Capítulo 12 - Héroe de Eilí

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Aldeib se fue a su cama. Era de noche y tenía mucho sueño por lo que decidió dormir. De pronto, la puerta de su habitación fue abierta lentamente por alguien.

—¿Estás dormido? —Eilí observó que Aldeib se había dormido—. Quería hablar contigo, pero será mañana.

La puerta volvió a cerrarse, pero antes que Aldeib se durmiera sintió a alguien sentarse con él. No pudo ver quien era ni le importó, al final se volvió a quedar dormido.

«Pero, ¿Qué hago? ¿Esto está mal?» Eilí se sintió culpable de hacer algo indebido mientras Aldeib estaba durmiendo. «Realmente no es malo si no hago nada malo…» miró a la pared sin saber que hacer. Quería irse de ahí, pero a la vez no, ella quería… «Quiero ser la primera en hablarte cuando despiertes.» Pero en realidad, ella no estaba haciendo eso con malas intenciones.

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Se escuchaba el sonido de los pájaros cantando en la mañana, lo que despertó a un chico. La luz del sol entraba por la ventana de la habitación y a lo lejos un gallo cantaba avisando de la llegada del sol para que las personas abrieran sus ojos.

Aldeib se estiró tras despertarse y miró hacia los lados sin notar nada extraño, hasta que miró su propia cama y se dio cuenta de la persona que estaba ahí.

En la cama estaba acostada Eilí, en pijamas y acobijada con la sábana de Aldeib. Estaba durmiendo tranquilamente y parecía haberlo hecho mirando hacia la pared, su posición era muy enredada por lo que era probable que tuviera dolor al despertar.

—¿E...-Eilí? —Estaba confundido y pensó en que había sucedido antes de dormirse por completo, algo que creyó que era un sueño. Sin embargo, se percataba que lo sucedido no fue un sueño, que alguien sí se había acostado en su cama en la noche.

Se bajó de la cama un poco somnoliento y salió de la habitación cerrando la puerta con cuidado, dirigiéndose a la cocina para tomar algo de agua. Esta lo ayudaría a recuperarse de lo que acababa de suceder y lo despertaría un poco más.

Estando en la cocina bebiendo agua, escuchó que alguien se acercaba con pasos de una persona recién despierta. La chica de pelo morado se asomó por la entrada a la cocina y le preguntó mientras estaba frotando se los ojos:

—¿Te asusté? Perdóname.

—¿Qué hacías en mi cama? —Ignoró la pregunta de Eilí y en su lugar le preguntó sobre lo que había visto.

—Mmmm. —Dio una respuesta ambigua basada en un quejido. No lo negó, sin embargo, no se sintió bien por haberlo hecho, sintió que había incomodado y se esforzaba por plasmar esos sentimientos en sus quejidos—. Mmmm…

Se rascó la cabeza con un poco de duda, mientras que ella le sonrió con levedad por la pena que tenía de haber hecho algo tan incómodo y vergonzoso.

—¡Perdón! Solo quería… eh… —intentó mirar hacia otros lados por la vergüenza—, hablar de algo y necesitaba hacerlo lo más rápido posible, y por eso dormí junto a ti. —Intentó excusarse. Su voz era nerviosa y temblorosa, pero aparentaba una voz de decir la verdad, aunque no fuera una voz firme.

—Me hubieras despertado. —dijo un poco incómodo y algo enojado por la pena de que lo hubieran visto dormido.

—No te quería despertar. No podría hacerle eso al que me salvó y me trató diferente desde el primer segundo. —dijo eso de una forma directa, lo que dejó conmovido a Aldeib.

Se sintió especial y halagado por las hermosas palabras de la bella mujer que tenía en frente de él.

—¿Eh, si? —Se rascó la nuca.

Eyesworld I: El Emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora