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La noticia de que un ladrón andaba suelto llegó rápido como el viento a todos los pueblos, incluido a Icheon

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La noticia de que un ladrón andaba suelto llegó rápido como el viento a todos los pueblos, incluido a Icheon. Cuál fue la sorpresa de Min Yoongi al encontrarse justo en el momento en que sus vecinos cuchicheaban sobre eso. Él decía no tomarle importancia, pero sus conocidos le insistieron en que debía tener cuidado con su granja y hogar. Con una mirada incrédula, se fue a casa sin saber que el supuesto ladrón se hospedaba en sus propias tierras.

Sukja llevaba ya una semana escondiendo a Jungkook de su padre. Jamás creyó hacer algo como eso o que se le pareciese, pero ahora era ella quien le ocultaba cosas a su progenitor; incluidos sus sentimientos, los cuales comenzaron a brotar y florecer como si hubiera tragado abono.

Era humana después de todo, sería inverosímil no haber desarrollado siquiera aprecio por el chico que le enseñó, entre conversaciones, las maravillas de explorar el mundo. Sukja se preparó esa noche, peinó su cabello y lo dejó suelto. Aunque llevaba pijama, se aseguró de verse presentable.

Jungkook como todas las noches y gracias a la ayuda de Sukja para lograr darse un baño siquiera una vez antes de irse, estaba por terminar de ponerse los pantalones cuando el chirrido de las bisagras viejas avisó la llegada de la joven.

Ni Jungkook tuvo tiempo de alcanzar a ponerse su ahora percudida camiseta de tirantes, ni Sukja de mirar otro lado antes de verle el torso desnudo. Ambos con las mejillas ardiendo, se pidieron disculpas y, tras unos minutos de silencio mientras la chica le daba la espalda para privacidad, rieron juntos.

No es que fuera algo de otro mundo ver a un chico semidesnudo, pero para Sukja era la primera vez que sucedía. Probablemente debido a su inexperiencia no sabía cómo actuar o detener las imágenes de su cabeza; la curiosidad le hacía pensar en la forma tonificada que Jungkook tenía en el pecho y abdomen, si bien lo había observado con la camiseta puesta las veces pasadas, ahora confirmaba que su imaginación no se equivocaba.

Sukja dejó la manta limpia sobre el pajar  una vez que Jungkook le dijo que ya se había puesto la camiseta. Con algo de nervios, ella se acercó y se sentó a su lado, como solía hacer. Habían tomado la confianza de recostarse en la paja seca para conversar, pero esa noche Sukja tenía algo en mente.

—¿Y si salimos a ver las estrellas?

Jungkook la observó, sorprendido y algo emocionado.

—Pero... ¿y si nos ve tu padre?

—No estaría aquí si no me hubiera asegurado de que está dormido justo ahora —era convincente, no pudo resistirse a la sonrisa que Sukja le había regalado—. Además, saldremos por atrás. Nadie nos puede ver desde ahí.

Un Jungkook animado le siguió, llegando a salir por fin del establo luego de 7 días escondido. Respirar aire fresco y del campo era la mejor sensación, lo supo en cuanto llenó sus pulmones de oxígeno. Se sentía libre.

Sukja entonces extendió sobre el pasto la manta que llevaba, haciendo una cama improvisada en la cual podían recostarse para ver las estrellas. El cielo, oscuro e infinito, estaba plagado de millones de brillantes cuerpos celestes. El viento había despejado la vista y las pocas nubes que quedaban solo adornaron la noche.

Ambos jóvenes se deleitaron de ello hasta caer en un sueño profundo. Sukja se sentía muy cómoda al lado de Jungkook que su cuerpo no vaciló en cerrar los ojos para dormir un poco.

El grillar de los insectos devolvieron la noción del tiempo que por un momento habían olvidado. El primero en despertar fue Jungkook, no fue tanto el tiempo que pasó inconsciente pues la luna no se había movido tanto desde el lugar que recordaba.

Gracias al brillo de los astros, Jeon pudo admirar el rostro apacible que yacía dormido a su izquierda. Era poco el tiempo que llevaba de conocerla y ya sentía algo fuerte haciendo palpitar su corazón. Todas aquellas noches frescas, después de que Sukja se iba a casa, sentía la soledad arroparlo. Lo que aquella chica le había hecho sentir fue la compensación por lo que sus "queridos amigos" le habían hecho. Al menos eso era lo que creía.

¿Podía en serio haber desarrollado sentimientos profundos por alguien a quien apenas conocía?

Supo la respuesta cuando imaginó lo que sería su vida una vez se fuera a casa, a la ciudad. Se había acostumbrado a su presencia que pensar en no tenerla le parecía irracionalmente necesario.

Se atrevió a tocar el rostro menudo de la chica, delineando sus facciones y sintiendo la textura delicada de su piel. El sol le había regalado unas bellas y casi imperceptibles pecas que la volvían todavía más atractiva.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se percató de que sus roces provocaron cosquillas, irrumpiendo el sueño de Sukja. Parecía estar soñando, pero recién había abierto los ojos y Jeon Jungkook la observaba con sumo detalle. Algo en ella se había despertado, algo que aleteaba dentro de su cuerpo y la hacía sentir de una manera jamás experimentada.

Aquel par de ojos vieron directamente a los del chico, tan brillantes y al mismo tiempo oscuros. En un parpadeo, su vista tenía el enfoque de unos labios blandos.

No demoró Jungkook en darse cuenta, pues también había sido atraído a los labios de ella. Sus pechos se movían en un ritmo rápido y agitado. Fue ella quien tuvo la valentía de acercar el rostro más y tomar entre sus manos el de él. El primer paso y entonces Jungkook supo corresponder aquel vals de labios. Un torpe beso al principio, pero usando la movilidad de los belfos, entonces crearon la sincronía perfecta.

Era una explosión de sentimientos, entre ellos el deseo.

El beso había iniciado algo extraordinario. Para no aturdir a la chica y permitirle respirar, Jungkook abandonó su boca para mirarla.

—Ven conmigo.

—¿Qué? ¿A dónde? —Le había tomado por sorpresa.

—Vámonos juntos.

—Pero... no puedo dejar a mi padre... yo... yo no puedo...

—Ven conmigo a recorrer el mundo.

La invitación era grandiosa, quiso responderle de inmediato pero había algo que la detenía. La misma razón que ahora apuntaba con una escopeta la cabeza del chico al que acababa de besar por primera vez y le había hecho sentir lo que alguna vez creyó no vivir. 

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HAYLOFT | Jeon Jungkook ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora