Faye llego al restaurante 10 minutos antes, esa mañana se había encargado de llamar para reservar una mesa y el dueño encantado de su llamada la colocó en su mesa habitual. La morena tenía que reconocer que estaba algo nerviosa, a pesar de pensar que era una tontería se había cambiado más de cuatro veces de vestido para luego acabar poniéndose su primera opción.
-Buenas tardes.- dijo Faye entrando al restaurante.- Tengo una reserva a nombre de...
-Faye Malisorn .- Soltó el dueño que apareció tras el camarero con una gran sonrisa dibujada en su cara.- Cuanto tiempo sin verte por aquí.
-Tienes razón Antón pero sabes cómo es el trabajo.- Dijo dándole un abrazo al afectuoso hombre.
-Claro que sí pero aun así me alegra verte por aquí.- Aseguró el hombre acompañándola hasta su mesa.- ¿Esperas a alguien?- Preguntó una vez que la morena estaba sentada en la mesa.
-Así es, he llegado algo temprano.- Dijo mirando su reloj.
-Siempre tan puntual.- Dijo dejándole la carta de vinos.- En cuanto llegue la harán pasar.- Aseguró.
-Gracias.- Dijo Faye mirando la carta de vinos a pesar de que sabía lo que iba a pedir.
Faye se estaba desesperando, hacía más de media hora que Yoko debía haber llegado y no lo había hecho en su vida podía soportar ciertas cosas pero la impuntualidad no era una de ellas. Estaba a punto de marcharse cuando vio una cabellera castaña lanzarse contra el camarero que había en la puerta.
-Perdona.- Dijo con la voz entrecortada por la carrera.
Yoko vestía unos pegados vaqueros negros con una bonita blusa azul que le favorecía notablemente. Además de llevar sus rizados cabellos algo más alborotados de lo que era habitual.
-Cuando salía hacía aquí me han llamado, un aviso de urgencias y he tenido que volver.- Aseguró dejando el busca del hospital sobre la mesa y sentándose en frente de Faye.
-No se preocupe.- Su enfado había desaparecido al darse cuenta del compromiso que esa mujer tenía para con su trabajo.
-Sí me preocupo, supongo que no soporta esperar y yo llego media hora tarde a nuestra primera cita.- Soltó haciendo que Faye alzase una ceja.
-¿Cita?- Preguntó Faye sorprendida.
-Almuerzo.- Se corrigió pues vio la cara contrariada de la morena.- Empecemos de cero.- Dijo para evitar seguir metiendo la pata.- Buenas tardes, Faye. Me alegra verla.- Le tendió la mano y la morena contesto.
-Igualmente.- Dijo sin poder evitar que saliese una sonrisa en los labios.- ¿Qué desea tomar?- Preguntó.
-Cualquier cosa que no lleve alcohol estoy de guardia.- Se justificó señalando el busca sobre su mesa.
-Perfecto.- Faye pidió dos refrescos pues no quería beber si la castaña no la acompañaba.- Podías haber cancelado la cita si tenías que trabajar.- Aseguró para romper el hielo.
-En realidad no tenía que hacerlo, mi compañero está enfermo y me han avisado a última hora.- Dijo acomodándose en la silla.- No quería perderme de tu compañía.
-¿Siempre eres así?- Preguntó Faye asintiendo en agradecimiento al camarero que tomo nota de sus pedidos.
-¿Así como?- Pregunto Yoko sin entender nada.
-Siempre tan directa, siempre coqueteando...- Faye no sabía cómo explicarse mejor.
-No.- Dijo segura de sus palabras.- Sólo lo hago cuando la otra persona me interesa.- Aseguró la castaña que sabía que estaba presionando a la morena pero que no parecía disgustarle demasiado.
-¿Te intereso?- Preguntó con ironía la morena.- Eres tan sumamente directa que no sé qué pensar.
-Lo siento.- Agachó un poco la cabeza pues no esperaba esa reacción de la morena.
-¿Por qué?- Preguntó sin entender a esa mujer. Faye se encontraba perdida con ella.
-Por ser tan sumamente directa pero la vida me ha enseñado que no debo dejar las cosas para después.- Esa frase provoco que Faye se tensase, Yoko sonaba complemente dolida.
-¿Puedo preguntar por qué?- dijo Faye sabiendo que se estaba metiendo en terreno pantanoso.
