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| CHAPTER #02


— Muy bien _____. Abre la boca. — Habló su terapeuta aproximando un palito de chupete a su boca con cuidado. La contraria cooperaba aunque estaba nerviosa de dicho objetivo. — Ahora di Ah. —

— Ahh... —

Era un sábado por la mañana, tenía una corta sesión por su ya dicha terapeuta. Resultó ser muy amigable, hasta le regaló un pequeño cuaderno con hojas blancas en dónde podía escribir si se le complica aveces hablar.

Según sus palabras, los primeros días iban a ser cansados hasta acostumbrar a sus cuerdas vocales a emitir más palabras por día.

Necesitaré una botella de agua más grande.

— Bien _____. Nos veremos la próxima semana para seguir con las sesiones. Procura tomar agua tibia y utilizar bufandas o algo que cubra bien tu garganta. Creo que lo haces bien con evitar gritar. — Comentó mientras le entregaba una hoja pequeña en dónde estaba todo lo que tenía que hacer en lo largo de la semana.

Asintió. — Muchas gracias. — La contraria sonrió ante gesto y cerró la puerta detrás suyo.

Tenía mucho que pensar ese día, no es que tuviera una agenda que planificara sus días. Así que solo rezaba con que el tratamiento resultara bien y todo su esfuerzo no fuera en vano.

Agarró su celular y se dispuso a ver sus redes sociales a matar el tiempo, tal vez tome en cuenta lo sugerido por Fang hace unos dos días atrás.

Lo primero que pudo divisar fue una publicación de Emz acompañada de Poco publicada hace tan solo 20 minutos. Recordó en ese instante la vez que los conoció la primera vez, no fue muy agradable que digamos.

Ella se encontraba charlando con Poco sobre música, en su mayoría él comentándole su travesía como artista y enseñandole algunos de sus discos. Era simpático y muy amable, además que compartir el mismo amor por la música, lo que hacía que conjeniaran más facil. Poco le habló sobre ella, que era muy dulce y divertida, aunque cuando tocó su turno de conocerla parecía todo lo opuesto. Emz apareció frente a ellos armando una corta escena en dónde ella era la víctima y amenazaba con arruinar su figura públicamente.

Poco tuvo que disculparse por parte de ella, pues había malinterpretado la situación. Asi que desde ese momento cada que se topaba con Emz recibía una mirada amenazante directo hacia ella, no estaría tan asustada si no supiera que trabaja en una funeraria.

Con solo recordarlo la vergüenza pinta su rostro de un rojo vivo, no olvidaría las miradas de los demás hacia ellos y los casi intentos de Emz en querer jalar su largo cabello.

De todas formas no está enojada ni nada, si ella estaba dispuesta a iniciar de cero lo aceptaría con gusto.

De repente, el sonido de unos toques en su puerta le llama la atención, no recordaba esperar a nadie ese mismo día. Se aproximó a dicha puerta y con cuidado la abrió sin esperarse con quien se encontraría.

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