Capítulo 1: un sueño.

17 1 0
                                    

El aroma de las moras se había convertido en un recuerdo persistente y nostálgico para Kurapika. Diez años habían pasado desde aquel último momento feliz, y ahora, en la soledad de su habitación en una isla apartada, el joven apenas podía enderezarse después de un sueño profundo y turbulento.

La tormenta había llegado a la isla, arremetiendo contra la cabaña con una fuerza implacable, como si la naturaleza misma compartiera su dolor. Mientras Kurapika se incorporaba lentamente, los recuerdos de sus padres lo asaltaban como estocadas al corazón. El día en que recogió moras para la tarta de cumpleaños de su madre, el guiño cómplice de su padre, y la cálida voz de su madre llamándolos a cenar, todo regresaba con una claridad dolorosa.

Desorientado, Kurapika se dirigió a la ventana que estaba frente a él. Al apartar las cortinas, divisó las nubes densas de la tormenta que apenas permitían vislumbrar el cielo estrellado. Las estrellas titilaban tenuemente entre las grietas de la tormenta, ofreciendo un consuelo distante y efímero.

El reflejo de la ventana le devolvía una imagen de sí mismo que aún conservaba vestigios del niño que había sido. Su cabello dorado, ahora más largo, caía en desorden sobre su frente, y sus ojos marrones, que a veces brillaban con un destello carmesí en momentos de intensa emoción, contemplaban el cielo con una mezcla de tristeza y esperanza.

Cada estrella, aunque apenas visible, le recordaba los momentos de paz y felicidad que compartió con sus padres en Eiren, la aldea siempre envuelta en niebla. La sensación de tierra mojada bajo sus pies, el susurro de los árboles y el sonido reconfortante del agua corriendo por los arroyos, todo parecía tan lejano ahora, casi como un sueño.

Kurapika respiró profundamente, dejando que el aire frío y húmedo llenara sus pulmones, intentando anclarlo al presente. La tristeza era un peso constante, una sombra que nunca se alejaba del todo. Sin embargo, encontró un extraño consuelo en la inmensidad del cielo nocturno, incluso cuando las nubes de la tormenta trataban de ocultar su luz.

El rubio estaba esperando algo pacientemente. Y ese algo se reveló cuando por fin se podía escuchar el tintineo de unas llaves pegadas a la puerta principal.

La puerta se abrió lentamente, como si la persona que estaba a punto de entrar tuviera cuidado de no hacer mucho ruido para no molestar a nadie.

"Llegas tarde," soltó Kurapika con un tono disgustado, aunque en el fondo, su molestia ocultaba una preocupación constante por el hombre que siempre se esforzaba demasiado.

"Y-yo... lo sé." Se escuchó una voz un poco grave pero nerviosa. "Tuve demasiado trabajo y sabes que no pueden hacer todo ellos solos." Aclaró aquel hombre que terminó por entrar y que ahora colocaba su saco en el perchero junto a la entrada.

Leorio, alto y de cabello negro, siempre vestía un traje azulado y llevaba consigo un maletín gastado. Sus lentes reflejaban la luz tenue de la habitación, y su rostro mostraba las marcas de un día largo y extenuante en el hospital general de la isla. Su maletín negro con rombos rojos guardaba un sinfín de utensilios médicos que utilizaba para tratar a los pacientes del pequeño poblado, donde él era el único médico y, a pesar de la falta de personal, se las arreglaban día a día.

El rubio sabía todo esto y, aunque no lo admitiera, le molestaba profundamente ver cómo su amigo se exigía hasta el límite. Ese esfuerzo constante, esa dedicación inquebrantable, era una de las razones por las que Kurapika lo admiraba y, en el fondo, lo quería. Pero esos sentimientos los mantenía escondidos tras una fachada de frialdad y desapego.

"Cómo sea," respondió, intentando mantener su compostura indiferente mientras salía de la sala para dirigirse a las escaleras que lo llevarían al segundo piso. Antes de irse, añadió con frialdad, "La comida lleva lista desde la tarde. Puedes calentarla si tienes hambre. Me voy a dormir," terminó con un ligero bostezo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 27 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Caligo: Entre las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora