—Vete a la mierda.
Expresó alejándose de Azrael, quien sonreía burlonamente como de costumbre. Le había hecho una «pequeña observación», como él mismo había dicho, diciéndole que se veía más tranquilo y buen portado desde que había empezado a entrenar con ____.
Era como si por momentos la respetara por quien era, pero al darse cuenta volvía a su actitud misógina, no queriendo que esa «amistad» le cambiara de alguna u otra forma.
Seguía odiándola, eso sí.
Además, sus groupies habían empezado a prácticamente rogarle que hiciera un duelo contra la exorcista. Como si su afiliación fuera algo del otro mundo, digno de ser observado. Aceptó sin mucho problema, ya que realmente no le importaba demostrar lo bueno que era una vez más.
—¡Hola, nena! — se apoyó en el marco de la puerta, sonriendo burlonamente.
La exorcista lo observó extrañada por su actitud. Lo había esperado por un tiempo para entrenar y de la nada llegó con esa sonrisa que podía significar miles de cosas peligrosas. Ya no sabía qué esperar.
—¿Me vas a matar?
—Las ganas no me faltan. — la sonrisa se desvaneció de su cara, volviendo a su mal humor por no ser correspondido con las mismas ganas. — ¿Qué te parece si tú y yo hacemos un dueto juntos?
—¿Por qué? ¿Se va a acabar el mundo o algo así?
—Ya sabes... mis fans están desesperadas por que hagamos algo juntos, ¿y quién soy yo para negárselo?
Comenzó a mirar su mano, hablando distraídamente. ____ encarnó una ceja ante lo dicho por el primer hombre, no creyéndoselo del todo. Eso también le beneficiaría a ella, aunque nadie se lo había pedido al no ser tan cercana a sus admiradores. Pensando en su bien, sí que le vendría como anillo al dedo.
Lo miró a los ojos. Parecía tan emocionado hace un momento, antes de que ella apagara sus ánimos. Le había parecido... ¿algo adorable? Era un berrinchudo y se comportaba como un niño pequeño algunas veces.
—Bueno. — se encogió de hombros sin mucho interés. Un imperceptible rubor había aparecido en sus pómulos. — ¿Cuándo?
—Mañana mismo, si es posible. ¡Ya quiero patearte el culo!
Frunció el ceño. De pronto cualquier señal de empatía que había sentido hacia él se desvaneció. Puso una mano sobre su cadera en señal de descontento.
—¿No se supone que es un dueto?
—Sí, pero... ya sabes, yo canto mucho mejor que tú, te opaco.
—Claro que no. O sea, la onda rockstar te sienta bien, pero no es lo más original.
Fue lo peor que debió decirle.
Adam la encaró, empujándola cuando menos se dio cuenta. Se tambaleó, apenas logrando recuperar el equilibrio sobre sus talones. Subió la mirada, encontrándose con la máscara de exorcista de Adam muy cerca de su rostro, por su expresión estaba hecho una furia por su comentario.
—¿Acaso olvidas quién soy? Soy la verga original. ¿Oíste? Original.
—Te jactas mucho de eso, ¿no? Ni has de ser así de bueno.
—Oh, no quieres hacer eso.
Sus enormes manos se posaron sobre sus costados de forma agresiva. Fue ahí cuando se percató de la diferencia de altura bastante notoria entre ambos. No sabía si ella era muy pequeña, o él enorme. Soltó un quejido involuntario.
—Me estás lastimando. — expresó, intentando alejarse al poner sus manos sobre las suyas, pero este reforzó su agarre de por sí poco amable.
—Si yo quisiera hacer algo con tu cuerpo, ya lo habría hecho. — por la forma tan macabra en que lo dijo, percibió que lo decía muy en serio. Hicieron contacto visual. Era raro por tener puesta una máscara, pero realmente sentía lo molesto que lo había hecho sentir al soltar un comentario, según ella, tan poco importante. — Pero como eres un grano en el culo, no. ¿Sabes qué? Esto ya no es un dueto. Ahora es una batalla. Tú contra mi banda, perra.
Simplemente la soltó y salió por la puerta. Todo pasó en cámara lenta.
Nota mental: nunca hacer enojar a Adam.
Se sintió indefensa, hasta inferior. ¿No se suponía que las mujeres y hombres estaban en igualdad de condiciones? Pudo defenderse, decirle algo, pero no pudo. Se congeló. Y cuando menos debía hablar, lo hizo. Por eso, ahora tenía un nuevo problema del cual ocuparse: Adam. Ese maldito primer hombre que se había colado en su vida sin quererlo ni desearlo.
Una revelación la golpeó: no podía dejarlo ir. No porque su amistad peligrara, sino porque era el último entrenamiento antes del Exterminio. Era la sesión más importante de todas. No podía dejar que su esfuerzo se fuera a la basura por culpa de una tonta rencilla.
Finalmente reaccionó y fue detrás de él. A regañadientes, ya que sentía algo de miedo por su reacción al verla siguiéndolo. No fue demasiado lejos, por lo que no le costó mucho alcanzarlo y tratar de detenerlo. Caminaba a pasos agigantados, murmurando maldiciones por lo bajo, metido en su propio mundo.
—Adam.
—¿Qué quieres? — ella no respondió, sino que lo tomó por la túnica, deteniéndolo sin previo aviso. Esa fue la gota que colmó el vaso. Se giró de forma inesperada, ya bastante harto. — ¡¿Qué quieres, por amor a...?!
Ella temblaba. No lo miraba. Y su agarre no fue menguando hasta que se quedaron en silencio absoluto por segundos que parecieron horas.
—Hay que entrenar. Es la última oportunidad que tendremos para mejorar nuestras habilidades antes del Exterminio, no quiero... — suspiró, buscando las palabras correctas. — No quiero que haya ningún error. Por favor, dejémoslo de lado por ahora.
Ese fue un punto de inflexión en Adam. No le gustaba verla tan segura de sí misma, pero tampoco le agradó verla a punto de... ¿qué? ¿Llorar? ¿Perder los estribos? Lo que fuera. No estaba seguro. Solo sabía que esa no era su ____.
—¿Creíste que no iba a reconocerte tras esa máscara?
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EL LAMENTO DE LA LUNA, adam.
Fanfiction˚₊‧꒰ა 𓂋 ໒꒱ ‧₊˚ ━ te necesito aquí, para enterrar mis arrepentimientos en tus tierras fértiles y olvidarme. no puedo hablar con nadie de ti, así que lo haré con el amado fantasma que me arraiga a tu viento, esperando que, algún día, encuentres el d...