Temporada 2017
Era un día ordinario en el circuito de Fórmula 1. El sol brillaba intensamente, iluminando las pistas lisas y curvas pronunciadas. El aire estaba cargado de expectación y emoción. Los equipos se movían de un lado a otro con precisión y los pilotos se preparaban para la acción. En medio de este bullicio, la nueva estrella de Red Bull se encontraba enfrentando un desafío peculiar. No tenía que ver con ajustar los tiempos de vuelta ni con dominar las curvas cerradas. Era algo más personal. Algo que hacía que su pulso se acelerara, sus manos sudaran y su risa se desbordara de manera inusual. Este desafío tenía nombre y apellido: Sergio Pérez.
Su mirada se movía incesantemente hacia un rincón del paddock, encontrándose con los dos pilotos de Force India. Checo estaba sentado tranquilamente al lado de su cooequipero, Esteban Ocon. Sus rostros estaban relajados y sus voces se mezclaban con el ruido de fondo del circuito. A pesar de la intensidad de la competencia, había un aura de camaradería entre ellos. Max observaba la escena, deseando formar parte de ella pero sin saber cómo acercarse.
Max siempre había sido un individuo seguro de sí mismo, su talento en la pista y su actitud ganadora eran prueba de ello. Pero algo en Sergio lo desestabilizaba, lo hacia recordar que era un niño inseguro. Cada vez que Peréz sonreía, el corazón de Max parecía salirse de su pecho. Su estómago se retorcía en un nudo de nervios y su risa, usualmente reservada, se volvía más fuerte y frecuente. El mas joven se veía a sí mismo buscando la compañía del mayor disfrutando de las bromas y las risas compartidas. Supuestamente, solo quería ser su amigo. Pero, ¿por qué entonces esta sensación de nerviosismo? ¿Por qué la aceleración de su corazón y la sudoración de sus manos?
Con o sin nervios, la energía juvenil de Max ganó la partida. Con una sonrisa nerviosa en su rostro, se acercó a Checo y Esteban.
—Hola, chicos — dijo, intentando sonar casual. Checo, al escuchar la voz de Max, se giró y le dio una sonrisa amigable.
El pecho de Max se lleno se felicidad, como si hubiera ganado la pole del día anterior.
—Hola, Max — exclamó. — ¿Listo para la carrera? — Max asintió, su rostro se iluminó con la emoción de la competición inminente. Sin embargo, había algo más en su mirada: una curiosidad y una anhelo de pertenecer.
Sergio, por su parte, era ajeno a la agitación interna de Max. Lo veía como un joven entusiasta, lleno de energía y determinación. Checo entendía perfectamente los sentimientos del joven piloto. Recordaba sus propios primeros días en la Fórmula 1, llenos de emociones y desafíos. Le parecía tierno, una palabra que nunca creyó asociar con Max antes, en especial por su mala fama que tenia entre los medios y el paddock.
—¿Les importa si me uno a la charla? — preguntó, que con una sonrisa juguetona, se acercó aún más
—Por supuesto — Checo se inclinó hacia adelante con genuino interés. —¿Que te pareció la carrera hoy? Vi que tuviste dificultades en la salida.
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Bandera roja | Chestappen
Fiksi PenggemarLes habían advertido. Les habían dicho y planteado que esto iba a ser peligroso. Para el equipo, para sus carreras profesionales y para la privacidad de sus vidas. Pero Max y Sergio estuvieron sumidos en un enamoramiento particular que jamás habían...