Entre amor y peligro.

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Habían estado toda la tarde en un operativo y cuando acabaron a Armiche se le ocurrió invitar a sus compañeros a una fiesta. Para su sorpresa la jefa y Vera habían aceptado, solo faltaba Wesker.

- Venga Wesker, hay que festejar que seguimos vivos. - intentaba convencerlo Echedey mientras giraba su cabeza para verle ya que iba en la parte trasera de la camioneta junto a Dominique.

- Que no Armiche, tengo muchas cosas que hacer, hay muchos informes que rellenar y ya está anocheciendo. - se negaba el pelinegro mientras observaba detalles del caso en la tablet.

- Wesker, sé que siempre le digo que trabaje pero a veces es necesario un descanso. - habló la morena junto a él con un tono de burla mientras le quitaba la tablet y la apagaba. - Armiche, llévenos a la fiesta. - dijo mientras le guiñaba el ojo a Paul, quien le sonrió de forma pícara.

Recorrieron varios lugares pero todos permanecían cerrados, por lo que optaron por comprar bebidas e irse a la playa.

El sol comenzaba a bajar lentamente, dejando paso a un hermoso color anaranjado en el cielo que se reflejaba en el mar.

- El agua está genial. - comentó Dominique mientras se bajaba el cierre del vestido y se lo empezaba a quitar, quedando en ropa interior.

Paul recorrió su cuerpo con su mirada de arriba a abajo embobado, si le dijeran unos meses antes que estaría tan enamorado de alguien nuevamente no se lo creería.

Observó como la morena se adentraba en el agua, se dispusó a imitar sus acciones, quitándose su traje y entrando en el mar detrás de ella.

- ¿Han estado muy cercanos, no crees? - habló Vera intrigada.

- Vera, te apuesto lo que quieras a que están juntos. - dijo Armiche sonriendo mientras los observaba.

- Lo dudo, de todas formas no es nuestro asunto. - respondió Márquez dándose la vuelta para caminar hacia el bar.

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- ¿Qué haces? - preguntó Dominique al notar lo cerca que estaba Paul.

- Te veías muy bien con ese vestido. - le respondió llevando su mano a su espalda aprovechando que el agua los tapaba.

Un escalofrío recorrió desde el lugar del tacto hasta la nuca de la morena.

- No estamos solos. - se giró separándose de su mano.

- ¿Y? - le sonrió de lado. - Están lejos, aquí solo estamos tú y yo. - llevó ambas manos a su cintura.

- Cuenteme agente Paul Wesker, ¿qué pensaría de sus jefes si mantuvieran una relación secreta? - habló divertida.

- Me alegraría por ellos. - le guiñó un ojo.

- Paul... - respiró hondo.

- Dime. - la acercó un poco más a él mientras apretaba levemente su cintura.

- No juegues con fuego o te acabarás quemando. - susurró.

- Para mi suerte el agua le gana al fuego. - sonrió rozando sus labios.

- Si nos ven así perderemos el respeto que nos tienen. - intentaba convencerse la pelinegra de que era una mala idea exponer su relación.

Llevaban ya unos meses saliendo sin que nadie lo supiese, era mejor así, no tendrían problemas con recursos humanos ni con los agentes.

- Son profesionales. - pensó un momento antes de seguir hablando. - Si quieres podemos despedirlos, así no serán un problema. - sonrió al oír la carcajada de Dominique, mirándola fijamente a los ojos. - El atardecer te sienta bien. - habló sonriendo, se sentía pleno.

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