Capitulo 1

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Faye se levantó temprano como era habitual, escuchó a su padre tocar a la puerta.
-Pasa.- Dijo Faye poniéndose su bata negra.
-Buenos días. ¿Cómo estas, cielo?- Preguntó su padre dejándole el café sobre la mesa.
-Mejor, la verdad es que estos vértigos me van a pasar factura.- Dijo sonriendo a su padre.
-Es que trabajas demasiado.- Aseguró el hombre que se había sentado al borde de la cama.
-Lo sé pero estamos a final de año y debo cerrarlo todo.- Se justificó Faye aunque sabía que no iba a convencer a su padre.
-Aún queda casi un mes para final de año, tómatelo con calma o me arrepentiré de haberte dejado "Wines Malisorn".- Dijo en tono de broma su padre.
-Sabes que nunca te arrepentirás de eso.- Le dijo marchándose al baño para cambiarse.
-¿Esta noche vienes a dormir?- Preguntó Somchai que ya se marchaba.
-No puedo papa, tardo más de tres horas en llegar desde Los Ángeles, además Sunny me debe estar echando de menos.- Aseguró saliendo ya con un vestido ajustado negro.
-Está bien, pero no te tires un mes sin aparecer como la última vez.- su padre se acercó a ella y le dio un beso en la frente.- Yo me marcho al club, despídete de tu madre.- Le advirtió haciendo sonreír a Faye.
-Sí.- Dijo con cansancio.
Faye se terminó de arreglar y bajo a la cocina donde se encontró con su madre metida en la cocina, nunca la había visto cocinar pero desde que hacía unos años que había dejado de ejercer la medicina casi ni salía de la cocina.
-Buenos días, madre.- Dijo Faye sentándose esperando su desayuno.
-Hola.- Malee se giró y puso un plato de frutas y unas tostadas delante de ella.- Deberías reducir tu ingesta de cafeína.- Le regañó al ver que se servía el segundo vaso de café.
-Sabes que eso es imposible, madre.- Aseguró comiendo un poco.
-Bueno... tú sabes, ya eres mayorcita.- Dijo Malee dándose por vencida.
-¿Dónde está Sam?- Preguntó Faye que no había visto a su hermana pequeña desde que había llegado a la mansión.
-Se fue de fin de semana con una amiga, no sé cuándo volverá.- Soltó Malee con resignación.
-Esta niña es incorregible.- Dijo Faye con tono jocoso.
-De niña nada, que tiene 25 años y no madura.- Espetó Malee molesta por la actitud de su hija menor.- Ojalá se pareciera un poco a ti.
-Venga madre, siempre dices que yo debería parecerme un poco a ella.- Aseguró Faye que se río por la mala cara que puso su madre.- No te enfades, además Sam va muy bien en la universidad, sólo le quedan unos meses para graduarse como abogada.- Le dijo y Malee sonrió ligeramente.
-Espero que consigas convencerla de que trabaje contigo.- Malee se sentó al lado de la morena para desayunar juntas.
-Lo intento, pero no creó que este demasiado de acuerdo.- Aseguró Faye que ya había tenido esa charla con su hermana tiempo atrás.
-Ella sólo piensa en salir de fiesta, se acordará cuando tu padre y yo dejemos de pagarle todos los caprichos.- Dijo provocando que Faye negase con la cabeza.
-Llevas diciendo eso desde que salí de la facultad, han pasado...- Faye hizo el cálculo aunque lo sabía muy bien.- ¿7 años?- Soltó haciendo que su madre se molestase.- Nunca harías eso, madre. Acéptalo no pasa nada.- Faye se levantó pues ya había terminado de desayunar.
-¿Ya te vas?- Preguntó su madre que miró el reloj.
-Es lunes, y tengo una reunión a las 11. Además me quedan tres horas de viaje hasta llegar.- La morena cogió su americana roja de encima de la silla y se la puso sobre el elegante vestido negro.
-¡Estas guapísima!- Dijo su madre en tono orgulloso.
-Gracias.- Faye le dio un beso antes de salir.- Tengo de quien heredarlo.- Gritó desde la puerta.
Faye se subió en su Mercedes Cabrio negro último modelo y tras conectar su móvil para poder poner su lista de reproducción se marchó a toda velocidad de la mansión, le encantaba conducir, le daba la sensación de libertad y de control que siempre conseguía relajarla.
Tres horas después Faye estaba entrando al aparcamiento del gran edificio donde se encontraban las oficinas de su empresa, aparcó en su reservado y después subió por el ascensor hasta la planta 52 donde se encontraba su despacho.
Al entrar se encontró con su asistente sentanda tras su mesa revisando varios documentos, esa planta estaba preparada para sólo albergar una sala de juntas, el despacho principal además del adjunto donde ella se encontraba.
-Buenos días, Bella.- Dijo Faye entrando a su enorme despacho donde todas sus pareces era de cristal.
