❝Todo era una apuesta. Un juego. Porque ¿Quién iba a enamorarse de ese omega tan triste y monocromo?❞
✦𓂃 Adaptación, créditos a @Hobibuba.
✦𓂃 Omegaverse, poliamor.
✦𓂃 Angst, fluff, drama.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Heizou...
— ¿Qué pasa?
— ¿A dónde vamos?
Heizou se rió al escuchar la insegura pregunta de Kunikuzushi, notando el color pintando las bonitas mejillas del muchacho.
—Te lo he dicho —contestó el mayor—Es una sorpresa, Kuni.
Kunikuzushi hizo un pequeño puchero ante su respuesta, inconforme, pero sabía que insistir no valdría de nada. Heizou fue muy firme en no contarle a donde le llevaba, vendándole los ojos una vez se subieron al auto. El alfa no era muy inclinado a conducir, era de los que prefería caminar, pero ese regalo fue por parte de su padre en su cumpleaños, y Kunikuzushi adivinó que al lugar al que iban no era cerca por lo mismo.
Por un breve momento, tuvo el pensamiento de que le llevaba a un motel y eso le hizo entrar en pánico. Por mucho que hubiera aceptado salir con Heizou–Kunikuzushi todavía no sabía si ellos tenían algo oficial o no–, eso no significaba que estuviera listo para la intimidad. Le provocaba mucho terror el hecho de que eso ocurriera y luego fuera abandonado.
Sin embargo, Heizou pareció adivinar su hilo de pensamientos, porque le aseguró que no le llevaba a ningún sitio que pudiera causarle temor. Con eso, fue suficiente para que Kunikuzushi confiara en él y fuera sin duda alguna.
No llevaban más de veinte minutos viajando, cuando de pronto vio al alfa desviarse de la carretera y entrar por un camino de ripio. No conocía esa ruta, jamás había ido por ahí, y empezó a preocuparse un poco.
—No volveremos muy tarde, ¿cierto? —preguntó el omega, tímido.
Era viernes, y por lo mismo, sus clases acabaron a mediodía. Le había mentido a su mamá diciéndole que después tenía trabajo, pues tomó un turno extra, y así poder salir con Heizou. Fueron a almorzar y el alfa le dijo que quería llevarlo a un lugar bonito. Kunikuzushi no pudo decirle que no.
—Claro que no —aseguró Heizou, sonriendo traviesamente—. Cuando den las siete, nos devolveremos y te iré a dejar a casa, Kuni.
—Mhm... —murmuró Kunikuzushi, sabiendo que le pediría que le dejara a unas cuadras. No quería que Dottore le viera en el auto de Heizou.
Diez minutos después, Heizou se desvió del camino principal y entró en otro más pequeño. A menos de un kilómetro, Kunikuzushi vio un arco de fierro con un portón abierto, por el que entraron, y supo enseguida dónde se encontraban.
Kunikuzushi escuchó de ese lugar cuando era más joven, pues una vez su curso fue de paseo escolar. Él no pudo ir debido a que su mamá no pagó la cuota necesaria, por lo que se perdió ese bonito paseo.
Ahora, se giró hacia Heizou, con una mirada de sorpresa.
— Heizou, ¿Es la...?
—¿La granja de animales? —le interrumpió el alfa, sin dejar de sonreír también—. Creí que sería un bonito lugar para ti.