Seven - Jung Kook (feat.aespa)

♡︎ Saturday

Solo un día.

Winter no se lo podía creer, ¡solo quedaba un día! Un día para enfrentarse a esa linda chica que tanto amaba. Tenía que salir perfecto, un mínimo fallo y todo su esfuerzo se haría pedazos.

La probabilidad de que le rechazara era muy baja según sus amigas, pero para ella, si a la hora de confesarse cometía algún error, esa probabilidad subiría hasta las nubes.

Por eso mismo, decidió hacerse un guión para saber qué decirle, quería tenerlo todo preparado. Se sentó en su escritorio, tomó un papel y un lápiz decidida, pero se quedó en blanco.

No sabía qué escribir, no se le ocurría absolutamente nada, era incapaz de escribir qué sentía por ella.

Todo esto frustraba a Winter. Cada vez que veía a Karina, millones de emociones y sensaciones pasaban por su mente y cuerpo, pero no podía verbalizar ni una.

Su madre siempre le decía que, en caso de tener un bloqueo, lo mejor era hacer otra cosa e intentarlo de nuevo después. Optó por seguir ese consejo.

Encendió el ordenador y buscó “Lugares lindos y románticos en Seúl”, con la esperanza de encontrar algún sitio al que poder llevar a Karina y confesarse allí.

Winter iba pasando, moviendo la rueda del ratón, todo le parecía aburrido, hasta que vió un enlace que captó su atención. “Camino de flores luminosas en Seúl”, sonaba interesante, así que hizo click en el enlace y leyó la página web.

Consistía en una ruta de estrellas artificiales, con un aspecto natural, que brillan en la oscuridad. Este camino te lleva hasta la playa Daecheon, una de las más populares de la ciudad.

“Recomendado visitar por la noche para una mejor experiencia” Leyó Winter en voz alta.

Pensó en que no era mala idea, imaginando a ella y a Karina tomadas de la mano, caminando lentamente por la ruta iluminada para después disfrutar de las olas y del cielo estrellado.

Era el plan perfecto, sencillo, romántico y bello.

ʚ♡ɞ

– ¿Mudarnos a Japón? – Preguntó Karina estática. – Es broma, ¿cierto?

– ¿Crees que estamos bromeando? – Cuestionó su madre. – No te lo dijimos antes porque si no berrearías como un niño pequeño. Nos vamos mañana al aeropuerto, así que ve haciendo las maletas.

– Pero, ¿y mis amigas? ¿y el instituto? No voy a dejarlo todo atrás madre. – Respondió Karina furiosa.

– No le hables así a tu madre. Nos vamos por temas de trabajo, además, tus amigas eran mala influencia. – Dijo su padre enojado. – Esa chica china era la única normal, pero la japonesa solo te metía cosas en la cabeza, y por no hablar de esa chica pobretona…¿Winter? Sí, Winter. No deberías relacionarte con gente de esa clase social, ¡somos privilegiados!

Karina podía sentir que le hervía la sangre de la ira, no iba a permitir que hablara así de sus amigas.

– ¿En serio? ¿¡Ahora defiendes a madre!? Pero si estáis todo el día peleando, ¿quién os entiende? – Su madre intentó darle una cachetada, pero Jaemin, que llevaba allí todo el tiempo en silencio, la paró.

– Te quiero madre, pero no vas a tocarla. – Dijo secamente, a él tampoco le gustaba la manera de pensar de sus padres ni la decisión repentina de irse a la nación japonesa.

Sus padres permanecieron en silencio, ninguno esperaba que Jaemin reaccionara.

– ¡Y además, ninguna de mis amigas es mala influencia! ¡Vosotros sois los que tenéis demasiados prejuicios! Deberíais hacéroslo mirar. – Dicho esto, Karina se dio la vuelta y subió las escaleras para encerrarse en su cuarto.

Pudo escuchar los gritos de su madre ordenándole que bajara, pero los ignoró por completo, cerrando de un portazo su habitación.

Karina podía sentir sus ojos llorosos, pero no iba a llorar, tenía que ser fuerte, o eso pensaba ella. Resistió por unos minutos, pero ya no pudo más y explotó.

Lágrimas cálidas recorrían sus rojas mejillas y su respiración era agitada. Estuvo así por un buen rato, gastando pañuelos, que después acababan en la basura.

Quería escaparse como siempre hacía y visitar a Winter, pero se metería en más problemas y no quería eso.

Ya calmada, empezó a sacar su ropa del ropero y a recoger sus cosas para meterla en las maletas. Intentaba encontrar una solución, pero en esos momentos, su mente estaba demasiado nublada.

Una vez terminadas sus maletas, se tumbó en su cama. Tenía los ojos completamente deshidratados, había llorado demasiado y se notaba en sus ojeras rojizas y su rostro todavía húmedo por las lágrimas.

Escuchó que alguien llamó a la puerta cuatro veces y supo de inmediato que era Jaemin, era un código entre ellos.

– Adelante. – La puerta se abrió y su hermano se asomó con cara apenada. Cerró para que sus padres no los escucharan.

– ¿Qué tal estás?

– Como la mierda, ¿no lo ves? – Respondió Karina cansada. – No los entiendo, todo lo hacen pensando en ellos, pero ¿alguna vez han pensado en nosotros?

– Lo dudo. – Respondió su hermano, sentándose a su lado. – Escucha, sé que es un cambio muy brusco y que es difícil de sobrellevar, pero estoy seguro de que podrás mantener el contacto con tus amigas.

– Ya, pero, no las volveré a ver… – Dijo, dándole la espalda.

– Eso es lo que tú crees, quizás ocurre alg-

– ¡No va a ocurrir nada! ¡Nuestros padres no lo permitirán! ¡Y lo sabes! – Exclamó con pesimismo.

Jaemin suspiró.

– De acuerdo, te dejaré sola un rato, pero si necesitas hablar, aquí me tienes. – Su hermano se levantó dirigiéndose a la puerta sin recibir respuesta de su hermana.

Antes de cerrar pudo escuchar un murmullo.

– Gracias. Igualmente. – Dijo Karina en un susurro que Jaemin pudo escuchar, provocandole una pequeña sonrisa.

ʚ♡ɞ

Winter estaba golpeando su cabeza contra la mesa, intentando que las ideas llegaran a su cabeza, pero seguía sin saber cómo empezar el guión.

Ya rendida, giró la cabeza mirando su móvil.

“¿Y si llamo a Karina?” pensó. Quizás hablar con ella o dar un paseo a su lado quizás me ayudaría a determinar mejor mis sentimientos.

Tomó su teléfono y marcó el número.

Llamó una vez, sin respuesta.

Otra vez, lo mismo.

Llamó una tercera, pero nada, ¿qué estaría haciendo un sábado para estar ocupada?

– Pues nada..Intentaré pedirle ayuda a Ningning y a Giselle… – Dijo decepcionada.