Capitulo 33

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Sarocha tenía control visual sobre Rebecca que continuaba inmersa en el juego, se preguntaba si ella estaría consciente

del peligro que estaba corriendo. Su atención regresó al frente cuando Heidy volvió a reír estruendosamente para luego hablar en tono bajo.

―Cómo quien dice, rusa: "es tu cruz", no tengo que ver, mi seguridad está infranqueable y ninguna perra policía podrá sacarme nada...

―¡¿Sí serás idiota, Jansen?!

De inmediato la actitud de Heidy cambió y sus muchachas parecieron perras mostrando los dientes, listas a saltar sobre su presa a una sola orden de su ama.

―A ver cómo me hablas, vieja, respeta que no estás hablando con la cocinera; ¡sino con la más cabrona aquí!

―Jansen... Jansen... eres una cabrona sí, pero la confianza en el poder que ahora tienes te nubla la inteligencia... en cambio yo sí hice mi tarea ―Ivanna sonrió como pocas veces lo hacía―. Y cómo ves... ya tengo el nombre de la sabuesa que vino tras tus escondrijos...

―¿Qué dices?

―La muy chula se te metió por los ojos... Se te metió a la celda... ¡y de seguro también entre las patas!

Chankimha sintió su sangre acelerarse en sus venas, cerró los puños y apretó los dientes... Conocía a Ivanna... cómo bien había dicho; hizo su tarea, así que sabía el nombre que estaba a punto de pronunciar.

―¡Sí vas a hablar, habla! ¡¿O me contaste para qué?!

―Para reírme un poco al ver tu cara cuando te diga su identidad... y para que disfrutes el espectáculo porque iré por su cabeza; ¡Ivanna Smirnov detesta la policía, las mentiras y la traición! ―sus ojos azules cayeron ahora sobre Chankimha y de inmediato dos de sus muchachas la aferraron de los brazos, logrando inmovilizarla.

―¡¿Qué coño es esto?! ―exclamó Sarocha, sacudiéndose.

―¡Rebecca Armstrong es el maldito topo y esta desgraciada le ha estado cubriendo las espaldas desde que llegó!

―¡¿Cómo?! ―Heidy miró hacia la cancha y luego hacia Chankimha―.

¡Malditas perras! ―inesperadamente le dio una bofetada a Sarocha y luego envió por su presa―. ¡Tráiganme a la maldita peliazul!

―¡Cinco mil por la cabeza de la agente Armstrong! ―gritó la rusa para que todo el patio escuchara.

Otra de las chicas de Ivanna hizo brillar algo en su mano y se abalanzó contra Chankimha, solo que no contó con que se movería rápido y aquel trozo de metal terminó en las costillas de una de las que la sujetaban; facilitándole deshacerse de la otra a la vez que se iniciaba un enorme revuelo entre todas las presas.

Rebecca se debatía como podía, pero no sabía cómo lograría escapar de aquello; varias se peleaban a su alrededor, presas de un clan contra las de otro, y otras solo buscaban eliminar "obstáculos" para poder llegar a ella. Un grito a sus espaldas la sobresaltó y al girarse vio desplomarse a una morena alta con un pedazo de madera en una pierna, y tras ella, a Chankimha.

¿Culpable? de Amarte (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora