5. | Aegon Targaryen

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¿De que servía ser rey, si no podía organizar buenos banquetes? En el reinado de su padre hubo muchos y él no desea que el suyo sea diferente, que importa lo que su madre diga, ella no es mas la reina. Está decidido a que todo siga igual, fiestas y celebraciones. Empezó su reinado bien, Aemond consiguió a los Baratheon.

¿Murió, Lucerys? Si, pero eso no es culpa de Aegon, si Rhaenyra quiere vengarse, Aemond puede defenderse y pelear sus batallas solos, fue su error, no el de Aegon. Celebró la victoria de su hermano y casi ni recordaba lo que dijo estos días, era chistoso ver a su madre paranoica y estresada. Pero la complació aumentando la seguridad.

Este era el tercer banquete que se organizaba para él y sus amigos, Ser Criston y Ser Arryk estaban como perros tras él. Tal vez era lo único que odiaba de su nueva posición, los guardias, ahora no podía escabullirse a la ciudad y disfrutar de sus placeres, porque siempre tenía a alguien siguiéndolo.

《Solo tengo que ser paciente —pensaba —. Se cansarán y verán que puedo defenderme.》 No es como si la espada y la daga estén con él de adorno, no era un experto para usarlas pero sabía el manejo básico. Además, ¿quién buscaría atacarlo? Es el Rey, es su derecho. Su hermana y su tío ya están declarados como unos traidores.

Aun no entiende, envío buenas propuestas, incluso iba recompensar a sus bastardos dejándolos con Dragonstone y Driftmark, traería a sus sobrinos a su corte, solo debían aceptar. Pero la muy perra, escupió en su propuesta y lo amenazó. ¿Quien creen que son? Su madre le dijo que es su derecho, las tradiciones lo avalan.

《Si quiere venir, que venga —pensó —. Aquí tenemos a Vhagar y Sunfyre esperando.》apuró la copa de vino y se sirvió más, pensar en su dragón peleando con otro, siempre revolvía su estómago, la sola idea de que pensar en dragones como Syrax, Caraxes y Meleys, enfrentando a su joven dragón. 《Ellos son grandes, pero Sunfyre es mejor》

Brinda y se divierte con los bufones, los bardos y sus aduladores, así lo encuentra su madre, la música se detiene y todos se callan. Estaba arreglada y enojada, sus pisadas resuenan en el suelo, ella avanza y se para frente a él, Ser Criston y Ser Arryk, retiran a todos del salón, dejándolos en un completo silencio.

—¿Qué sucede? —pregunta risueño y tiembla cuando ella se acerca, le saca la copa de la mano y lo jala hasta ponerlo de pie.

—No puedes ni pararte sin tambalear —escupe ella furiosa —. Eres un desastre, si hubieras estado en tus aposentos...

—¿Qué pasó? —exige para callar a su madre, no quiere que siga hablando de todo lo que ve en él.

—No lo sé —responde pero al instante lo llevan tras ella cuando camina hacia la salida —. Solo la reina sabe, Helaena tomó a su dragón y ha estado volando sobre King's landing gran parte de la noche.

—¿Por qué? —está confundido y su cabeza realmente no puede procesar bien todo.

—Dieron alerta de que salió del castillo —Aegon admira la capacidad de su madre para destilar ira en cada palabra —. Envíe a que vean a los niños y solo encontraron tres guardias muertos y al pequeño Maelor.

Aegon siente que la lucidez vuelve a él, en ese momento, no sabe a dónde van, o con quienes se encontrarán solo puede pensar en que se han llevado a su heredero. ¿Quien se atrevería? Más vale que solo sea alguna locura de su hermana, no sería la primera vez que busca hacer algo cuestionable respecto a la crianza de los niños.

Todos están aquí en la entrada, su abuelo murmura improperios, que en otro momento hubieran sido divertidos de escuchar. Aemond está serio, ni parece que desea estar aquí, su madre se mueve inquieta. Aegon ni siquiera está lúcido para saber que quisiera hacer. ¿Gritar, exigir o dormir? Tal vez volar, se siente mucho mejor volar cuando esta ebrio.

The war in your handsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora