Capítulo 8 Traición

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Los rostros de felicidad de los niños eran indescriptibles, ambos preguntaron de qué invocación serían los huevos, sin embargo; su madre les dijo que era una sorpresa y que en pocos días lo sabrían.

Comieron y tras esto, se retiraron a sus habitaciones. Mikridak puso el huevo junto a la ventana para que los rayos del amanecer lo calentaran a la mañana siguiente.

Mikridak y Mikradak esperaban ansiosamente a que los huevos de monstruo eclosionaran. Sin embargo, tampoco era razón para no hacer nada, por tanto siguieron entrenando, adentrándose cada vez más en el bosque, encontrando monstruos más fuertes. Tras una semana de duro entrenamiento, estaban en la mesa esperando la cena, y decidieron comparar cuantos niveles había subido cada uno en estos últimos entrenamientos. No se sorprendieron al ver que ambos había alcanzado el nivel seis, lo que les permitía enlazar el segundo monstruo cuando este abriera el cascarón, y en el horizonte se asomaba el nivel diez, donde se desbloquearía un tercer espacio disponible. Al finalizar miraron sus piedras de alma, y cada vio un símbolo de una estrella de ocho puntas, señalando que su nivel de cazador y por tanto el de sus invocaciones habían alcanzado el nivel ocho.

Como ya no debía quedar mucho para que eclosionaran, a ratos volvían a la casa y examinaban los huevos con detenimiento, tratando de adivinar qué criatura mágica y extraordinaria estaría dentro esa cáscara y cual se abriría antes.

Y al amanecer del tercer día, los rayos de sol iluminaron el interior de una habitación de la mansión, envolviendo un huevo con una cálida luz color ámbar. Mikridak, siempre madrugador, se acercó a ver el huevo como era costumbre. Y para su sorpresa, estaba temblando ligeramente.

Sin poder contener apenas la emoción, el joven observó cómo la cáscara se resquebrajaba lentamente, revelando la criatura que yacía en su interior.

Era un gólem telúrico, por ende, de elemento tierra, un monstruo muy deseado por los cazadores por sus poderosas habilidades defensivas. Además, el hecho de que fuera un recién nacido implicaba que podría entrenarlo desde cero y por ello se podrían evitar malos hábitos adquiridos en la naturaleza.

El chico se tapó la boca con ambas manos para evitar gritar de la emoción, saltó de alegría y abrazó a su nueva invocación. El gólem se sintió algo extraño con su muestra de afecto pero se adaptó rápidamente a la situación y dejó que el chico lo abrazara. Tras conseguir contener su emoción, el chico enlazó a su alma su nuevo monstruo sin dudarlo ni un instante.

Primero de todo tocó la sien del gólem. Entonces, aparecieron en su espacio de la mente. Había regresado a este espacio onírico como en la ceremonia del despertar, solo que tras mucho menos esfuerzo. Se enfrentó al jóven gólem. Este no opuso resistencia a Mikridak al ser un recién nacido, pero si fuera un monstruo salvaje hubiera habido un intenso combate hasta que uno de los dos bandos cayera derrotado, lo que sería peligroso si el derrotado fuera el cazador, ya que podría implicar la muerte de sus monstruos y por ende perder tu capacidades como cazador, aunque estas se podrían recuperar de manera limitada enlazándose a un nuevo monstruo. Esta parcialidad de debería a que los nuevos monstruos serían capaces de percatarse de que ese espacio había sido derruido una vez y perderían mucha confianza con su nuevo cazador. Al rendirse voluntariamente el gólem frente a Mikridak, se originó debajo de ambos un círculo mágico y aquí el cazador decidiría qué clase de contrato tendría su nuevo monstruo, si un contrato de esclavitud, donde el cazador tendría toda la voz y voto de las decisiones y el gólem no podría oponerse, o un contrato de igualdad, donde el monstruo podría oponerse a ciertas decisiones pero a la vez habría una mayor conexión sentimental entre ambos, considerándose a sí mismos compañeros. Mikridak sin dudarlo eligió un contrato de igualdad y tras completarse el contrato el ritual finalizó y Mikridak tomó consciencia de nuevo en su habitación, fuera de su espacio del alma. Lo primero que hizo Mikridak fue comprobar sus conexiones del alma y efectivamente, allí estaba su nuevo compañero.

Con júbilo, fue a ver a su hermano y enseñarle su invocación, esperando que su huevo no hubiera eclosionado para poder fardar de su nuevo monstruo.

Nada más acercarse a la habitación de su hermano, oyó un grito de sorpresa y se acercó corriendo a ver qué ocurría. Al abrir la puerta, se encontró a su hermano mirando con alegría cómo su huevo, que había dejado encima de su cómoda, empezaba a agitarse y a eclosionar. Su elemental de viento estaba durmiendo, descansando del entrenamiento, en una esquina de la habitación, ajeno a todo el ruido. Tras unos segundos que parecieron eternos, mientras el huevo se envolvía en un suave color rojizo, finalmente el monstruo que había en su interior se liberó de su cáscara, y para sorpresa y alegría de sus hermanos era un hada de fuego.

Mikradal agarró a la invocación con delicadeza y fue rápidamente a reunirse con sus padres tal y como le dijeron que hiciera.

—¡Enhorabuena, hijo! —su madre mostraba verdadera alegría de saber que la incubación había finalizado sin ningún percance. Su padre examinaba en silencio que el hada estuviera en un buen estado de salud para poder realizar el ritual.

—Haré el ritual de unión ahora mismo —dijo Mikradal con júbilo. Entonces sus padres se miraron y le hicieron un gesto para que se relajara y sentara con ellos en el salón.

—Tenemos que hablar sobre eso, hijo. —empezó a hablar su madre.

—Sabes que el resto de familias tienen un hada como invocación principal, ¿verdad? —pronunció su padre con tranquilidad. Y Mikradal asintió con la cabeza en silencio, algo inquieto.

—Para alivio de todos nosotros, hemos descubierto un ritual por el cual puedas cambiar tu invocación principal por el hada que acabas de conseguir. ¿No es maravilloso? —Su madre mantuvo con cuidado a su hada de fuego en sus manos mientras le miraba con un gesto tranquilizador, sin embargo, su hijo seguía dudoso.

—¿Acaso quieres que tus compañeros te vean como alguien débil? Eso no ayudaría a la reputación de la familia —Argumentó su padre con un tono severo.

—Supongo. —Su hijo vaciló y tartamudeó unos instantes antes de responder.

—No te alarmes. El que nos proporcionó el ritual nos dijo que es un ritual indoloro tanto para ti como para tus invocaciones. —Siguió tranquilizándole su madre Ginfar mientras le devolvía el hada en sus manos.

Entonces Mikradal se decidió a responder.

—Muchas gracias, pero no me preocupa lo que piensen de mí, le he cogido mucho cariño a Taga y no me separaré de ella por nada del mundo. —Tras decirlo, se sintió aliviado y decidido en su resolución.

—Hijo. Ya hemos pagado los gastos. Nos gastamos una fortuna por ti. —Sentenció su padre Gedgar.

—Si tanto cariño le has cogido a ese elemental, no habrá nada que te impida mantenerlo como tu segunda invocación. ¿No seríamos todos así más felices?— argumentó Ginfar.

—No, no, por favor, de verdad que no quiero. —Mikradal se levantó del sillón con su hada en brazos y se aproximaba a las habitaciones con intención de encerrarse en su cuarto.

—¡Vuelve aquí! —Le replicó su padre con un gesto áspero. Sin embargo, esa vez no obedeció a sus padres como de costumbre, sino que les enfrentó y les protestó.

—Ya tengo una edad y no me podéis obligar a realizar el ritual. Me gustaría ver como lo intentáis, porque al más mínimo indicio de que intentáis hacer algo sospechoso me iré de casa sin pensarlo dos veces.

Esto dejó paralizados a los dos padres porque no terminaban de entender el porqué de las acciones de su hijo. Tras unos segundos de silencio, Ginfar se enfureció y gritó.

—¿Así que ahora valoras más a ese monstruo que a tu propia familia? Muy bien, no me dejas otra opción.

—Inténtalo —Le increpó Mikradal mientras retrocedía, pero estaba pendiente de su padre, que al ser militar era el que más presión le causaba. Su padre hizo un gesto y Mikradal se puso en guardia. Acto seguido sintió un dolor en la nuca y mientras se desplomaba vio a su hermano mirarlo con una mirada de dolor. Con sus últimas briznas de conciencia fue capaz de decir:

—¿Por qué hermano? —A lo que le siguió su respuesta.

—Lo siento, pero esto es por tu bien.

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⏰ Última actualización: Jun 27 ⏰

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