❝Todo era una apuesta. Un juego. Porque ¿Quién iba a enamorarse de ese omega tan triste y monocromo?❞
✦𓂃 Adaptación, créditos a @Hobibuba.
✦𓂃 Omegaverse, poliamor.
✦𓂃 Angst, fluff, drama.
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Kunikuzushi estaba realmente molesto.
¿Cómo mierda Ajax consiguió su número?
Sintió vibrar su celular mientras preparaba un café, Amber esperando las tazas para llevarlas a la mesa cinco, y estuvo a punto de contestar para mandarlo al diablo.
Pero no podía hacerlo, no si quería que Ajax se molestara.
Y cuando Ajax se molestaba...
Se estremeció al recordar como el mayor lo acorralaba diciéndole cosas con su voz alfa. Como que se quedara quieto, que no dijera nada mientras las manos enormes de Ajax lo acariciaban.
Nunca llegó a propasarse, no realmente, pero, aunque no lo hiciera, Kunikuzushi lo sentía como una violación.
El móvil dejó de vibrar y suspiró, cansado. Recibió minutos antes un mensaje de Ajax invitándolo a una fiesta esa noche, en la casa de Kaeya, pero Kunikuzushi no le contestó. No pensaba pasarse por esa fiesta, ni siquiera lo consideró un segundo: una fiesta con tantos alfas, con Lumine rondando... prefería ahorrarse el mal momento.
Además, Cyno dijo que debía estudiar esa noche, Kaveh y Alhaitham tenían una cita, Tighnari cuidaría a su hermana menor, Amber pidió salir más temprano, y él tendría que esperar a que su jefa llegara para cerrar el lugar.
No tenía ganas de nada en ese momento. Volvió a tener una pesadilla.
Y sumado al hecho de que Kazuha y Heizou estaban tomando algo, como cada tarde, tenía los nervios más alterados de costumbre.
Se sobresaltó cuando su móvil volvió a sonar y estuvo a punto de derramar el té que preparó para Kazuha sobre el alfa.
—Lo siento —murmuró desganado, dejando el batido que Heizou pidió frente al de cabello rojizo, haciendo después lo mismo con el té.
A las nueve y media podrás irte, se dijo, ignorando la vibración en su bolsillo, luego podrás llegar a casa y acostarte.
Al menos, eso pretendía. Solo esperaba que Dottore no comenzara a molestarlo, como siempre.
— Te ves distraído.
Parpadeó, viendo que fue Heizou quien habló.
Pero el alfa no lo estaba mirando, solo jugueteaba con la bombilla de su batido.
Desde hace varios días que el chico lucía alejado, más frío de lo normal, y eso realmente lo extrañaba. Se acostumbró demasiado a su actitud alegre, explosiva.
—Heizou tiene razón —concedió Kazuha—, ¿te sientes bien?
El chico rascó su nuca, tragando saliva.
—Sí, no es nada —murmuró, antes de marcharse.
Heizou enarcó una ceja, mirando a su amigo y tratando de ignorar el hecho de que seguía sin tener muchos avances con el omega. Y ahora estaba más irritado porque el día anterior Kazuha le dijo, directamente, que tenía el número del menor y pensaba invitarlo a cenar el próximo fin de semana.
