Desolación

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La luna, implacable cuerpo celeste,
testigo imperturbable de mi inoportuna desventura.
Recuerdo con agonía como su resplandor reflejaba en tus ojos, mientras anhelo haber evitado el papel de arlequín ante su risa burlona.

Entre el sol y la luna, yace un abismo profundo,
donde reposa mi amargura ¿o el recuerdo agonizante de tu dulzura?
Palabras no pronunciadas se ahogan en el silencio de tu partida;
La soledad me aguarda en su gélida guarida,
y solo la luna es testigo de la semblanza de mi existencia.

La tristeza, la luna y yo, danzamos juntos, mientras se iluminan cristales donde ya no encuentro vestigios de tu reflejo,
sino un vacío que junto a mi despecho dejas.

La noche me envuelve en su manto de pesar,
y la luna me sigue sin emitir palabra alguna, en su perpetuo deambular, recordándome tu adiós.

La luna, cruel testigo de mi desencuentro,
me acompaña en mi naufragio durante el invierno.
Pero no importa cuánto llore o suplique,
la luna prosigue su curso, indiferente.

La maldita luna, siempre en lo alto del firmamento, contemplando la forma en que se desmorona mi desamor.

Así que aquí me encuentro, con la luna como compañera,
aferrado a un amor que se desvanece en quimeras.

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⏰ Última actualización: Jun 24 ⏰

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Melancolía Nocturna: Versos de un Corazón InquietoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora