Arco 2: mansión
Vol. 2.Por fin había logrado vencer a todos los obstáculo que se le habían presentado en tan poco tiempo. Logró atravesar y vencer a la Secta de las Estrellas, aunque no fue lo más fácil posible, y no parecía que las secuelas de tal acto desaparecieran.
«Se vengarán.» pensó.
Ese chico, Aldeib, para Eilí y Raylt había logrado una gran hazaña, que hubiera sido imposible para ellos al carecer del conocimiento y capacidad de planificación del chico.
¿Qué habrían hecho sin Aldeib? Eso ya había sido visto en el anterior bucle donde todo fue consumido por la gigantesca y devoradora luz del demonio del apocalipsis. Por eso, conocía que no podía dejar solos a estos chicos, por ningún motivo.
La respuesta siempre estuvo ahí, en el segundo bucle, pero estaba tan aturdido, traumado y separado de la realidad que solo un grito lo despertaba; era la razón por la cual no hizo esto antes.
Haber vivido la muerte había generado este enorme estado de confusión en el pobre chico. Un estado de confusión y desesperación extraño y ajeno a todo lo que le había sucedido en la vida, estado que había sido un milagro que hubiera desaparecido, incluso si solo eran un par de segundos, pensó muy bien la forma que debía de hacer las cosas.
Pese el peligro de tan enorme velocidad o de haber tirado ese anillo, cosas las cuales pudieron haberlos matado, había funcionado.
△▼△▼△
Por fin habían llegado a una ciudad.
—Esta ciudad es la más cercana a la mansión de Laryit-noll. Se llama Rupnias y es a su vez la más cercana a la capital, Rigken. —dijo Raylt.
El chico de los ojos malditos observaba las casas de cualquier típico mundo de fantasía, pero habían edificios con toques y formas muy modernas, a tal punto de resaltar entre los demás y llamar la atención de las personas.
De pronto, Raylt entró por una puerta que no estaba muy bien custodiada por los dormilones guardias de ahí.
Luego, pasaron por un mercado a media ciudad por hora o veinticinco kilómetros por hora. El mercado estaba poblado de centenas o miles de personas de diferentes clases sociales, se veían desde los vagabundos hasta los que llevaban trajes que irradiaban oro. La calle era muy amplia, era probable que era el doble de amplia o casi el tripe de una calle de mercado en el mundo de Aldeib.
Ver una carroza en la que estaba grabado el logo de la OREM era algo especial e impresionante. Era tan raro y espectacular que las personas se inclinaban frente la carroza y daban el mayor espacio posible para que cruzaran.
Por obvias razones, Aldeib estaba cubierto con una peluca y lentes de sol para que las personas no lo reconozcan tan fácilmente, inclusive habían hecho sus labios más gruesos. Todo eso era lo máximo que disponían para hacerlo pasar desapercibido.
Esto demostraba que Laryit sabía a la perfección cuál era el rostro de Aldeib y entendía con exactitud los problemas que venían con él. Él había ordenado llevar estas cosas solo para el que traerían, el chico que se parecía al Emperador, Aldeib.
«Pensó en todo.» dijo Raylt. «Nos dijo quién era incluso sin decirlo explícitamente.»
Aldeib pasó desapercibido entre la multitud alrededor de la carroza, como era de esperarse y desearse. Por alguna razón todos los trataban bien a pesar de que Eilí estaba descubierta y mostraba su rostro. Bueno, no todos, algunos ponían cara de disgusto y mucho asco, pero a esos que reaccionaban de esa forma eran llevados lejos de la multitud por una figura pequeña.
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Eyesworld I: El Emperador
FantasíaAldeib salió de su casa, entró a una tienda estando desconcertado al escuchar voces no provenientes de algún lado. Al salir de la tienda se da cuenta que hay más de solo una voz, hay varios cuyo sonido es similar a al de él. Intentó cruzar la calle...