Capítulo 7 Portales y compras

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Mikradal y Mikridak entrenaban por la mañana ya con sus miras puestas en el cercano nivel cinco y desbloquear su segundo espacio de invocación. Por tanto Gedgar y Ginfar se acercaron a comprar dos monstruos para sus hijos y cumplir con la sorpresa anunciada. Para ello se dirigieron a uno de los portales que se encontraba en las afueras de la capital del reino, Gibmäv.

Tenían claro qué monstruo le iban a comprar a Mikradal, ya que le comprarían un hada y él mismo había dicho que quería un monstruo atacante de tipo fuego, la elección no era rara, siendo las hadas un gran monstruo ofensivo y muy bien valorado.

Sin embargo, en cuanto a Mikridak, no estaban muy seguros de qué elegir; al tener poco conocimiento de los monstruos aparte de su ciega creencia en las hadas, solo que preguntarían por un monstruo de tierra que destacara por su capacidad defensiva. Esto no era muy difícil de encontrar, ya que la mayoría de monstruos de este tipo eran muy resistentes, pero elegir cuál sería un dolor de cabeza para ambos.

Mientras tenían estos pensamientos en mente, llegaron al mercado y se bajaron del carruaje. Se podían ver un montón de puestos regentados por gente con un aura aguda, todos ellos cazadores con muchas experiencias de vida o muerte en su haber. Si cruzabas todo el mercado, no muy lejos podías ver un gigantesco portal formado por enormes pilares de piedra y en su umbral se hallaba el acceso al otro mundo, Gapisa, el mundo del que provienen los monstruos.

Al verlo a lo lejos les entró un poco de nostalgia y empezaron a comentar.

―Cariño, no veníamos aquí desde que estuvimos aquí para comprarle a Gifug su segundo monstruo, ¿verdad? ―Recordó Ginfar.

―Efectivamente, no es raro ya que ninguno de los dos somos cazadores, yo soy general y tú eres maga, entonces ¿por qué vendríamos aquí?, no hay más que el portal y el mercado, cuyo uso es principalmente para los cazadores― Le respondió Gedgar.

―Pues tienes razón, no había pensado mucho en el por qué. Aunque, si no recuerdo mal, los portales eran inestables y se cerraban tras un determinado periodo de tiempo, por lo que ¿por qué sigue abierto el mismo que cuando estuvimos la otra vez? ―Se preguntó Ginfar.

Uno de los cazadores que se encontraba próximo a ellas escuchó las dudas de la dama y se rió por un instante antes de responderles:

―Señora, no está usted demasiado informada, porque desde hace mucho tiempo se consiguieron crear aparatos que permiten estabilizar los portales y evitar su cierre.

―Pero, ¿para qué se crearía dicho aparato, no hace que sea más peligrosa la zona?― preguntó Gedgar extrañado.

―No, porque el hecho de que no se cierre hace que muchas pequeñas asociaciones de cazadores se dirijan a este portal para cruzar, y sabrán que estará abierto cuando vuelvan. Este flujo de gente limpia el otro lado e impide que se generen estampidas de monstruos. Además, este flujo continuo de cazadores necesita provisiones si no las ha comprado antes de entrar, y al salir querrán venderlo que hayan conseguido en su viaje, lo que hace que este mercado sea próspero y, por ende, la capital. En total la capital tiene cuatro portales abiertos de manera indefinida, uno al norte, dos al este y otro al oeste, y todos ellos tienen un mercado que genera enormes cantidades de dinero haciendo fluir la economía.― Le hizo saber el cazador, que no dejaba de hablar.

―Creo que también nos preguntamos algo parecido la otra vez que vinimos, solo que no me acordaba, pero es cierto que suena razonable. Además, al estar fuera de las murallas, si ocurre un incidente, la capital puede tener tiempo de reacción. ―Dijo Ginfar.

―Es cierto cariño, muchas gracias por resolvernos las dudas señor ―Manifestó Gedgar.

―No ha sido nada, solo un poco de conocimiento general. Bueno, les dejo, que tengo que entrar con mis compañeros al portal en poco tiempo. ―Se despidió el cazador.

Cazadores de MupisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora