capitulo 1: el susurro

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      Comencé   la mañana  con un suspiro  profundo, antes de abrir los ojos,  en momentos  asi,  la vida pesa el doble , de repente pude sentir un ronroneo, era Dorotea dando el buenos días con su frondosa cola,  color gris claro,

_buenos días amor mio, como durmió la reina de la casa?

Movió su cola acompañada de un dulce maullido , el cual interpreté  que estaba bien, antes de levantarme casi que a la fuerza porque la señorita no dejaba de exigir su comida,  me pareció escuchar un susurro vago que no entendí,  pero  no tenía la  mínima duda de que había sido Dorotea.

  Aun con la duda en el pensamiento, atendi la exigencia ,y resolví simplemente  dejarlo pasar.

_la próxima  vez que quieras decirme algo no lo susurres tea,  no entiendo  tu idioma ,
   Le dije,

A lo que solo movió la cola de manera despectiva y se puso a comer.

Una semana atrás  había terminado con mi novia de cinco años  y volver a la soltería de verdad me estaba costando mucho , mi gata apareció justamente  al día siguiente  de esa fatídica noche donde mi mundo se desplomó,  y en gran forma se convirtió en mi única amiga, es que cuando pasas por dificultades tus amigos desaparecen y te das cuenta cuan solo y rotos estas.

  
El punto es que esa cola de frondoso pelo color gris intenso y esos ojos verdes llegaron a aliviar mis penas y a alegrarme la  vida en medio de la tempestuosa noche. Al abrir la ventana estaba toda mojada por la lluvia y de inmediato  entró  a mi cuarto que estaba cargado de depresión  y comenzó su reinado, temblaba de frío, y se notaba que tenía hambre temblaba mucho ,  noté su patita dañada , y creí  que algún otro animal la persiguió.  No dudé en buscar como secarla y mi rabia calmé un poco secando a ese pobre animal con la bata favorita  de mi ex.

Rápidamente  usé la secadora de cabello de la ahora innombrable, para secar al felino en desgracia y mientras lo hacía me di cuenta que algún degenerado le tatuó  la palabra "tea" a un costado de la pansa e imaginando como quedó  de aruñado el tatuador al momento  de tatuar un gato sonreí  de manera sarcástica,  no me gusta la crueldad del hombre con los animales.

Curé su patita y procuré  que el abrigo de 500 dólares de mi ex , le diera a mi nueva gata una noche calentita y cómoda,  al fin y al cabo, no fui capaz de decirle nada cuando me enteré  que me cambió por su jefe y lo concideré no como venganza sino como karma efectuado por mi propia y santa  mano.

A veces las personas  solamente  olvidan cuando fuiste el único que les apoyó  cuando nadie más lo hizo, pero bueno, así es esto y no hay nada más que hacer, que remendar el corazón con cereal y café  y seguir adelante.

De todas formas  ese día era en sí, importante para mí, ya que exponía mi  teoría sobre agujeros  de gusano en el espacio  tiempo ante los rectores de la universidad    y de eso dependía mi actual puesto  en la facultad  de astro  física de la universidad  de Milo.

_ Así que te llamas Tea o es Dorotea?, le pregunté , ¿De dónde vienes y para dónde vas? .
A lo que ella solo respondió con un simple maullido  que sentí  como un sincero "gracias y no doy más detalle, humano"

Cenó  sushi y no vi queja alguna, de todas formas había de sobra ya que olvidé  que estaba solo y compre comida para dos, creo que le gusta el sushi de salmón  porque lo devoró lo más rápido  que pudo ,en cuanto  lo probó,como si llevara eternidades sin comer nada.

Luego intenté leer  la biblia un rato  para poder dormir,  esa técnica es efectiva  para en insomnio , y por cruel  que suene, leer o escribir  generan el sueño más rico y profundo.

Y ahí estaba yo, un tipo de 37 años con el corazón partido y adoptando un gato sin nada más que hacer que aprendiendo a vivir solo , con las pocas agallas que me quedan.

El susurro de Dorotea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora