𝕯𝕯 | Cuando Caemyra Caelerys es la última descendiente de su linaje, se da cuenta que lo que alguna ves le dijeron sus ancestros y familia no era del todo cierto, los Targaryen siempre fueron dignos.
── Mi lealtad y devoción están contigo, hoy, ma...
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Una de las familias más poderosas de todo Valyria decidió seguir a los Targaryen en un mal presagio, consiguiendo así sobrevivir a la terrible maldición de la misma. Decidieron instalarse en una gran isla, cerca de Dragonstone, que con el paso del tiempo les haría una mala jugada. El pequeño y soberano reino de la tierra del agua, mejor conocido como Calterya, ubicado justo a un la mitad de la Isla Zarpa y de Dragonstone. En su edad más gloriosa, en el mero apogeo, Calterya tuvo una época en la que fue una isla no tan remota pero lo suficientemente grande para ser comparada con el Evenfall Hall, isla a un costado de Storms End, sin embargo, con el paso de los años el mar se había comido el suelo poco a poco dejando apenas una pequeña isla.
Cuando los reyes Caeron y Velarya Caelerys todavía reinaban, miles de cartas llegaban a Calterya ofreciendo tanto alianzas como propuestas de matrimonio para ambos de sus hijos, sin embargo, ellos nunca quisieron darles la importancia requerida, estaban confiados por que tenían la riqueza tanto para sostenerse a ellos mismo como a su pueblo entero por décadas e incluso siglos, creían que nada les podía hacer falta hasta que cada embarazo de la reina terminaba en un hijo no nato, por suerte dos embarazos después había conseguido tener gemelos, un varón y una niña, para seguir la sucesión del trono, así al apar que ellos crecían, Calterya se encogía, cada año sus campos se convertían en costas y sus playas aumentaban sustancialmente su tamaño, dejando menos espacio para habitar o cosechar, si bien no era grande si poseían bastantes habitantes y un enorme castillo en el centro, donde guardaban sus riquezas y tesoros.
Cabe aclarar que no sabían del todo las desiciones políticas que tomaba el rey Viserys en Dragonstone, estaban enterados de que habían altercados de acuerdo a los voceros que se encargaban de mantener actualizados a los reyes y miembros reales. Les notificaron que el rey estaba apunto de tener un heredero varón, junto con su esposa y reina, la sucesión Targaryen corría peligro, ya que tanto como su hijo como su esposa, habían fallecido. Quedando solamente el y su hija.
Había algo característico en la monarquía o como ellos le decían, política soberana de los Caelerys. Todo su pueblo, los Calterianos, vivían bien, tenían vidas dignas y sobre todo plenas, por eso jamás se quejaban de sus gobernantes, además de que se les inculcaban valores como la lealtad, fidelidad u honestidad. Ellos no tenían guerras internas, es por eso que cada que recibían una carta externa acerca de batallas en las que ellos podían ayudar, giraban para otro lado, Velarya y Caeron, así como sus antepasados, nunca tuvieron la intención de abrir Calterya al mundo, allí tenían todo lo que podían desear o necesitar y sobre todo nadie podía molestarlos, saquearlos o incluso atreverse a poner un pie en las playas de Calterya, no con sus armadas Calterianas dirigidas por Alastor Theron, quien se había encargado de entrenar a cada habitante del lugar a defenderse en caso de ser necesario, lo cual nunca lo fue en sus años de reinado del rey Caeron y la reina Velarya. De igual manera tenían la ayuda de poderosas criaturas como las que eran los temidos dragones, 4 adultos y 1 huevo recién eclosionado. Y sobre todo de nobles seres como los caballos alados, bellos y según ellos enviados por los mismos ángeles para ayudarles en su labor de traer armonía al lugar.
