Capítulo 45: Soldados que Intrépidamente Se Derrumban

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TODOS LOS CREDITOS A SU AUTOR: Seat_Admiral en AO3

Cualquier error ortográfico o gramatical avisen para arreglarlo.

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Fecha: 804 - M30

Sector: Segmento Ultima

Ubicacion: bastona

Personaje: Amadeus DuCaine, Lord Thunderhammer, Asesino del Rey Inefable, Maestro de la Legión de los Caminantes de tormentas

Era algo curioso, mirar un mundo que compartía nombre con su venerable patria y presenciar las múltiples diferencias. El viejo Albyon de Terra era un lugar duro, con cielos siempre llenos del humo negro y sofocante que exhalaban las fortalezas de hierro y tierras rígidas por los fríos gélidos. Una tierra desolada, atormentada por el oscuro dominio del Arquitirano que gobernó durante tanto tiempo.

Su legión hermana, los Duskraiders, eran lo suficientemente rencorosos como para mantenerlo en sus mentes con sus guanteletes rojos de sangre. Los hermanos de batalla más jóvenes solo conocían la historia, pero los veteranos más viejos de los Stormwalkers conocían bien la dura verdad. Incluso con su derrota hace casi medio siglo, la mano derecha roja de Magna Albia había deformado permanentemente a todos los que habitaban en su tierra natal. No había nada que su maligno dominio no tocara, y el aire asfixiante de la industria y la guerra había dejado a todos cambiados.

No quedaba nada para su generación en el viejo Albyon, una generación deformada por la guerra, el dolor y el hierro. La generación que los sucedería sería más amable, y con el tiempo, Albyon podría volver a ser una tierra apacible. Las bandas de guerra que habían conocido el gobierno del Rey Negro debían ser enviadas a luchar en otros lugares, lejos de sus venerables patrias, y ser usadas hasta que murieran.

Era por eso que había doblado la rodilla cuando el Emperador llegó propiamente y les contó su sueño.

Porque ese sueño también era suyo.

Un grupo de sus mejores guerreros, sus soldados acorazados y ataúdes de guerra ruidosos, se desplegaron para crear un campo de muerte en las tierras congeladas de ceniza. Un gigante, desprovisto de armas y armaduras, vestido con túnicas rojas y blancas. Su voz resonaba con un trueno distante y la luz de un sol coronaba su frente. Una frente pesada, una que entendía.

+Busco un tiempo en el que guerreros como nosotros estén lejos de nuestras patrias.+

+Patrias protegidas por mil mil leguas del vacío en todas las direcciones, y los horrores de la guerra lejos de nuestro pueblo. Busco empujar la noche interminable hasta los bordes de todo el espacio conocido, donde guerreros como nosotros contengan la oscuridad con una gran muralla de acero y fuego. Busco la unificación de la humanidad, y la gloria en campos de batalla siempre distantes de lo que busco proteger.+

+Díganme, honorables guerreros de Hierro Albyon, ¿acaso no buscan lo mismo?+

Incluso décadas después de ese día, ese recuerdo estaba grabado en su mente con perfecta claridad. Era algo que no podía olvidar, aunque quisiera. Y así, Amadeus DuCaine, señor de la guerra de los DuCaine, dobló la rodilla ante el Rey Dorado. Al hacerlo, fue tomado y refundido en un arma y guerrero aún más letal, un Astartes, y hecho comandante supremo de una de las veinte grandes legiones de hombres como él.

La Gran Cruzada se lanzó poco después. El viejo Albyon fue uno de los últimos reductos de resistencia en la antigua Terra, y con sus juramentos de lealtad, pronto llegó el momento de avanzar. Primero, para purgar una banda de guerra mutante en Terra, una prueba menor de su nueva capacidad antes de partir hacia las estrellas. Luego, para purgar a más mutantes que habitaban en Baal, en preparación para recibir a una de las hijas del Emperador que aún estaba por llegar.

Libro 1: Roboute y sus 20 HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora