✦Azucar y limón✦

Siesta

En una bonita tarde de domingo lo que uno haría normalmente sería tomar una siesta, mientras de fondo escuchá música relajante de cuna para acompañar el sueño y estar más cómodo. Y Damien no es la excepción, sólo que él no se va por lo convencional o lo común, no.

Un día él se la paso en vela por un reto que le hicieron el cual era memorizar todo One piece en sólo dos semanas, obviamente acepto apesar de que le exigí de que necesita dormir bien; llevaba más de tres semanas sin dormir bien y sólo dos veces lo hizo completamente. Sorprendentemente cumplió con el reto en una sorprendente única semana.

Admito que a mí también me sorprendió pero después de eso obviamente lo regañé y lo mandé a dormir, me refería a que se fuera al infierno (literalmente) a descansar, pero hoy un domingo al rededor de las 5 de la tarde, apareció en mi ventana y se colo por ella como si fuera su propia casa.

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- Pero... ¿Qué haces aquí? - Exclamó con sopresa viendo un cansado y desvelado, con ojeras en las ojeras, chico pelinegro sentarse en su cama.

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- shhh, no grites... - Le dijo con clara molestia en su ronca voz. - no logré dormir allá... ¿puedo quedarme aquí?
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- Damien...

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- ya sé, tus padres y todo lo demás, sólo estaré un rato... - En cuanto estaba por quitarse los zapatos y acurrucarse por debajo de la sábanas, esperó primero el permiso del rubio para hacerlo.

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- Um.. claro, n-no hay problema - No había problema alguno en realidad, los padres de Pip tienen la costumbre de siempre salir los fines de semana, era normal en una pareja de dos adultos el salir a tener un rato para ellos solos en un restaurante disfrutando de algún cóctel. Nada malo ahí.

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- mmgh... ¿qué mirás? - Preguntó ya estando por un lado acostado, y cubierto por una manta que tenía doblada por un extremo de la cama el rubio.

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- Orgullo y prejuicio

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- ¿Otra vez? ¿Qué trauma tienes con ese libro?

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- No tengo un "trauma", sólo me gusta... - Le aclaraba, dándole vuelta a la siguiente hoja del libro. - Mejor duerme, que eso es lo que más ocupas en lugar de juzgarme - Dejaba el libro reposado en sus piernas para taparle la cara con la manta, recibiendo de parte del contrario un leve gruñido.

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Debo decir que a mí también me gusta escuchar música mientras duermo, música clásica y sinfónica que me transporte a un reino mágico de ensueño. Damien y yo compartimos el mismo gusto por la música, una de las cosas que tenemos en común por la cual nos enamoramos, pero ambos tenemos ciertas diferencias en cuanto a géneros nos podemos referir. Por ejemplo: ya lo mencioné pero disfruto mucho de lo clásico, lo acústico y lo refinado; mientras que por el lado de Damien, él es más de...

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- voy a oír música, así que no me estés chingando. - Fue lo último que dijo antes de ponerse sus audífonos y reproducir a todo volumen su banda favorita: Korn.

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No soy para nada de juzgar los gustos de otros, mucho menos los de mi novio porque a final lo terminó amando tal y como es, pero la primera vez que me enseñó sobre sus gustos musicales salí con dolor de cabeza ese día. Lo único que conocía sobre Rock era AC/DC y Queen, Damien se encargó de mostrarme los más de 28 subgéneros del metal y las más de 119 bandas que hay al rededor del mundo, antes de llegar a la 120 ya tenía un dolor de jaqueca. Pude tolerar las primeras 14 canciones, pero ya de ahí en adelante mis oídos empezaron a presentar problemas; además de las letras grotescas, mal sonantes, blasfemicas; los gritos de animales que después él me explico que eran "guturales" y "screams"; y las guitarras y baterías ultra sónicas. Me gustaron una que otra canción... pero sólo las que eran las más tranquilas.

Empezó a decirme cosas muy raras, como que tenía que ser más "True" ni siquiera sabía que significaba éso, y cuando le pregunté él sólo me dijo:

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- Eres un Poser, Pirrup.

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- Uf... - Suspiró después de perder la concentración en la lectura, dejó un separador en la página antes de cerrar el libro y lo dejá reposado sobre la mesita de noche. Le hecho una mirada al pelinegro que tenía de acompañante esa casi noche; el tiempo si que volaba porque ya habían pasado dos horas, dos horas de pura lectura y de fondo los ronquidos salvajes de su dulce noviecito arropado como si fuera un burrito, apesar de ese pequeño defecto le dió unas caricias en la cabeza de vez en cuando. Cuando no está maldiciendo, destruyendo todo a su paso, siendo un piromano al extremo, o simplemente estando en un intento de homicidio. Es tierno cuando no se da cuenta.

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- más te vale no estarme tomando fotos, Pirrup. - Decía con su voz medio adormilada, luego abriendo un ojo seguido del otro al toparse con su sorprendido y poco discreto novio teniendo en manos su teléfono cercas de su pálida cara. - Lo sabía.

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- ¡Se supone que estás dormido, duérmete yá! - Alejó su celular del rostro recién despierto de Damien.

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- Pues qué creés, no duermo si tengo una cámara frente mío. - Detuvo la música y se quita los audífonos dejandolos por un lado suyo.

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- Al menos déjame tomarte una, sólo unaaa - Le pidió a casi modo de súplica.

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- Nop, ya sabes como es esté juego, yo obtengo fotos tuyas y tú cero mías - Deshace su posición de burrito para sentarse a lado de su novio.

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- Nunca dijimos que esto era un juego, ¡Y aún así suena injusto!

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- Si quieres fotos mías mírame en el baño, lindo - Le insinuó con cierta picardía en su tono de voz ronco.

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- Ew, no. Damien, no quiero ninguna foto tuya orinando.

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- Eres un idiota, Pirrup.