-Es una historia demasiado larga y compleja para la primera cita.- Aseguró Yoko intentando quitarse un poco la presión.- Simplemente no me gusta dejar para mañana lo que puedo hacer hoy.
-Es una buena filosofía.- Aseguró Faye que lo pensaba realmente.
-Gracias. Ahora pasemos a las preguntas rutinarias...- Soltó haciendo que Faye volviese a levantar su ceja.- ¿A qué te dedicas?- Preguntó con una sonrisa.
-¿En serio?- Preguntó y sólo vio a Yoko asentir con una sonrisa en los labios.- Soy la directora de Wines Malisorn , la empresa vinícola que fundó mi padre.- Contestó con sorprendida por la forma de ser de la doctora.
-Interesante, me encanta el vino.- Dijo sonriendo aunque miró su vaso lleno de refresco.- Yo soy médica. ¿Estás casada?- Preguntó sin querer darle importancia a la pregunta.
-¿Me preguntas eso ahora?- Preguntó Faye soltando una carcajada por la cara de inocencia que Yoko había puesto.
-Realmente acabo de caer en cuenta que no te había preguntado aunque creo que Chet mencionó algo.- Soltó con una sonrisa inocente.- ¿Lo estás?
-No, divorciada.- Contestó Faye que se divertía por la extraña personalidad de la doctora.- Aunque supongo que eso ya lo sabías.- Soltó como si fuese obvio.
-¿Por qué debería saberlo?- Pregunto curiosa.
-Todos los periódicos, revistas y programas del corazón hablaban de ello.- Soltó bebiendo un sorbo de su vaso.
-No presto atención a esas cosas además tan sólo llevo seis meses en la ciudad.- Aseguró la castaña mirando fijamente a la morena.
-¿Puedo preguntar?- Dijo Faye con curiosidad, esa mujer había conseguido captar demasiado su atención.
-Claro, sino este almuerzo no tendría sentido.- Aseguró ella acomodándose en la silla.
-¿Dónde estuvo antes de instalarse aquí?- Preguntó colocando sus codos en la mesa para apoyar su barbilla en las manos.
-Estuve con una ONG trabajando en África.- Dijo como si fuese lo más obvio del mundo.
-Vaya... Y luego te sorprende que yo done dinero y tenga varias organizaciones benéficas.- Soltó Faye sonriendo.
-Es distinto...- Aseguro la castaña mirando a la morena que preguntó levantando una de las cejas.- Somos personas distintas.- Se justificó como si fuese lo más obvio del mundo.- Tú eres Faye Malisorn, una de las mujeres más ricas y poderosa del país, nunca has sabido lo que es pasar falta y en realidad no deja de sorprenderme todo lo que haces...- Antes de terminar Faye la corto bastante ofendida.
-¿Qué quieres decir? No creo que sea usted nadie para hacer juicios de moral, señorita Apasra .- Soltó bastante ofendida.
-No quise decir eso...- Se explicó rápidamente Yoko que no quería estropear la comida.
Antes de poder continuar el camarero llego con sus platos. Ambas prefirieron esperar a que el hombre se alejase para continuar con la conversación, no quería que nadie supiese de que estaba conversando.
-No se enfade.- Dijo Yoko al ver la mala cara que ponía la morena que había empezado a comer.- Me refería a que no todos los multimillonarios hacen esas donaciones de corazón. En cambio tú si lo haces, eres distinta quizás por eso estoy hoy aquí contigo.- Dijo segura de sí misma.
-¿Qué tengo que decir ahora?- Preguntó Faye con tono irónico, le había molestado las insinuaciones de la chica.
-Nada, se suponía que era un halago pero ha sonado mejor en mi cabeza.- Dijo sonriendo al escuchar la carcajada que Faye soltaba sin poder contenerla.
-Perdona.- Se disculpó Faye al escuchar sonar su móvil en el bolso.
-No hay problema.- Aseguró Yoko que empezó a comer mientras que Faye se levantaba para hablar por teléfono.
Faye volvió algunos minutos después con la mirada bastante triste y nerviosa, Yoko al verla se quedó en blanco, no sabía que había pasado ni como podía ayudar a la morena.
-¿Pasa algo?- Preguntó Yoko dejando el tenedor sobre la mesa.
-Me ha llamado la "niñera"- Dijo poniendo comillas en la palabra.
-¿Tienes hijos?- Preguntó Yoko con curiosidad. No había pensado que la mujer podría tener un hijo de su matrimonio anterior.
-Sunny, mi perro parece que se ha puesto enfermo.- Aseguró recogiendo las cosas para marcharse- Me tengo que marchar, le dejo mi tarjeta por si quiere volver a contactar conmigo.- Soltó la morena dejando el dinero para pagar sobre la mesa.
-Tranquila, ¿Quieres que te acompañe?- Preguntó la doctora como en un acto reflejo.- Tengo una amiga veterinaria, estoy segura que estará encantada de ir a ver a Sunny.- Aseguró la castaña.
-Gracias, la verdad es que al ser domingo no tenía muy claro donde lo llevaría.- Dijo preocupada.- ¿Ha traído coche?- Preguntó Faye una vez que estaban en la calle.
-No tengo coche.- Aseguró la castaña con una sonrisa.- ¿Quieres que te lleve?- Preguntó y vio la cara interrogante de la morena.- Te veo muy nerviosa, no creo que puedas conducir así.- Aseguró.
-Está bien.- Soltó Faye dándole las llaves de su coche.
-Vaya... esto no es un coche es casi un avión.- Bromeó Yoko intentado que la morena se relajase.
-Gracias.... Supongo.- Soltó subiéndose en el lado del copiloto.
-Dame un segundo.- Dijo cogiendo su móvil.
Buenas, pelirroja.- Dijo Yoko al escuchar la otra voz al lado de la línea.
Vaya vaya, Yoko Apasra. ¿Qué necesitas?-Preguntó en tono pícaro.
Necesito tu ayuda profesional, tengo un perro enfermo y necesito ayuda. - Aseguró Yoko en tono serio.
Vaya... yo que pensaba que me llamabas para otro tipo de ayuda.- Soltó provocando que la castaña se pusiese nerviosa.
¡Marissa!- Le regañó- Te paso a Faye, la dueña del perro para que te de la dirección, no tardes.-
Faye le dio la dirección de su casa a la mujer mientras guiaba con la mano a Yoko que ya había arrancado el coche para dirigirse a su casa.
-¿Marissa?- Preguntó Faye una vez que había colgado el móvil de la castaña.
-Una examante.- Confesó la castaña sin darle importancia.
-Vaya... no te andas con rodeos.- Soltó la morena que no pudo evitar molestarse al pensar que Yoko estaba con alguien más.
-Yo no miento, Faye.- Aseguró la mujer mirándola unos segundos para luego volver a prestarle atención a la carretera.
-Eso no me lo creo.- Afirmó entonces Faye que no podía creer algo así.
-No me conoces... creo que sólo merezco una oportunidad para poder comprobar eso.- Soltó ganándose una mirada de la morena.
-No te andas con rodeos.- Dijo Faye que seguía sin salir del asombro por la actitud de la rubia.
-Ya te he dicho que no.- Volvió a repetir la castaña.- Cuando algo me gusta voy a por ello.- Soltó entonces girando por donde Faye le indicaba.
-Interesante...- Soltó sin más la morena.
El resto del camino se hizo en silencio, Yoko iba concentrada en la carretera mientras que Faye observaba su móvil y le mandaba un mensaje a su amiga para saber cómo seguía Sunny. Nada más llegar a su casa Faye le indicó que bajase al aparcamiento para dejar el coche, una vez allí ambas bajaron del coche y Yoko le devolvió las llaves de coche.
-Es un placer conducir un coche así.- Aseguró subiendo al ascensor con la morena.
-No me vas a decir que es demasiado ostentoso, que es pretencioso...- Soltó Faye con ironía.
-Tienes una impresión equivocada de mi. Te he dicho que yo no miento y no lo hago, haces un magnífico trabajo en tus organizaciones benéficas y ayudas a muchísimas personas por lo que te mereces ese coche.- Eso último lo dijo en tono de broma y se aplaudió a si misma por la pequeña sonrisa que Faye había esbozado.
-Gracias... supongo.- Volvió a decir Faye.- Espero que no seas algún tipo de acosadora porque te acabo de traer a mi casa.- Aseguró la morena a punto de salir del ascensor.
-Eso no lo sabes, pero ya es tarde para echarte atrás.- Soltó entonces Yoko con una sonrisa socarrona en la cara.- Supongo que puedo ser una acosadora interesante.- Dijo saliendo del ascensor dejando a Faye sonriendo y negando con la cabeza.
La puerta de la casa se abrió y apareció una mujer mayor con cara bastante preocupada, ante esa imagen Faye entró rápidamente y se dirigió a la cama del perro que estaba allí tumbado.
-Sunny, ¿Qué tienes?- Le preguntó acariciándolo cariñosamente.
-Lleva así sólo una hora, le he dado su comida habitual y luego se ha echado un rato ha sido cuando he ido a pasearlo que me lo he encontrado así y te he llamado.- Dijo la mujer mayor mirándola apenada.
-Tranquila, Kate. Viene una veterinaria en camino.- Aseguró Faye.
-Así que tú eres Sunny.- Dijo Yoko acercándose al gran perro que estaba tumbado.- ¿Qué raza es?- Preguntó entonces la castaña acariciándolo con cariño.
-Es un Akita.- Contestó Faye cogiendo al gran perro en sus brazos y dirigiéndose al sofá para tumbarlo sobre sus piernas.
-Es precioso.- Aseguró Yoko que se quedó de pie a su lado.
-Kate puedes marcharte, yo me ocupo de todo. Te avisaré cuando sepa algo.- Dijo entonces Faye y vio como la mujer asintió y se marchó.- Puede sentarse, Yoko.
-Gracias.- Dijo la castaña colocándose a su lado para poder acariciar al perro.-Bonita casa.
-Gracias.
Faye parecía tensa y preocupada, el perro estaba cabizbajo y casi no se movía aunque parecía más relajado al notar que lo acariciaban. Unos segundos después el portero sonó.
-¿Puedes atender?- Preguntó Faye que no quería moverse.
-Claro.- Dijo Yoko acercándose al portero y viendo que era Ariel le abrió.- Es Marissa.
Yoko abrió la puerta y espero a que su amiga apareciese por la puerta, aunque había sido amantes en el pasado ahora las unía una gran amistad aunque tenía que reconocer que de vez en cuando pasaban unos ratos bastante divertidos.
-Hola, Yoko.- Dijo la pelirroja llegado a su lado y dándole dos besos.
-Gracias por venir, Marissa.- Le contestó la mujer quitándose de la puerta para que entrase.- Este es Sunny, no sabemos que tiene.- Aseguró la castaña.
-Vamos a ver...- Se acercó a la morena y al perro.- Soy Marissa.- Dijo tendiéndole la mano.
-Faye, gracias por venir.- Soltó entonces dejando al perro sobre el sillón y levantándose para que pudiesen tratarlo.
Marissa estuvo algo más de 10 minutos revisando al animal que estaba bastante apagado pero que no parecía tener nada grave. Una vez que había descartado cualquier problema grave se levantó para hablar con las dos, Faye estaba con los brazos cruzados bastante preocupada mientras que Yoko la miraba tiernamente.
-Todo está bien, parece que la comida no le ha sentado demasiado bien.- Aseguró la mujer.- Dale estas pastillas durante dos días y si no mejora entonces llévalo a una clínica aunque realmente no creó que sea nada.-Aseguró la mujer volviendo a acariciar al perro.
-Pero si es su comida habitual.- Dijo Faye sentándose a su lado de nuevo.
-Puede ser que la haya ingerido demasiado rápido o simplemente que no le haya caído bien.- Explicó entonces la mujer.- Con esto estará mejor, estoy segura.- Dijo dándole las pastillas a Yoko que estaba más cerca.
-Muchas gracias.- Dijo entonces Faye levantándose.- Aquí tiene.- Le dijo dándole un cheque firmado.
-No es necesario.- Aseguró Marissa mirando la cantidad de dinero que Faye le había dado.
-Sí que lo es, es domingo y ha venido a mi casa es lo menos que puedo hacer.- Dijo ofreciéndole de nuevo el cheque.
-Bueno, gracias.- Dijo dirigiéndose a la puerta.
Yoko acompañó a la pelirroja a la puerta y tras unos minutos hablando con ella volvió para ver a la morena que se había acostado al lado de su perro, no imaginaba que una mujer como ella pudiese apegarse tanto a un animal, parecía una mujer sensible pero eso demostraba que lo era mucho más de lo que pensaba.
-Ya se ha marchado.- Dijo Yoko poniéndose de pie enfrente de la morena.
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Wines Malisorn
FanfictionAU. Adaptación de un fanfiction de la maravillosa escritora @/ Cristina 13 Si en algún momento llega a molestar, sin problema elimino la historia.