-Hola.- Dijo la mujer levantándose y llegando a la mesa para dejarle algunos documentos.- Son los presupuestos para el año próximo, sólo tiene que revisarlos y firmarlos.- Aseguró.
-Gracias, por cierto...- Faye se quedó durante unos segundos perdida en sus pensamientos.- tengo una reunión con Sarah en menos de media hora, en cuanto llegue hágala pasar.
-Claro, pero no tengo anotado que tenga ninguna reunión.- Dijo bastante extrañada Bella pues casi todo pasaba por ella.
-Me llamó ayer y quedamos en eso, no me dio tiempo a comunicártelo.- Aseguró y Bella sólo asintió.
-En cuanto llegue le aviso, ¿Quiere que pida un café?- Preguntó pero Faye sólo negó con la cabeza.
Faye se sentó en su enorme sillón y se quedó durante unos segundos contemplando las majestuosas vistas que tenía su despacho. Después de eso se giró sobre sí misma y comenzó a revisar los presupuestos que Bella le había dejado sobre la mesa.
Antes de poder terminarlos Bella avisó por el interfono que Sarah había llegado y que la esperaba en la sala de conferencias por lo que no podía hacerla esperar y decidió dejar eso para más tarde.
-Buenos días, señora Fisher.- Dijo Faye entrando en la sala de por la puerta que comunicaba con su despacho.
-Hola, Faye.- Contestó la mujer acercándose a ella y salundadola con un abrazo.- Podemos dejar las formalidades, somos amigas ¿Recuerdas?- Preguntó en tono irónico y Faye solo asintió sonriendo.- Además vuelvo a señorita Fisher.- Soltó haciendo que Faye se quedase con la boca abierta.
-¿ Y eso?- Preguntó invitando a la rubia a sentarse a su lado en la gran mesa.
-Una larga historia, pero se resumen en que mi marido es un impresentable.- Dijo riendo al final.
-Bueno... siempre he dicho que mejor sola que mal acompañada.- Aseguró Faye con una sonrisa.
-Totalmente de acuerdo.- Espetó Sarah.
-¿Quieres algo de tomar?- Le preguntó.
-Le pedí un café a tu asistente, no debe tardar.- Aseguró la mujer.
-Perfecto, entonces a lo que veníamos.- Faye sacó unos documentos de la carpeta que tenía delante.- Como hablé con tu padre hace unos meses sería muy beneficioso para ambas empresas que nos unamos.- Dijo tendiéndole los papeles.
-Mi padre me comentó algo, pero como cayó enfermo no pudimos concretar nada.
-Estoy informada, fui a visitarlo al hospital hace unas semanas.- Aseguró Faye.- Aunque tengo entendido que está mucho mejor.
-Así es, está deseando volver.- Aseguró con una sonrisa.- Faye, sinceramente creo que es una magnífica idea la fusión pero necesitamos estudiarla detenidamente, no queremos que la empresa de mi padre se vea afectada.- Habló con sinceridad.
-Tranquila, lo entiendo. Por eso te he preparado un informe con toda la información, sólo tienes que llevártelo y leer tranquilamente.- Faye le tendió la carpeta con toda la información.
-Está bien. Lo leeré tranquilamente e intentaré darte una respuesta cuanto antes.- Dijo Sarah cogiendo los documentos.
-No hay prisa, me conformo con que me digas que no vas contactar con ninguna otra empresa sin explicarme tu decisión.- Faye lo dijo muy segura.
-No te preocupes por eso. Sabes que no haría eso.- Aseguró.- Pero la próxima vez que venga a la ciudad quiero que salgamos por ahí como cuando éramos jóvenes.- Le dijo Sarah levantándose de la mesa.
-Seguro...- Dijo Faye acompañándola al ascensor.
-Así celebramos mi divorcio.- Antes de subirse le dio un abrazo para despedirse.
-Perfecto.- Aseguró Faye despidiéndose también.
Faye se giro entonces y miró hacia su asistente, iba a decirle algo pero su mente estaba algo espesa de momento.
-¿Ha aceptado?- Preguntó Bella al ver a Faye tan despistada.
-Ha dicho que lo leería, es normal, era su padre el que se estaba encargando de todo.- Dijo Faye.
-Perfecto, cualquier cosa que necesite sólo avísame.- Dijo Bella al ver a Faye entrar en su despacho.
Faye se volvió a sentar en su despacho y continuo revisando los informes que había dejado a medias, nada más terminar de leerlos y cambiar algunas cosas llamo a Bella para que se pusiese en contacto con Jefferson su director financiero.
-Buenas días, señora Malisorn.- Dijo el atractivo hombre entrando en su despacho.
-Adelante Jefferson.- Faye señaló la silla de delante de ella y el hombre se sentó.
-¿Qué necesita?- Preguntó él sacando su pluma de la chaqueta.
