Capitulo 12

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Me dolía la cabeza, la punzada en ella era un dolor casi insoportable, abrí los ojos lentamente dándome cuenta de donde me encontraba y con quien me encontraba.

-Ángel. -solté un quejido mientras sacudía el cuerpo que se encontraba a mi lado-. ¡Ángel despierta mierda!

-Déjame dormir, es sábado. -se removió y se volteó para dejarme ver solamente su espalda.

-Idiota hoy no es sábado, despierta de una vez que no estamos en tu casa. -lo removí con más fuerza.

-Agh, ¿qué carajo quier. . . -abrió los ojos y observo el lugar donde nos encontrábamos. -. Ouh.

-Vamos levántate, necesitamos salir de aquí.

Ambos nos encontrábamos en una habitación pequeña echa completamente de cemento, la habitación era oscura, húmeda y tenebrosa, lo único que nos alumbraba era una pequeña vela encendida en una esquina de la habitación, agarre la vela y alumbre lo poco que no alcanzábamos a observar.

-Ángel.

-¿Qué? -cuestiono acercándose a mí.

-Busquemos una salida, yo buscare en estas dos paredes, tú en las otras dos.

-Así claro genio, ¿y como sabre cuando allá una salida si no veo cara de idiota. -puso los ojos en blanco.

-Para eso pondremos la vela en el medio de la habitación, ambos podremos alumbrar lo poco de la habitación.

Coloqué la vela en el medio de la habitación y me acerqué a Ángel.

-Ahora examina esas dos y yo las otras dos. -lo empujé levemente del hombro.

-Bien. -puso los ojos en blanco y suspiro resignado.

Me acerqué a una de las paredes y comencé a pasar mi mano por la superficie teniendo la esperanza de encontrar alguna manija, puerta o algo que nos ayudé a salir de aquí.

-¿Ya encontraste algo? -cuestione.

-Aun no, ¿y t. . . espera.

-¿Qué? ¿Encontraste algo?

-Ven, aquí hay una puerta.

Me alejé de la pared y me acerqué a Ángel.

-Ven, mira toca esta textura.

Era una sensación liza, fría, esto no cemento. . . es metal. Di unos golpes a la que pareciera ser una puerta, y confirmando, si era puerta.

-Es una puerta Ángel. -dije con ilusión.

-Si es una puerta, ¿por qué no tiene perilla?

-¿Qué? -cuestioné perdiendo la poca esperanza que me quedaba.

-Si, mira ven.

Pase la palma de mi mano por la puerta.

Mierda.

No tiene perilla, osea que. . .

-No hay salida. -susurre.

De repente mis piernas dejaron de funcionar, me temblaron y no pude sostener mi cuerpo, cayendo al suelo junto con la esperanza de salir.

No saldremos nunca.

-Hey, Julián. -me llamó más no hice caso.

Poco a poco sentí como mi cuerpo comenzaba a fallar, me costaba respirar, la opresión en el pecho se intensificaba más y más haciendo que me sienta vulnerable. Comencé a hiperventilar y a agotarme cada vez más, mi respiraciones eran agitadas y mi vista se volvía cada vez más borrosa. Ángel me llamaba más y más pero sus llamados su fueron alejando, cada vez sentía que me ahogaba más, las paredes se me cerraban y sentía que mi corazón se me saldría del lugar.

-¡Julián! Mirame, ¿Si? -agarro mis hombros y me sacudió-. Hermano ¡¡porfavor!! Trata de respirar, ¿si? Te aseguro que buscaré una salida para nosotros, pero porfavor trata de estar tranquilo.

Mis párpados pesaban y ya no podía sostener mi cuerpo, coloque mis manos en el suelo sosteniendo mi cuerpo mientras trataba de que mis respiraciones fueran constantes y normales. Cada vez mi cuerpo rogaba más y más oxígeno presionando con más fuerza mi pecho.

Hasta que mis piernas dejaron de funcionar y caí golpeando mi cabeza contra el frío y húmedo suelo de dónde los encontrábamos, poco a poco mis ojos ce fueron cerrando mientras que los gritos de Ángel sonaban a la lejanía de mis oídos.

Hasta que no volví a abrir los ojos.



AMENAZA [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora