Dos días después de que Rose dejará a Santana sola, una nueva compañera llegó al nido de Santana.
-¡No, por favor! ¡Soltadme! ¡Yo no hice nada!-Aquella voz irritante despertó a Santana.
-No me jodas...-Santana levanto la vista y vio a una chica rubia tirada en el suelo llorando.-Escúchame, zorra, es hora de dormir, ¿entiendes?-
La chica siguió llorando y apenas se percató de la voz de Santana. Esta enfureció y se levanto de la cama para ir hacia ella.
-¿Estas sorda? ¿Quieres que te renueve el tímpano de una hostia?-Dijo Santana agarrando a la chica rubia por el pelo.
La chica chillo más por el dolor del tirón de pelos y Santana le abofeteo para que se callara. La chica, que no se esperaba aquel golpe, se toco con una mano la zona de la cara que había quedado roja por el bofetón y se calló, mirando a Santana con lagrimas en los ojos producidas por el golpe.
-Mira, no me gustan las lloricas, odio la compañía, ¿de acuerdo? No cuentes conmigo para nada, no pienso ser tu amiga aquí, estas sola, igual que yo.- Santana la agarró para levantarla y le señaló la cama.
La chica no hablo en ningún momento y todo quedó en silencio durante cinco horas. Santana no dejaba de mirar la pared en la que estaban apuntados los días que llevaba en aquel infierno. De vez en cuando le echaba un ojo a la rubia para ver si seguía llorando; no conseguía verla, tenía la cara tapada completamente y lo único que veía era la zona morada que ella le había causado. Había sido un poco brusca pero estaba harta de gente como ella que llegaba siempre llorando.
De repente llegó la hora de comer y la chica seguía sin levantarse de la cama y sin cambiar de postura. Quizás de la hostia, Santana le había provocado un derrame cerebral y habría muerto allí mismo. Se preocupo al principio pero esa niñata no era su prioridad, su prioridad era ella misma y no podía peder el tiempo.
-¿Que pasa? ¿Ya te has cargado a tu compañera? Acaba de llegar y ya le habrás cortado las venas, eres Satanás en persona.-Santana se giró para ver al mismo gilipollas de siempre que le hablaba.
-Te sorprendería saber que no le he puesto un dedo encima.- Santana le miro con ojos amenazantes.
-Su moraton en la mejilla no dice lo mismo, ¿como te atreves a pegar a una chica tan guapa?- Santana apretó los puños.
-No me he fijado en su cara porque sinceramente no me importa, ahora ya tienes a una tía más a la que mirar mientras te tocas.- Santana salió hacia al patio y aquel tío se arrascó los huevos para vacilar un poco.
Una vez que salió al patio para recibir la comida y después meterse dentro del comedor, Santana vio a la chica rubia detrás suya cuando esta se giró para ver si aquel capullo seguía mirándole el culo. Aquel tío se dispuso a mirar a la chica rubia y Santana no pudo evitar pensar que era un guarro.
Llegó hasta una mesa vacía, cuanto menos compañía mejor, y comenzó a comer la comida que siempre daban, aunque seria peor ser de esos presos a los que le llevan la comida a la celda. Santana debería ser uno de ellos pero a los guardias le gustaba mirarle el culo y reírse de ella con el mote al que le habían otorgado. Santana vio aparecer a la chica rubia y esta se encaminaba hacia una mesa que estaba llena de chicos. Santana se levantó corriendo y la agarró corriendo para evitar que se sentara ahí ya que esos tíos se aprovecharían de ella. Sabía que estaba haciendo mal ya que esa chica pensaría que Santana querría una amiga y le empezaría a coger cariño y no era así.
-¿Que coño haces?-La chica rubia se deshizo del brazo de Santana.
-Tranquila, no tengo ebola, solo estoy evitando que te toquen el culo y te intenten tocar las tetas aquellos tíos, más que nada porque se divertirían haciendo eso y lo único que quiero es que sufran. Tranquila que no es por ti porque me das igual y estaría mejor sin tu compañía.-Santana intentó sonar fría.
-Realmente eres Satanás.-La chica rubia se separó de Santana y fue hacia la mesa donde se encontraban todos aquellos hombres.
Quizás aquella chica no le cogeria cariño por ahora...
Esta tía es idiota-susurró Santana.
Santana se quedó en la mesa en la que se encontraba sentada inicialmente y no dejaba de mirar de reojo a la chica que destacaba entre todos los chicos. Odiaba que se aprovecharan de las tías. Realmente no es que le diera igual aquella chica, sentía que tendría que ser para ella como una Rose, la Rose que le salvó y le enseñó a ser fuerte. Quería odiarla pero no podía y la única razón era porque le recordaba a ella cuando entró a la cárcel.
De repente vio como un chico le metía mano a la chica rubia y esta parecía empezar a encontrarse molesta. Santana se levantó y agarró al tío por el cuello.
-Eres un mierdas, deja de aprovecharte de las tías.-El tío le quitó la mano del cuello a Santana y la estrelló contra la pared.
-Te recuerdo que una vez te toque hasta el alma, puta, que pena que apareció tu mami, eh.-Santana le miró a los ojos, intentando mostrarse fuerte pero, al final, sus lagrimas vieron la luz.
La chica rubia se quedó mirando la escena con la boca abierta, se levantó de su asiento y se dirigió hacia Santana pero los guardias la agarraron y la echaron hacia atrás. Después de que Santana dejará caer un par de lagrimas le pegó un cabezazo a aquel hombre y los guardias llegaron justo a tiempo para separarlos.
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Estrella Jail.
Teen FictionEsta historia trata sobre la historia en la cárcel de Santana Marie Torres Pierce. Lee la Sinopsis a continuación -> Para hacer esta historia me he basado en las historias de Brittna (Glee) y Vauseman (Orange is the new black), cambiando cosas y dán...