Capitulo 4.

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A la mañana siguiente Santana despertó a Alexia. No es que la despertara de la forma más cariñosa posible, simplemente la zarandeo hasta que la rubia abrió los ojos y puso el morro arrugado, mientras que sus ojos se ajustaban a la poca luz que entraba.

-¿Estas mejor?-Santana se preocupó.

-Siento ser tan débil.-Santana no contestó.-No puedo dejar de mirarte.-Santana se quedó mirándola.¿Qué cojones estaba intentando?

-No tienes que hacerlo para que me sienta mejor, estoy bien sola, no necesito que me demuestres que estarás ahí.-Santana le aclaró.

No quería que nadie se preocupara por ella y si esa era la razón por la cual le miraba, es decir, porque se preocupaba por ella, Santana solo deseaba que dejara de mirarla porque le ponía un tanto nerviosa.

-No es por eso.-

-No importa, necesito cambiarme la camiseta, la llevo manchada de sangre.-Santana comenzó a quitarse la camiseta. La morena solo quería cambiar de tema. Alexia la paró cuando comenzó a levantar su camiseta.

-Quizás en otro sitio donde no pueda verte.-

-¿Te parece que aquí me pueda esconder?-Santana se comenzó a reír.- Tendrás que acostumbrarte, la vida en las celdas son así, además no vas a ver nada que no hayas visto antes y tampoco hace falta que me mires.-Santana terminó de quitarse la camiseta y cogió otra que tenía debajo de la pobre almohada donde se apoyaba para dormir.

Santana se quedó en sujetador y Alexia siguió mirándola, tenía el cuello y parte del pecho morado, la espalda con algunas cicatrices y se fijo que en unas de sus mejillas tenía dos cicatrices no muy grandes. Tenía la piel morena y el pelo le llegaba por la mitad de la espalda. Sus manos eran la única parte del cuerpo que estaban intactas. Parecían delicadas. Tenía un cuerpo perfecto, quizás si no estuviera ahí dentro tendrían millones de pretendientes detrás suya.

-Espera.-Dijo Alexia antes de que Santana se colocara la camiseta limpia.

Alexia le agarró la camiseta y se la quito de las manos, después la tiró hacía algún rincón de la habitación.

-¿Que haces?-Santana se quedó rígida y extrañada. Noto como las manos de Alexia le rozaban la piel y esto le provocó un escalofrío. No se encontraba a gusto en aquella situación.

-No tengas miedo de lo que voy ha hacer, solo déjate llevar, no te voy ha hacer daño.-Alexia parecía haber dejado de ser una chica tímida, delicada y llorica.

Antes de que Santana pudiera decir nada, Alexia la estrelló contra la pared y le toco la cicatriz de la mejilla.

-No deberías de hacerlo.-Santana le advirtió.

Alexia la besó y Santana no se apartó pero intentó no tocarla. Sentía que se le iba a salir el corazón. Alexia le agarró las manos y se las colocó contra la pared, dejando una a cada lado de su cuello . Santana no soportaba que llevarán el control sobre ella así que se deshizo de las manos de la rubia( era como llevar esposas y odiaba eso), y la fue llevando cuidadosamente hacia su cama. Sabia que no debía de hacer eso, pero los guardias no pasarían a esas horas. Se colocó encima de ella y siguieron besándose. Le quito la camiseta a Alexia y le agarró la cabeza apretándola más a la suya. La rubia le agarró el culo, a lo cual esta reaccionó mordiéndole el labio. Santana se apartó rápidamente ya que a Alexia le chorreaba el labio de sangre.

-Dios, mierda, no puedo hacer esto.-Santana se cabreó, sus puños se cerraron y su cuello se puso rojo junto con sus orejas. Estaba llena de rabia, no sabía bien lo que acababa de pasar, aun no se situaba.

-Lo siento.-Alexia intentaba cortarse la sangre que le salía del labio y aun le temblaba todo el cuerpo, Santana ejercía una gran influencia en la rubia.

Santana se puso su camiseta y en un espejo sucio que había en la celda se miró los chupetones que le había hecho la otra chica. Llevaba los labios bastante rojos debido a la fuerza que habían utilizado. Su cuello era un desastre entre los chupetones y los moratones que llevaba. Alexia había conseguido cortarse un poco el chorro de sangre. De repente se oyeron unos pasos y después un guardia abrió la celda.

-Rubia, tápate esos pechos y sal, es la hora de comer, Satanás tú no sales hoy por lo que causaste ayer.- Ninguna de las dos se imaginaba que fuera ya la hora de comer.

Cuando Santana se giró hacia el guardia dejo ver todos sus chupetones y el guardia vio la herida del labio de Alexia.

-Cuando queráis lo hacéis delante de mí.- Santana lo fulminó con la mirada. Se podría decir que allí los guardias eran especialmente guarros.

La morena se quedó sola en la celda y no paraba de pensar en lo que había sucedido. No se había podido controlar y eso era lo ultimo que debería haber hecho. Se tocó los chupetones y se miro en el espejo para ver si seguía con los labios rojos y así era. Sentía rabia por una parte, pero por otra sentía otra cosa muy distinta. Cuando pasó un rato, un guardia distinto la aviso que era el día de la ducha, que cogiera sus cosas y saliera. Seguramente Alexia ya estaría allí, le habrían dado el uniforme ya que era la primera vez que se bañaba y se cambiaba de ropa. El guardia se quedó mirando el cuello de Santana y soltó una risilla que irritó un tanto a la morena. Cuando Santana llego a las duchas una chica la paró.

-Un tío se a colado en las duchas.- Santana se preocupó.

-¿Alguna esta dentro?- Preguntó ella.

-Creo que no.-

-La nueva esta aquí fuera ¿no? La chica rubia, lleva una herida en el labio.- Lo único que le faltaba era tener que actuar de heroína con Alexia.

-¿Ha llegado una chica nueva?-Aquella mujer desconocía a Alexia.

-Dios, mierda.- Estaba claro que todas las presas desconocían de la chica a la que Santana acababa de besar hacia unas horas.

Santana entró corriendo a la duchas y vio al chico delante de Alexia, la tenía atrapada en la pared.

-Mira quien tenemos aquí, Satanás, no creas que no te he oído. ¿Trío?-Era el chico que le había metido mano a Alexia el día anterior.

-Quizás es mejor tú y yo solos.-Por mucho que Santana odiara esto, comenzó a quitarse la ropa y se quedó en ropa interior. Ni ella podía creerse lo que estaba haciendo.-A ella ya le he dado yo su ronda, estará cansada y no dará mucho de sí, pero yo estoy dispuesta a dar mucha guerra, la rubita apenas da juego ¿sabes? Creo que yo te resultare más entretenida.-La estaba protegiendo.

Alexia la miró, no entendía porque estaba haciendo eso. El chico soltó a Alexia y Santana se acercó al chico.

-Vete de aquí y no te preocupes por mí , y ni se te ocurra decirle a nadie lo que esta pasando aquí ahora.- Le dijo Santana cuando se cruzaron.

Alexia salió del baño y fue corriendo ha avisar a un guardia, no iba a dejar que ese tío hiciera nada con Santana.

Estrella Jail.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora