El amanecer en el Valle trajo consigo una brisa fresca y renovadora. Alicent, después de una noche de descanso, se sentía más fuerte y decidida. Alonde dormía plácidamente en sus brazos, ajena al tumulto que la rodeaba. Criston, aunque herido, había recuperado algo de color en sus mejillas gracias a los cuidados de Lucerys.
Baela, siempre práctica y enfocada, se levantó temprano para asegurarse de que todo estuviera listo para el viaje de regreso a Rocadragón. Mientras tanto, Lucerys y Aemond, después de su confrontación, mantenían una tensa tregua. Sabían que debían dejar de lado sus diferencias por el bien de la misión.
—Es hora de partir —anunció Baela, ajustando las correas de su montura—. Tenemos un largo camino por delante y no podemos permitirnos perder tiempo.
Alicent se acercó a Lucerys, su mirada cargada de gratitud.
—Gracias por todo lo que has hecho por nosotros, Lucerys. Prometo que haré todo lo posible para proteger a Alonde y a Criston.
Lucerys asintió, intentando ocultar la preocupación en sus ojos.
—Lo sé, lady Alicent. Estoy segura de que tus hijos estarán felices de verte de nuevo
Criston, con esfuerzo, se puso de pie y extendió la mano a Lucerys.
—Tienes mi gratitud, joven príncipe. No sé qué habría hecho sin tu ayuda.
Después de intercambiar unas últimas palabras, el grupo se preparó para emprender su viaje de regreso a Rocadragón. Alicent, Criston, y Alonde se aseguraron en sus monturas, mientras que Lucerys, Aemond, Baela y Nymeria ajustaban sus propias posiciones en los dragones.
El vuelo de regreso fue largo y silencioso, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. Lucerys se preguntaba cómo explicar la situación a Rhaenyra y qué significaría esto para el futuro de Poniente. Aemond, por su parte, reflexionaba sobre sus acciones y las tensiones no resueltas con su sobrino.
Finalmente, las imponentes torres de Rocadragón aparecieron en el horizonte, y el grupo descendió con cuidado en el patio principal. Helaena, que había estado esperando ansiosamente, corrió hacia ellos con el pequeño aelar en brazos, su mirada preocupada escaneando los rostros de los recién llegados.
—Alicent, Baela están a salvo —dijo con alivio en su voz—. Gracias a los dioses.
Alicent asintió, sus ojos llenos de gratitud y cansancio.
—Gracias, Rhaenyra. No sabría cómo agradecerte esto.
Helaena miró a Criston, notando sus heridas, y luego volvió su atención a Alicent, mientras aegon se asomaba y al ver a su madre y los recién llegados habló.
—Necesitamos llevar a Criston a la enfermería. Sus heridas deben ser tratadas adecuadamente. Luego discutiremos nuestros próximos pasos, y debemos avisar a la reina de su llegada.
El grupo se movió rápidamente, con Baela y Nymeria ayudando a Criston mientras Aemond Lucerys guiaban a Alicent y Alonde hacia un lugar seguro dentro del castillo.
Mientras tanto en Desembarco del rey, En la sala del trono, Rhaenyra ordenó a sus consejeros que se reunieran de inmediato, luego de haber recibido la carta de Rocadragón.
—La situación es delicada —dijo Rhaenyra, mirando a cada uno de sus consejeros—. Alicent y Alonde están bajo nuestra protección ahora, pero Larys y sus hombres no se detendrán. Necesitamos estar preparados para cualquier eventualidad.
Lord Corlys Velaryon, siempre el estratega, asintió.
—Debemos reforzar nuestras defensas y asegurarnos de que Rocadragón sea impenetrable. Además, deberíamos considerar enviar exploradores para vigilar los movimientos de Larys.
Rhaenyra asintió, su mente trabajando rápidamente.
—Muy bien. Corlys, encárgate de las defensas. Envien un cuervo a Lucerys, quiero que coordines con Baela y Nymeria para asegurarnos de que tenemos suficientes suministros y que todos estén preparados para una posible confrontación.
Mientras tanto, en Rocadragón aemond y lucerys habían dejado a alicent acpmodada y caminaban por los pasillos.
- Aemond sabes que hay algo por hablar
Aemond fingiendo no escucharlo siguió caminando, pero el joven velaryon no iba a permitir eso y arrastro a aemond a unos aposentos vacíos
- Cual es tu problema aemond? Actúas bien conmigo un día y al otro decides seguir a Nymeria o corrección, arrastrándola tras de ti
- Eso no es tu maldito problema
- Si, ya escuche eso -Lucerys arrincono a aemond contra la pared.
Ambos se veian con una mezcla de furia y quizás ¿deseo? No estaban seguros de eso, hasta que aemond giro a lucerys tomandolo por la cintura quizás con más fuerza de la necesaria
- Que haces aemond? -lucerys trataba de soltarse del agarre de aemond
- No lo sé
Aemond con afán tomo la boca de lucerys con agresividad, lucerys aunque confundida correspondió a este abrazándose del cuello
Aemond lo levanto besando su cuello mientras lucerys enterraba sus uñas con algo de fuerza, aemond metía sus manos bajo el traje de lucerys hasta que escucharon como alguien abrió las puertas de par en par.
Al girarse no vieron quien había sido, pues ya no había nadie allí
La noche cayó sobre Rocadragón, y mientras los dragones dormían y las intrigas se desarrollaban, la esperanza y la determinación seguían ardiendo.
En los aposentos de helaena ella veía a su pequeño hijo jugar en la cama, mientras baela entraba y dejaba un pequeño beso en los labios de su esposa.
- Como esta aelar?
- Bien, ha dormido y jugado
Baela se sentó junto a su esposa viendo al pequeño y sus cicatrices
-El septo dijo que su cicatrices deben estar al aire el mayor tiempo posible
Baela asintió y vio la preocupación en los ojos de su esposa, la culpa la habi comido viva hace ya un tiempo
- Lo que le pasa a aelar no es tu culpa helaena, no es culpa de nadie
- Aelar nació de mi cuerpo!
- Tu también sufriste en su nacimiento, aelar nació entre fuego y llamas, casi mueres ese día helaena
El día del nacimiento de aelar ellas habitaban en pentos, la noche era tormentosa y lo único que podían escuchar era los gritos de la princesa helaena, llevaba dos días en trabajo de parto, el bebé no venía en una buena posición
El momento en el que aelar logró salir cuentan que el sufrimiento fue tal para la princesa helaena que sueña en fuego rugio y surco los cielos con fuerza, aelar nació entre fuego y llamas, rodeado de una delicada aura de fuego, nadie comprendía la razón, pero esto quemo a la princesa helaena y no había quemado al pequeño aelar hasta que intentaron apagar las llamas, el bebé había sido quemado en ambas piernas o eso crean hasta que las cicatrices secaron como una marca de Nacimiento, parecían quemaduras pero con una forma extraña.
En Harrenhal, Larys Strong observaba el horizonte con una sonrisa siniestra. Sabía que la búsqueda de Alicent no sería fácil, pero no tenía intención de rendirse. La guerra ahora por el control de Poniente estaba lejos de terminar, y él estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para asegurar su victoria.
El destino de los Siete Reinos estaba en juego, y cada movimiento contaba. Mientras los dragones volaban y las conspiraciones se desarrollaban, una cosa era segura: la historia de Poniente estaba lejos de terminar.
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Amor En Valyrio
RomanceLa princesa Rhaenyra Targaryen da a luz a su tercer hijo con sir leanor velaryon, una noticia que llega hasta desembarco del rey, lo que lleva a el rey viserys, la reina alicent y sus hijos a emprender un viaje para conocer al nuevo miembro de la fa...