Desencanto

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En la esquina yace un payasito,
que llora cada día sin fin,
ha perdido su encanto bendito,
su risa, su esencia, su grin.

Realiza trucos, hace magia,
se enciende para dar calor,
volteretas, ilusiones, se fragua,
pero todo es en vano, sin color.

Oh, payasito de rostro gris,
¿qué haremos contigo, sombra errante?
Sin risa, sin eco feliz,
en el circo eres un diamante menguante.

¿Por qué el destino fue tan cruel, escogió tu risa para apagar, dejándote en este papel, sin más que lágrimas para mostrar?

Y alrededor, miradas expectantes,
aguardan sin piedad tu actuación,
esperan tus gestos vibrantes,
pero tú eres un lienzo en dilución.

El maquillaje, ríos en tu faz,
lágrimas borran tu trazo,
tu nariz cae, frágil disfraz,
tu peluca, perdida en un ocaso.

Payasito, sin rumbo ni arte,
ni el globo toma forma en tu mano,
quizás un perro salvaje aparte,
porque al niño asustó, fulano.

Todo lo tocas y desmoronas,
¿qué haremos con tu espíritu roto?
Ya no encajas, ni en sombras,
eres un suspiro en un circo remoto.

Melancolía Nocturna: Versos de un Corazón InquietoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora