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Heizou no sabía que Kunikuzushi era tan bueno con la boca

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Heizou no sabía que Kunikuzushi era tan bueno con la boca.

Jadeó al sentir la cavidad húmeda del chico rodeando su miembro, y bajó la vista, chocando con los ojos dispares del menor, que lamía toda su longitud con una lasciva, pícara sonrisa.

Estaba acostado en su cama, el muchacho entre sus piernas, totalmente desnudo, y Kunikuzushi volvió a meter la polla del pelirrojo en su boca con un aguado sonido morboso.

Otra vez jadeó cuando la mano del omega subió y bajó junto con su boca.

—K-kuni... —gimió, viendo como el omega se alejaba, con la saliva escurriendo por su barbilla.

—¿No te gusta, Heizou? —ronroneó, ahora sólo lamiendo la punta de su miembro, sin dejar de mirarlo, sus ojos nublados por el placer.

El de cabello rojizo mordió su labio inferior, respirando aceleradamente, y notó que Kunikuzushi estaba penetrándose con sus dedos, con sus mejillas ruborizadas y haciendo bajos sonidos obscenos.

Mierda. Mierda. ¿Desde cuándo Kunikuzushi podía ser tan caliente?

Su alfa. Mío. Mi omega.

Notó que Kunikuzushi se giró sin quitar la mano de su interior y Heizou gruñó en advertencia. El de cabello índigo simplemente soltó una risita, quitando sus dedos y volviendo a atender el miembro de Heizou con su boca. El alfa no lo dudó ni un poco: lo penetró con tres dedos, que se deslizaron fuertemente en el interior de Kunikuzushi, y el chico movió sus caderas en señal de querer más.

Cuando lo iba a tirar sobre la cama para marcarlo, despertó.

Abrió los ojos, jadeando, sudado, con un serio problema en su pantalón.

Tragó saliva, completamente incrédulo y sin poder comprender un poco lo que estaba pasando. Qué significaba lo que acababa de ocurrir, el por qué Kunikuzushi estuvo en su sueño.

Por qué se excitó como si tuviera quince años.

Se puso de pie, tambaleante, tratando de no hacer ruido alguno, y fue al baño para humedecer su rostro. Se forzó a buscar alguna solución para ese problema allí abajo.

Mojó su cara, mirando el reflejo en el espejo, y su mente lo traicionó por completo.

Volvió a imaginarse a Kunikuzushi de rodillas frente a él, usando su boca, gimoteando en voz baja.

Esa erección no iba a desaparecer así como así, lo sabía.

Maldiciendo por lo bajo, volvió a su cama mientras se quitaba los pantalones del pijama.

Iba a tener que apurarse pronto con esa maldita apuesta o, muy probablemente, seguiría teniendo sueños como ese. Acostarse con Kunikuzushi o descargarse con alguna beta. No, tenía que ser Kunikuzushi. Lo sabía muy bien.

! Monocromía  ♡︎  ་   ་ HeikazuscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora