Confesión

65 5 1
                                    

Me hicieron pasar a un despacho donde había un poli sentado delante de un ordenador y otro que hacía preguntas. Mientras yo respondía, el del ordenador lo iba escribiendo todo. Algunas preguntas eran difíciles de responder: «¿Dónde estabas el martes pasado? ¿De qué conocías a Marta Villanueva? ¿Te caía bien? ¿Qué tipo de relación tenías con ella? ¿Cómo era? ¿Sabes conducir? ¿Quién te enseñó? ¿Has cogido el coche de tu primo últimamente?».

De pronto me sentí muy cansado. Exhausto. Me habría gustado no estar allí. No ser yo. No entendía por qué no me hacían la única pregunta importante. Tardaron muchísimo, pero al final preguntaron:

—¿Mataste tú a Marta Villanueva?

Pensé: «Por fin me dejarán dormir».

Contesté:

—Sí.

Se detuvieron para mirarme un momento.

—¿En serio la mataste tú? —repitieron.

—Sí.

Un silencio. Un cruce de miradas entre los dos polis.

—¿Y por qué? —preguntó el que hacía las preguntas.

—Era una pesada —repuse.

Percibí aquella mueca de asco, de desprecio absoluto, cara de mirar a una cucaracha, a un bicho que se arrastra entre la suciedad y que no quieres que se acerque a ti por nada del mundo.

La muerte de las cucarachas hace felices a las personas.

Pensé que tenía que acostumbrarme a eso. A partir de entonces, mucha gente me miraría de ese modo.

....

Capítulo corto

MENTIRA (Pedri X Ferran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora