Capítulo 8 - Esperanza

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Aldeib estaba sin ninguna esperanza de lograr salir del abismo, tras varias veces de haber muerto, se había rendido por completo. Era por el simple hecho de haber intentado todo lo que se le ocurrió y que esto no funcionase.

El chico de los ojos malditos no quería levantar la mirada, sentía un dolor. Este dolor no era algo físico, era algo psicológico. Le dolía a su ser a sí mismo no poder con la carga encomendada, incluso tras cuatro intentos. No podía entender su sensación sobre él, la cual se describía en sentirse inútil.

¿Se rendiría? Todo apuntaba a que sí lo haría, pero, aunque lo hiciera, no solucionaría nada. En lo absoluto, no solucionaría nada y solo llegaría a perder más el tiempo, mas lo recuperaría con un fuerte costo.

Rendirse y esperar su destino era algo inevitable y era como esperar el final de todo. No obstante, no para él, que era incapaz de morir de una forma que se podría llamar permanente, o al menos no sabía en que punto o que cantidad de muertes llegaba a eso.

Volvía de la muerte sin importar cuantas veces fuera destruido su cuerpo. No era algo voluntario, definitivamente no desearía ver varias veces esas imágenes horrendas que vio en su tercer muerte, pero no sabía como podía evitarlas, sus ideas estaban agotadas.

De hecho, no se le podría llamar ser humano a quien quisiera haber vivido esa experiencia tan traumática y aterradora. Pensar que Raylt en su anterior intento pudo haberle pasado lo mismo. No, no era una suposición, era un hecho, una verdad. En un bucle anterior había muerto de una forma horrible a manos de Esmeda, eso era más que seguro. Su muerto no había sido indolora, fue lo contrario a eso.

Esto destrozó su corazón, que a pesar de haber intentado salvarse solo a sí, no pudo evitar sentir pena pro lo que pudo haber sucedido en su ausencia. Sin embargo, en realidad, era imposible que se salvara a sí mismo sin salvar a los otros dos, no podía salvarse solo estando en este lugar.

Eilí y Raylt habían sido mandados por Laryit directamente a la muerte y esto logró crear un pequeño sentimiento no egoísta en su corazón. Sintió enojo con toda sus fuerzas hacia Laryit y en su ira en medio de las sombras y el desierto, dijo:

—Te maldigo Laryit. Ojalá lo pagues caro, no debiste hacer que Raylt y Eilí vinieran acá. ¿Qué esperas de mí? —Estaba enojado, más por Raylt que Eilí. Esto se debía a las horribles muertes que el chico había tenido. El corazón le hervía de rabia por esto. Si tuviera la fuerza suficiente y conociera a ese tal Laryit, lo hubiera golpeado—. ¿Por qué pienso de esta forma? Solo priorizaba salvarme y ahora me dan pena…

Eilí no había tenido tales muertes tan nefastas e inhumanas como las tuvo Raylt. Las muertes no habían sido tan fuertes, pero ella había perdido la vida cuatro veces y cada una de ellas las experimentó como si fuera una nueva.

Aunque ellos no recordaban nada de eso, puesto que no lo habían vivido como tal, lo que significaba que Laryit estaba siendo odiado e inculpado sin motivo o razón lógica. A menos que revelara su poder, no podía odiar a Laryit.

Este pensamiento lo quebrantó más y gritaba en su interior, frustrado, y hacía intentos desesperados por relajarse. Si declaraba odiar a esa persona, sería como decir que estaba en contra de los chicos, pero no tenía no tenía motivo endurecerse con él y no quería que tuviera un motivo visible.

Tal vez le podría a decir a todos, pero corría el riesgo de ser tachado como mentiroso y que lo internaran en un psiquiátrico. De todos modos, nadie podía comprobar que eso fuera verdad ¿o sí?

En este instante tenía dos únicas opciones: ser mentiroso o estar bien con Laryit. Por supuesto que no quería elegir ninguna opción, pero el camino de este nuevo bucle dependía también de su respuesta. No quería limitarse solo a esas dos opciones, sin embargo, había otra forma.

Eyesworld I: El Emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora