registro civil

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Era una mañana soleada cuando Boss y Noeul se prepararon para un día importante: registrar a sus trillizos en la notaría. Con los tres pequeños acomodados en sus cochecitos, la pareja estaba lista para enfrentarse a la burocracia y hacer oficial los nombres de sus hijos.

Al llegar a la notaría, Boss y Noeul fueron recibidos con sonrisas y curiosidad. No era común ver a una pareja de padres con tres recién nacidos, y mucho menos una pareja LGBT. Sin embargo, la atmósfera se mantuvo respetuosa y profesional.

El oficial de la notaría los guió a una mesa y comenzaron con el papeleo.

"¿Cuáles serán los nombres de los pequeños?" preguntó amablemente el oficial.

Boss y Noeul intercambiaron una mirada de orgullo antes de responder. "Nuestro hijo se llamará Win Sermsongwittaya Tangwai," dijo Boss con una sonrisa.

"Y nuestras hijas," continuó Noeul, "se llamarán Malai Sermsongwittaya Tangwai y Nittaya Sermsongwittaya Tangwai."

El oficial anotó los nombres cuidadosamente y, después de unos minutos de revisión y firma de documentos, los registros fueron completados. "¡Felicidades! Sus hijos están oficialmente registrados," dijo el oficial, entregándoles las copias de los certificados de nacimiento.

Con la parte burocrática del día completada, Boss y Noeul decidieron celebrar con un almuerzo de comida tailandesa. Se dirigieron a un restaurante cercano que ofrecía auténtica cocina local. El aroma de curry, albahaca y lemongrass llenaba el aire, haciendo que sus estómagos rugieran de anticipación.

Pidieron una variedad de platos: Pad Thai, Tom Yum Goong, Som Tum y arroz pegajoso con mango. Mientras disfrutaban de la deliciosa comida, hablaron sobre sus esperanzas y sueños para sus hijos, riendo y compartiendo momentos de cariño.

Después del almuerzo, sabiendo que necesitaban abastecerse de más cosas para los trillizos, se dirigieron a una tienda de artículos para bebés. La tienda estaba llena de todo lo que podían necesitar: ropa, pañales, biberones, juguetes y más.

Boss y Noeul se dividieron las tareas; mientras uno revisaba las listas de compras, el otro cuidaba a los bebés. Fue un proceso largo, pero al final, lograron conseguir todo lo necesario.

Cargados con bolsas y cochecitos, regresaron a casa agotados pero satisfechos. Al ver a sus hijos dormidos plácidamente, Boss y Noeul se dieron cuenta de lo afortunados que eran. A pesar de los desafíos y la responsabilidad que conlleva criar a trillizos, estaban listos para enfrentarlo todo juntos.

Y así, con el registro completado, una deliciosa comida tailandesa y todas las compras hechas, Boss y Noeul se acomodaron en su hogar, listos para comenzar este emocionante capítulo de sus vidas como padres de Win, Malai y Nittaya.

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