Sobrevivir como mago en una academia de magia

Capítulo 59

Ansiosamente, Asan hizo una pregunta, "No podemos dejarlo atrás? Hay un 90% de posibilidades de que nos ponga en peligro también, verdad?"

Sus palabras causaron reveses entre los estudiantes de la Tortuga Negra y el Dragón Azul, que miraron a Asan conmoción.

Cómo pudo decir algo así?

Oye, incluso si dejamos atrás a los Tigres Blancos, todavía hay los sacerdotes, comentó un estudiante.

"No podemos simplemente abandonar a los sacerdotes", añadió otro.

"Cómo puedes pensar tan fríamente?", dijo una voz diferente.

Estas reacciones hicieron que Yi-Han guiñese; él también había albergado el mismo pensamiento que Asan.

"Es demasiado tarde para dejarlo atrás ahora. Todos, esparce". Nillia gritó urgentemente.

Después de haber enfrentado a peligrosos monstruos en las montañas en numerosas ocasiones, Nillia estaba bien versada en tales situaciones. Sabía que huir ciegamente con el monstruo a sus talones era más peligroso. Necesitaban dispersar, ralentizar la criatura, y luego escapar.

Mientras corría, Rowena preguntó urgentemente, "Puedes usar el hechizo de la bala de agua de Yumidifus de nuevo?"

"Qué? No sé qué es eso, pero no puedo usarlo ahora mismo. Concéndete en evacuar a todo el mundo". Yi-Han respondió, recordando demasiado tarde que Yumidifus era un famoso mago imperial conocido por crear varios hechicos a base de agua.

Pero a pesar de todo, el hechizo no estaba disponible inmediatamente. Le había llevado casi media hora completar la última vez. Con el dios de barro acercándose rápidamente...

"Me escondo en la noche". Yi-Han murmuró un hechizo y desapareció en la lluvia.

Ya había confirmado que el golem de barro se apoyaba en la vista para encontrar a su presa.

Es una lástima, pero...

Acercándose al golem de barro, Yi-Han recuperó una tiza de humo de su bolsillo, un artefacto imperfecto que había comprado en el mercado negro de la Tortuga Negra.

- Vete.

Con una grieta, el humo se apagó cerca del golem del barro, cegando momentáneamente.

Yi-Han dibujó la Estrella de la Mañana, una espada que le dio el director de la academia, conocida por sus propiedades anti-mágicas. La espada, hecha de púrpura negra, absorbió la maná circundante, emitiendo un extraño sonido. Incluso la llamada ósea se recribió de ella.

"Apunta a las piernas".

Con un empuje, Yi-Han no tenía la intención de capturar al dios de lodo.

Sólo cegando y atar sus pies es suficiente. Los golems de barro son diferentes de otros monstruos. No seguirán persiéndote si los estudiantes desaparecen.

El efecto de la Estrella de la Mañana fue mejor de lo esperado. El golem, golpeado en el tobillo que conectaba sus gruesas piernas, no pudo recuperarse de inmediato y perdió el equilibrio, arrodillado en una rodilla. Entonces algo cayó desde arriba.

"?"

Instintivamente, Yi-Han lo atcogió.

Era un enano del Tigre Blanco.

"????"

Bartreck Bark, que había sido agarrado en el puño del dios del barro, miró a su alrededor con confusión. Estaba retenido por alguien invisible.

"Qué estás haciendo? No vas a levantarte?"

Empeuñado por la voz indifernal de la persona invisable, Bartreck se puso de pie apresuradamente.