vuelta en la tienda de discos, Margaret, Thomas Gray y algunos otros aliados esperaban ansiosos por noticias. Al ver la expresión en los rostros de Elena y Jake, supieron que habían encontrado algo importante.
—Tenemos todo lo que necesitamos —dijo Jake, colocando la mochila en la mesa—. Estas pruebas son más que suficientes para exponer a Daniels y sus cómplices.
Thomas Gray revisó los documentos, asintiendo con aprobación.
—Esto es excelente. Publicaremos esto de inmediato y nos aseguraremos de que todos en el pueblo sepan la verdad.
Elena observó a Jake mientras hablaban, sintiendo una mezcla de orgullo y amor por él.
Esa noche, mientras se preparaban para irse, Jake tomó la mano de Elena.
—Gracias por estar conmigo en todo esto —dijo, su voz llena de emoción—. No sé qué haría sin ti.
Elena sonrió y apretó su mano.
—Siempre estaré contigo, Jake. Pase lo que pase.
La verdad estaba saliendo a la luz, y juntos, harían justicia para Emily y para todos los que habían sido víctimas de las oscuras actividades del club secreto.
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El misterio de Creekwood
Mystery / ThrillerElena es una chica tranquila de preparatoria, su vida cambia cuando conoce al enigmático chico nuevo Jake Thompson, y juntos se embarcan en una misión por descubrir los extraños sucesos del pueblo Creekwood.