Yaku Morisuke estaba en su casa, recogiendo la mesa de la reciente cena mientras que su madre estaba en el patio, ya que su padre siempre estaba de viaje por su trabajo y apenas pisaba la casa.
—Yaku, cariño. Necesito que me ayudes a recoger la ropa de fuera. Acaban de dar en las noticias del tiempo que habrá tormenta eléctrica con lluvias fuertes y rayos durante toda la noche.
—¡Voy!
Yaku salió y ayudó a su madre a recoger, cuando terminaron ya estaba chispeando, y se escuchó el sonido del timbre.
—¿Esperabas visita, mamá?
—No. ¿Puedes abrir tú? Yo organizaré todo esto.
—Claro.
Yaku salió de la cocina y fue a la entrada. Miró por la mirilla de la puerta para ver de quién se trataba. Le reconoció al instante y abrió la puerta rápido.
—¿Lev? ¿Qué haces aquí?
—Hey, Yaku-san... verás... —saludó con la respiración entrecortada a causa del largo camino que había hecho corriendo.
—Pasa y me explicas dentro, ya está empezando a llover más fuerte y no quiero que pilles un resfriado.
—Gracias...por...preocuparte...con...permiso...—agradeció mientras su voz seguía entrecortándose.
Lev se quitó sus botas mojadas y dejó su paragüas en un cubo al lado de la puerta, y una mochila negra justo en frente del cubo.
—Etto... Tw resulara ridiul, peru t lw resumie lo ma q puedn —habló rápido y sin respiración, por lo que no se le entendió nada.
—A ver, primero relájate y respira, no he entendido nada de lo que me has dicho, idiota.
Lev respiró profundamente durante unos pocos segundos, y cuando recuperó todo el aire que le faltaba, empezó a explicar.
—Vale... Desde pequeño, cada pocas veces que había tormenta, tenía que dormir con mi hermana porque me da muchísimo miedo el ruido de los truenos. Pero justamente ahora mi hermana está de viaje por la Universidad, y gracias a eso estoy solo en casa. Así que, Yaku-san, quería pedirle por favor si podría pasar la noche aquí —Lev, al ver la cara de sorpresa que puso Yaku, se inclinó—. ¡No causaré ningún tipo de molestia, lo prometo!
—Está bien, Lev... De todas formas hoy mi madre tiene turno de noche, así que no se sentirá todo tan solo...
—¡Gracias, muchísimas gracias Yaku-san!
—agradeció entusiasmado mientras que elevó y apretujó a Yaku en un fuerte abrazo.—¡Hey, me dejas sin aire! ¡Bájame!
—Lo siento —se disculpó mientras que le bajaba lentamente.
—¿Quién es, Yaku? —preguntó su madre saliendo de la cocina, y cuando piso la entrada, se sorprendió al ver a aquel chico tan alto de pelo grisáceo y ojos esmeralda— ¡Oh, hola! ¿Es un amigo tuyo, cielo?
—Sí, es Lev, un amigo cercano del club. Lev, ella es mi madre.
—¡Un placer! —exclamó alegre el semi ruso, haciendo una pequeña inclinación a modo de saludo.
—El placer es mío, cielo —imitó el acto del chico.
—Mamá, se quedará a dormir esta noche.
—Podías haber avisado antes cariño, todo esta muy desordenado... Bueno, aunque mirando la parte buena, así no te quedarás solo por si pasa cualquier cosa. Pero no arméis mucho escándalo y no os acostéis muy tarde.