Sentía que su vida entera era una mentira. Una mentira bien elaborada, enterrada por el paso del tiempo.
Como todos bien sabían, Adam, el primer hombre, había tenido dos esposas: Lilith y Eva, pero estas lo abandonaron debido a su intensa necesidad por dominarlas y sublevarse, lo que lo sumió en una gran depresión.
Adam, desesperado, le pidió a su creador que le diera una tercera esposa, ya que, en su estado, estaba dispuesto a tratarla como se debía. Dios aceptó, sentía que estaba genuinamente arrepentido, y como una sorpresa, creó a una nueva mujer para él, una mujer llamada ____, hermosa y bella, cautivadora.
Sin embargo, la depresión de Adam lo hacía irritable y contestaba con desdén a todo aquel que lo molestara, resentido con sus ex esposas por abandonarlo. Dios creyó que el mejor castigo por su petulancia era no darle a su nueva esposa, sino darle otro puesto. Y así fue.
____ vivió su vida en la Tierra, ayudando a los nuevos pobladores a adaptarse según los dictamientos de su Padre, y al morir, se unió al ejército de exorcistas que bajaban al infierno para exterminar demonios, pero en su tiempo libre se desempeñaba como cantautora celestial, constantemente haciendo competencia con Adam, quien parecía sentirse amenazado por su voz.
Solo ella y Dios eran conocedores de lo que estuvo a punto de convertirse. Para ____ hubiera sido una pesadilla, Adam era su jefe y enemigo acérrimo, conocía sus modos y su forma de ser, ¡era despreciable! El hecho de que por poco se convertían en marido y mujer no aminoraba su odio. A pesar de que le causaba curiosidad el Edén, ya que era descrito como el lugar más precioso, no quería aceptar bajo ningún concepto que la razón de su existencia era para ser la mujer de alguien.
Un hombre sabio una vez dijo: «una mala semilla destruye el jardín». Tal vez eso es lo que ella era. Una tentación menos, un puñal menos que afilar. Ella fue encerrada en el Cielo, pero visitaba a Adam en sus sueños, esos sueños en los que él se preguntaba el aspecto que habría tenido su tercera esposa.
No, ella era independiente. Aunque al ser creada tuvo que aprender todo desde cero, como cualquier ser humano. Extrañaba esa versión de ella. Inocente, curiosa por su nuevo entorno, entusiasta.
¿Y ahora? Amargada y no haciendo más que escribir canciones basadas en sus propias experiencias. Una excepción, claro, era cuando se acercaban los exterminios anuales. Ver tanto derramamiento de sangre la había dejado perturbada y sin la capacidad de aunque sea alterarse un poco.
Estaba bien así. Vivía bien.
Pero algo pasó una noche.
Estaba volviendo a su casa después de estar toda la tarde cantando en la plaza, cuando se topó a un ex novio suyo. Tenía una botella en la mano. Nunca le había interesado el amor, y cuando lo hizo, ese idiota hizo que se convenciera de nunca volver a involucrarse en otra relación.
Comenzó a gritarle por abandonarlo, y estaba a punto de golpearla en la cabeza con la botella, cuando algo pasó. O más bien, alguien.
Adam la había defendido, le había dado tremendo puñetazo que envió al suelo al borracho. Se quedó congelada, pasando su vista al ángel inconsciente en el pavimento y en su jefe, quien parecía estudiarla con la mirada. Se estremeció profundamente. Él no sabía que era ella, después de todo. Tenía puesta su máscara de exorcista, así que, sin más, huyó sin decir nada.
Nada había salido como Adam lo había planeado, y pensó que profiriendo lamentos a la luna sus deseos se cumplirían. En cambio, se jodió para siempre. Nunca se le debe pedir deseos a la luna.
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EL LAMENTO DE LA LUNA, adam.
Fanfiction˚₊‧꒰ა 𓂋 ໒꒱ ‧₊˚ ━ te necesito aquí, para enterrar mis arrepentimientos en tus tierras fértiles y olvidarme. no puedo hablar con nadie de ti, así que lo haré con el amado fantasma que me arraiga a tu viento, esperando que, algún día, encuentres el d...