Era un día soleado, y Yaku Morisuke se encontraba en su habitación, preparándose para dar una vuelta por el parque. Apenas acababan de empezar las vacaciones de verano, por lo que hacía un calor terrible.
Se puso una camiseta blanca básica de manga corta, unos pantalones cortos rojos y unos deportivos. Cogió su móvil y los auriculares para escuchar música por el camino y una billetera por si le apetecía comer algo.
Salió de casa, cerrándola con llave. Se puso los auriculares, se metió en Spotify para poner su playlist y como siempre empezó a perderse en su mundo. Ya le quedaba poco para graduarse de tercer grado, dejando atrás a sus compañeros del Nekoma, esperando seguir en contacto con ellos.
Pero sobre todo con esa persona especial de lindos ojos esmeralda que ocupaba sus pensamientos, chico con el que había quedado dentro de unas horas en su casa.
No era la primera vez que Yaku iba a casa de Lev, ya había ido varias veces, por lo que la conocía de pies a cabeza, así que ese no era el problema. El problema es que desde que se dió cuenta de lo que sentía por él, tenía miedo por si decía o actuaba algo raro y Lev se diera cuenta, lo cuál era difícil ya que casi ni usaba su cerebro, o eso era lo que pensaba Morisuke.
Sin darse cuenta, ya había llegado al parque. Se sentó en un banco cualquiera para descansar, todo estaba en silencio ya que nadie salía a estas horas por el fuerte calor que hacía. Su teléfono comenzó a sonar, era Lev. Yaku contestó sin pensárselo.
—¡Yaku-saaaaaaaan! —gritó, haciendo que Yaku tuviese que separar el teléfono de su oreja.
—¡Idiota, no grites así! ¿Qué quieres?
—¿¡Vendrás esta tarde, verdad!?
—Claro que iré, ¿por qué lo dudas?
—Bueno, verás... resulta que mi hermana viene hoy, y como le he contado que venía quiere conocerle, Yaku-san.
—¿Alisa?
—¡Sí, veo que se acuerda de que le estuve hablando de ella!
—Claro que me acuerdo, yo sí tengo memoria...
—¡Eso fue cruel, Yaku-san!
—No exageres, tonto... Estaré ahí a las 5pm, ¿es buena hora?
—¿No puede venir antes? ¡Quiero pasar el mayor tiempo posible contigo, Yaku-san!
Yaku sintió cómo se le calentaba la cara. ¿La temperatura estaba subiendo?
—¿E-entonces a qué hora quieres que vaya?
—se maldijo internamente por tartamudear.—¡Si quiere puede venir ya! ¿Quiere quedarse a comer?
—Está bien... Pero pasaré por mi casa a darme un baño.
—No es necesario, puede usar mi baño. Además, si se baña y va andando a mi casa va a sudar de todos modos, si quiere solo pase a por ropa limpia y le espero aquí.
—No quiero molestar...
—¡Nunca molesta, Yaku-san! Vaya a por su ropa, y cuando vaya llegando me avisa.
—Está bien Lev —de todas formas no era la primera vez que se duchaba en casa del menor—Te llamo luego, no tardaré.
—Perfecto, aquí le esperamos Yaku-san.
—Chao Lev.
Yaku colgó la llamada y, volviendo a poner su playlist, partió camino a casa. Cuando llegó, abrió la puerta y subió rápido las escaleras, fue a su habitación y cogió la ropa necesaria. Dobló todo y lo metió en una mochila. Salió de casa y sacó su móvil del bolsillo.