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Danilo y Tomás deambulaban por el bloque de edificios subiendo y bajando las escaleras atentos al momento en el que Tévez apareciera

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Danilo y Tomás deambulaban por el bloque de edificios subiendo y bajando las escaleras atentos al momento en el que Tévez apareciera.

— ¿Y si no quiere?— el pelirrojo se apoyó en el barandal mientras miraba a su amigo tirar piedras con un "tirachinas" hecho a mano.

— ¿Por qué no va a querer? Seguro cuando le diga que nos podemos probar en Liniers se vuelve loco.—se acercó a pelirrojo y se apoyó a su lado.

— A vos ya te quedó claro que no voy a probarme, ¿No?

— ¿Que hablá'? Vos te vas a probar y los dos vamos a quedar juntos.

Dicho ésto, lo agarró del hombro y lo acercó a él, juntando sus cabezas.

— Vos sabés que no me gusta el fútbol, es más, prefiero buscar libros en basureros.—lo miró con una sonrisa, aunque sus ojos se dirigieron a los labios del contrario "sin querer".

— Vos y tus libritos, cuando seamos grandes te voy a comprar una biblioteca entera.—le devolvió la sonrisa.

—¿Con qué plata?

— Con la que voy a ganar cuando sea un importante jugador de Boca, es más, hasta voy a ser mí propio equipo mucho mejor que el.

Tomás estalló de la risa, captando la mirada de Danilo y un leve sonrojo de su parte; adoraba la risa del chico.

— Bueno, si vos vas a ser futbolista, yo voy a ser escritor.

Se alejó de la nada, Danilo estaba a punto de preguntar pero vio a Tévez aparecer. Un sentimiento de enojo floreció en su pecho al ver qué Tomás dejaba de prestarle atención y se dirigía a saludar al moreno, pero decidió ignorarlo y hacer lo mismo.

Volviendo con Tomás, en toda la charla que hubo entre Danilo y Carlos sobre si ir o no, el solamente se mantuvo en silencio pensando si en verdad quería acompañarlos, hasta que vio el entusiasmo de Dani y obtuvo su respuesta.

Cuando atravesaron todo el pasillo y bajaron a la calle, se encontraron con el tío de Carlos, Kiru.

Este les contó que el auto que manejaba supuestamente era de un amigo (Tomás lo primero que pensó fue que se lo había robado) y, al escuchar de la boca de Danilo que querían ir a probarse a un club, propuso llevarlos hasta el lugar.

Después de mil vueltas, los tres se subieron, Tévez en la izquierda, Tomás en el medio y Danilo a la derecha.

El trayecto no fue ni largo ni corto, hubo un silencio "cómodo" por así decirlo hasta que Tévez se puso a hablar con su tío de que no estaba seguro de que lo iban a aceptar y todo eso.

Por otro lado, Tomás estaba perdidamente enamorado de la vista que se lograba ver, habían salido de Apache y el sol reflejaba apenas en las casas que habían.

De repente, sintió que algo le tocaba la rodilla y vio que era la mano de Danilo, lo miró sin reclamarle nada y este le devolvió la mirada.

— Uy perdón, fue involuntario.— sacó la mano rápidamente y la llevó hasta su cabeza, dónde se movió el pelo con nervios.

COLORADO-ᴰᵃⁿⁱˡᵒ ˢᵃⁿᶜʰᵉᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora