Jaekyung se colocó en posición, con las piernas separadas lo suficiente y los puños a la defensiva, cómo era común en sus combates.
Por otro lado, Seungho retiró su saco con elegancia y lo depositó sobre uno de los muebles cercanos e imitó la pose de Jaekyung torpemente, lo que sacó una carcajada sonora en éste y en sí mismo.
Nunca había necesitado pelear cuerpo a cuerpo con los puños, el era más de armas; cuchillos, dagas, pistolas e incluso espadas. Incluso cuándo su chico le había sugerido entrenar juntos, o las veces en que lo miró en combate, jamás le interesó en su totalidad, al menos practicarlo. Si le interesaban las artes marciales, pero únicamente porqué era el deporte de su pareja, nada más.
- Te ves tan estúpido.- el luchador no ocultó su diversión ante la postura del contrario. Estaba que explotaba en risas, pero no negaba que en cierta parte se veía tierno.
Caló y dió un ligero golpecito que sonó contra el pecho de su mayor, sonriéndole justo al terminar.Seungho abrió los ojos, después enarcando una ceja. Estaba sorprendido, probablemente con el tono en el que Joo lo había llamado estúpido, se esperaba un golpe más certero y fuerte. Sabía que era la forma favorita que tenía el pelinegro para terminar de burlarse de él.
- Tienes razón y ah, olvidaba todo lo romántico que podías ser, mi amor. - estiró la diestra y jaló la mano que anteriormente le había dado en golpe, la llevó hasta sus labios y depositó unos cuántos besos en sus nudillos, aprovechando para acariciarlos también. - ¿Por qué estabas tan molesto cuándo entré? ¿Sigues molesto por lo de antes, en la mañana? Cariño...
Heesung, que había estado viendo todo en silencio, mejor tomó las llaves que había dejado al lado del pequeño cojín que ocupó y salió sigilosamente, cerrando la puerta e indicándole al entrenador que no entraran. De cualquier forma, todos en el gimnasio sabían que una vez que Yoon Seungho pusiera un pie en el lugar y solicitara privacidad con Joo, nadie debía entrar a dónde ambos estaban.
Jaekyung no era el típico hombre que se ruborizara, de hecho era algo que odiaba en los omegas. Eran tan fáciles de sonrojar y estaban todo el día con el rostro completamente rojo, así que eso lo irritaba y se negaba a hacerlo alguna vez.
Pero ahora sus mejillas estaban inundadas en carmín, todo aquello que Seungho hacía provocaban eso en él. Cómo esos pequeños besos en los nudillos, los besos en la frente o cabello... Aquellas veces en que recorría su cuerpo con besos después de hacer el amor. Por sus palabras, su poesía, sus declaraciones de amor repentinas. También aquellas veces en que quería cambiar de rol en medio del sexo y Seungho no se negaba a recibir en ningún momento.Retiró bruscamente su mano y evitó el mirar contrario, aclarando la garganta y quedándose en silencio unos segundos.
- ¿Fue un golpe bajo? - Yoon tenía las dos cejas alzadas y los brazos cruzados, curioso de la respuesta del campeón.
- Imbécil.
- Ya, lo sabía, pero no has respondido mi pregunta.
- ¿Sabes? De pronto recordé cómo nos conocimos.
- Jaekyung, ¿Estás intentando evitar mi pregunta?
- No, es solo... - se acercó con cuidado, sin perder el contacto visual con aquella mirada color ámbar tan hermosa, que era solo para él y siempre lo miraría a él.
Siempre, porqué le pertenecía.
- ¿Es solo que que? - mantuvo la mirada, pero siendo consciente del acercamiento ajeno. Llevó ambas manos a la espalda baja del pelinegro para apegarlo a su propio cuerpo.
- ¿Recuerdas que cuándo nos conocimos tuviste el atrevimiento de besar mi mano? Te odié, hijo de puta, maldito descarado.
La carcajada que Seungho soltó inundó el lugar, sus manos ahora envolvían a Joo sin vergüenza y se acercó peligrosamente. Estaban tan cerca, sus narices se estaban tocando y sus labios anhelaban por hacerlo también. Las feromonas de ambos estaban bailando sensualmente en el aire. El enigma se sentía embriagado por ese olor de su alfa.
- Es que eras hermoso. - confesó, pasando la lengua descaradamente por los labios del más joven, que reaccionó con una sonrisa por su gesto. - Un maldito insolente, clasista y arrogante. Justo mi debilidad. Y todo eso aumentó cuándo me diste un golpe terrible, casi me zafas la mandíbula, pero qué decir, quedé encantado contigo. Me gustó ese golpe.
- Lo sé, te pusiste duro cuando estabas en el suelo después de ponerte en tu lugar, imbécil.
Bromeó Jaekyung con una amplia sonrisa, sonrisa que fue desapareciendo cuándo vió a Yoon asentir. Éste último tomó su mano y la llevó hasta su entrepierna que ahora ya era un bulto bastante pronunciado, atrapado en sus pantalones.
- Me puse duro esa vez, hace un año, ayer y hoy, justo ahora, todas las veces que estoy cerca de ti. Joo Jaekyung, ¿Estás usando tus feromonas de alfa para hacerme caer y desearte?
- No. - El alfa contestó pícaro a la provocación, correspondiendo. Alzó las manos y las llevó hasta el ancho pecho de su pareja, acariciando sutilmente hasta que sus manos pararon de pronto en la corbata del ajeno, la cuál jaló. - O quizás sí. Mierda, que bien te ves en traje, amo ésta corbata, hace años no te la ponías.
- ¿Si? ¿Te recuerda a esa vez en mi oficina? - el ojiambar tenía la diestra sobre el bulto semierecto del luchador, presionando con fuerza éste y amasandolo a su gusto.
Joo gruñó, lo estaba distrayendo pero claro que lo recordaba. Seungho estaba usando esa corbata aquella vez en que surgió el malentendido con Dan, Heesung y Yoongu, cuándo el tuvo que ir a reclamarle porqué el estaba involucrado al parecer en los rumores que corrían acerca de ellos tres. Esa vez dónde discutieron y él le lanzó cosas y se irritaba a cada segundo porqué ese estúpido solo se reía y se burlaba de él. Esa vez dónde Seungho lo tomó por sorpresa y lo besó.
Beso que él correspondió con ganas, con violencia e impulsividad. Un beso que casi los lleva a perder la cordura en ese mismo instante pero que fue el inicio de todo.
La primera vez que se doblegó ante su hombre.
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EN EL FILO. ( Seungho & Jaekyung )
FanfictionDos hombres cuyo principio fue sin intenciones de doblegarse el uno al otro, pero que al punto máximo dónde el calor se hizo presente, se entregaron sin importar nada más. Ahora se añoran con el alma, pero eso provoca que una serie de mentiras se de...