100 veces [DekuBaku]

Una risa cargada de miedo

Nuevo día, y Bakugo despertó molesto, le dolía un poco la pelvis, pero no le dio importancia. Se vistió y bajó a desayunar.

Ese día había entrenamiento práctico, buen momento para demostrarles a todos que él era el mejor.

En el salón, Bakugo no se pudo concentrar muy bien, porque el dolor en su pelvis solo había aumentado, pero él era fuerte, no iría a la enfermería, no le demostraría a ningún extra su debilidad, porque después de todo, era un simple dolorcito.

[Saltamos mucho en el tiempo hasta la hora de los entrenamientos xq no c q poner UvU]

Todos estaban en los vestidores, Bakugo se había sacado el pantalón para ponerse su traje de entrenamiento, pero una voz lo distrajo, era Iida, –Bakugo! Está prohibido tener tatuajes!–.

–Eh?! De qué mierda hablas, maldito?!– le gritó confundido. –Me refiero al tatuaje en tu pelvis, Bakugo, no te hagas el ignorante!–.

–Tatuaje en mi pel...?–, Bakugo palideció, "100", eso decía su pelvis.
El rubio se desmoronó recordando la carta. Sus compañeros se acercaron preocupados, el cenizo estaba pálido, y se estaba hiperventilando, de un momento a otro empezó a reír exageradamente –ESTO NO ME PUEDE  ESTAR PASANDO!–, dijo carcajeándose  exageradamente, puso una mano en su cara, las lágrimas corrían por ésta.

De un momento a otro, se tiró muy rápido hacia atrás, golpeando su cabeza contra un casillero, dejándolo inconsciente. En ese momento llegó Aizawa, quién había sido traído por Todoroki.

Las caras de sus alumnos expresaban terror, nunca habían visto a Bakugo reír, y la primera vez que lo habían hecho había sido de una manera terrorífica, además, el cenizo nunca había mostrado ser débil, aunque lo estuviera, no lo mostraba, ni siquiera Midoriya había visto esa faceta de su amigo.

Bakugo fue cargado por Aizawa a la enfermería. Los alumnos se pusieron su traje y fueron al campo a esperar a su maestro, por órdenes de éste mismo.

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Bakugo despertó en la enfermería, al lado tenía a Recovery Girl, que al verlo despertar le habló,–Hola joven Bakugo, cómo estás? Podrías decirme qué te pasó?–.

Bakugo no le iba a decir de su situación, por lo que simplemente pensó rápidamente en una excusa válida, sin embargo, no se le ocurrió nada, así que puso en riesgo su honor, lo que sea con tal de no pasar esa vergüenza, -Me puse nervioso por los entrenamientos- dijo apretando los dientes, le dolía en el alma vender su dignidad de esa manera .

–No me lo esperaba de tí, pero supongo que puede pasar– respondió la anciana,– Ahora vé a tu habitación y descansa, nada de entrenamientos hasta mañana–.

Bakugo normalmente se quejaría, pero esta vez no lo hizo, cosa que sorprendió a Recovery Girl, la verdad era que así tendría tiempo para pensar en alguien que podría ayudarlo, cosa que no le hacía mucha gracia, pero lo que fuera con tal de no morir.

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