-Sólo poner en común algunas cosas que no me encajan del presupuesto.- Dijo Faye revisando sus correcciones.
-Perfecto.
Jefferson y Faye pasaron un par de horas revisando todos los cambios que tenían pensado hacer para el nuevo año.
-Todo anotado, señora Malisorn.- Aseguró Jefferson mirando a la mujer.
-Me parece bien, la verdad es que estaba todo muy bien simplemente tenéis que adaptar esos pequeños detalles.- Dijo Faye.
-Sí sí, yo me encargo personalmente de todo.- Aseguró el hombre sonriendo.- ¿Qué significa esto?- Preguntó al ver una puntualización hecha con la pulcra letra de Faye.
-Es la parte que dedicaré para pagar los extra a los empleados este año.- Dijo Faye sonriendo.
-¿Está segura? Es mucho dinero.- Aseguró el hombre bastante sorprendido.
-Así es, he hablado con la junta directiva y todo estamos de acuerdo en que este año ha salido mucho mejor de lo que esperamos y eso se lo debemos a ellos así que dedicaré esa parte del presupuesto para motivarlos a seguir así.- Dijo Faye.
-Perfecto... contactaré con recursos humanos y coordinaremos todo.- Jefferson se levantó de su silla.
-Cualquier problema sólo comunícamelo.- Dijo Faye despidiéndose del hombre.
Faye se reclinó sobre su sillón, tenía demasiadas cosas en las que pensar y a pesar de eso tenía la cabeza demasiado colapsada para concentrarse.
-Te traigo algo para comer.- Dijo Belle entrando después de haber tocado la puerta.
-Gracias... no sé qué haría sin ti.- Dijo Faye sonriendo a su asistente.
-Probablemente te morirías de hambre y no saldrías de estas cuatro pareces.- Aseguró Bella dejando la bolsa sobre su mesa.
-Técnicamente no son paredes sino ventanas.- Dijo Faye haciendo sonreír a Bella.
-¿Estas graciosa?- Preguntó irónicamente.
-Eso parece.- Dijo mientras abría la bolsa para encontrarse unos filetes acompañados de ensalada.- ¿Comes conmigo?- Le preguntó.
-Está bien, voy a por mí comida.- Bella salió unos minutos y después volvió con su bolsa.
Faye había limpiado su escritorio y colocado un pequeño mantel que siempre guardaba para esas ocasiones, que por desgracia últimamente eran demasiado habituales.
-¿Qué tal tu fin de semana?- Preguntó Bella mirando a la morena.
-Bien, por suerte ha sido bastante tranquilo y he aprovechado para ver an mis padres.- Contó Faye mientras comía.
-Seguro que te echaban de menos, llevas unos meses que casi no sales del despacho.- Aseguró Bella comiendo también.
-Así es, aunque mi padre está encantado con su jubilación.- Dijo provocando una carcajada en la joven.
-Seguro que sí, aunque al principio casi nos mata.- Recordó los meses en los que Somchai pasaba casi todos los días por las oficinas para echarles la bronca por todo.
-Al principio no sabía que dejaba la empresa en manos de la mejor.- Aseguró guiñándole un ojo a su asistente.
-Siempre tan modesta.- Decía Bella que ya conocía el humor de su jefa.
-Siempre...- Aseguró con una sonrisa.- ¿Qué tal tú fin de semana?- Preguntó ahora para romper el silencio.
-Entretenido.- Soltó haciendo que Faye levantase la ceja a modo de pregunta.- John y yo fuimos a esquiar.
-Vaya, qué envida- Espetó intentando recordar la última vez que ella fue a esquiar.- Creo que hace más de 10 años que no lo hago.
-Deberías ir, hace un tiempo esplendido.- Aseguró Bella con una sonrisa tonta en la cara.
-Estoy segura que el fin de semana fue esplendido por todo menor por el tiempo.- Soltó Faye haciendo que Bella se atragantase con la comida.
-Faye...- Le dijo a modo de regaño.
-Venga ya, tampoco es que sea virgen.- Soltó como si tal cosa.
-Eso lo imagino, aunque no te voy a hablar de eso por muy amigas que seamos.- Aseguró mirándola fijamente sin intimidarse por su mirada.
-También soy tu jefa y puedo echarte cuando quiera.- Dijo Faye con tono serio pero acabó por reírse.
-No harías eso, sabes que esta empresa se vendría abajo sin mí.
-Vaya... veo que se te ha contagiado mi modestia.- Aseguró Faye sonriendo.
Bella y Faye terminaron de comer tranquilamente, las dos mujeres se conocían desde hacía años y Bella había empezado a trabajar con la morena el día que esta tomo el control de la empresa.
Faye pasó el resto de la tarde trabajando, la empresa debía cerrar todo antes del año nuevo y eso hacía que Faye tuviese que dedicarle muchas más horas de las que ya le dedicaba normalmente.

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