Melodías en la Noche

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La suave melodía del piano llenaba la habitación mientras Gracie y Willow se sentaban juntas en el sofá, susurros de amor flotando en el aire. Era una noche tranquila, con las estrellas brillando tímidamente a través de la ventana entreabierta. Willow miraba a Gracie con admiración mientras sus dedos acariciaban las teclas con gracia y emoción.

-¿Te gusta?- preguntó Gracie, rompiendo el silencio que había envuelto el ambiente.

Willow asintió con una sonrisa tímida.-Es hermoso. Como tú.-

El rubor tiñó las mejillas de Gracie mientras se inclinaba hacia adelante para depositar un suave beso en los labios de Willow. Los corazones latían al unísono, como si la música que Gracie tocaba resonara dentro de ellas.

-Gracias por invitarme a tu casa esta noche- dijo Willow, jugando con sus propios dedos nerviosamente.

Gracie entrelazó sus manos con las de Willow y le sonrió con ternura. -No hay ningún lugar en el mundo donde preferiría estar.-

Las dos chicas se habían conocido en la universidad, compartiendo una pasión por la música y una conexión que trascendía las palabras. Desde entonces, habían explorado juntas la ciudad, compartiendo risas y confidencias bajo las luces de neón y las sombras de los parques.

Willow se acurrucó más cerca de Gracie, disfrutando del calor de su cercanía. -¿Qué tal si componemos algo juntas algún día?-

Los ojos de Gracie se iluminaron con entusiasmo. -¡Me encantaría! Podríamos escribir la canción de nuestra historia.-

Ambas sonrieron, dejando que el momento de complicidad y amor fluyera libremente entre ellas. La música continuaba en el fondo, como un testigo silencioso de su romance incipiente.

Con el tiempo, las noches se convirtieron en una rutina sagrada para Gracie y Willow. A veces, caminaban por las calles de la ciudad, con las manos entrelazadas y el mundo a sus pies. En otras ocasiones, se perdían en bibliotecas o galerías de arte, compartiendo descubrimientos y comentarios mientras sus corazones se entrelazaban cada vez más.








Una tarde, mientras compartían un picnic en un parque escondido entre los árboles, Gracie le entregó a Willow un pequeño cuaderno. -Es una sorpresa para ti-, dijo con una sonrisa juguetona.

Willow abrió el cuaderno con curiosidad y encontró letras y acordes cuidadosamente escritos en las páginas. -¿Es... una canción? ¿Para mi?- preguntó, con los ojos llenos de emoción.

Gracie asintió, nerviosa pero emocionada.-Es nuestra canción. La escribí solo para ti linda.-

Con manos temblorosas, Willow comenzó a leer las palabras mientras la melodía flotaba en su mente. Cada verso era un testimonio del amor que Gracie sentía por ella, de los momentos compartidos y de los sueños tejidos juntos.

-No tengo palabras- murmuró Willow cuando terminó de leer. -Es perfecta.-

Gracie la miró con ojos brillantes.- Como tu. Tú eres mi inspiración. Todo lo que soy ahora es por y para ti.-

Juntas, compartieron una risa suave y se abrazaron con ternura, sabiendo que lo que tenían era especial y único.

A medida que el sol se ponía en el horizonte, pintando el cielo con tonos de rosa y dorado, Gracie tomó la mano de Willow y la condujo de regreso a su apartamento. La noche se extendía ante ellas como un lienzo en blanco, lleno de promesas y posibilidades.

En el calor de sus brazos, Willow supo que había encontrado a su musa, a su amor verdadero. Y mientras la música de Gracie llenaba la habitación una vez más, supo que no había otro lugar en el mundo donde preferiría estar que junto a ella.

One Shots-Gracie AbramsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora