Capítulo 2: El mundo mágico

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El viaje

El camino desde su pequeño pueblo hacia lo desconocido era tanto emocionante como intimidante para Alice. Las primeras millas estaban llenas de colinas verdes y caminos serpenteantes bordeados de flores silvestres. Con cada paso, sentía que se alejaba más de lo conocido y se adentraba en un mundo lleno de posibilidades.

A medida que avanzaba, el paisaje comenzó a cambiar. Las colinas se transformaron en densos bosques, donde los árboles altos y antiguos formaban un dosel sobre su cabeza, filtrando la luz del sol en haces dorados que iluminaban su camino.

El aire se volvía más fresco y el sonido de los pájaros y otros animales llenaba el ambiente. Cada tanto, Alice se detenía para dibujar lo que veía, capturando la magia del bosque en su libreta.

Primeros desafíos

Una tarde, mientras seguía un sendero estrecho, Alice se encontró con un claro en el bosque donde se alzaba un antiguo roble, más grande y majestuoso que cualquier otro árbol que hubiera visto.

Decidió descansar un poco a su sombra y, mientras estaba sentada, notó un brillo extraño en el suelo cerca de las raíces del roble. Al investigar, descubrió una pequeña piedra brillante con extraños símbolos grabados en ella. Parecía irradiar una suave luz dorada.
Curiosa, Alice tomó la piedra en sus manos.

De repente, una ráfaga de viento sopló con fuerza y una figura apareció frente a ella. Era un pequeño ser alado, con aspecto de hada, que la miraba con ojos inquisitivos.

—Esa piedra es un antiguo artefacto mágico—, dijo el hada con una voz melodiosa. —Solo aquellos con un corazón puro y un alma valiente pueden descubrir su verdadero propósito.

Alice explicó su viaje y su búsqueda para encontrar su verdadera voz. El hada, cuyo nombre era Liora, decidió acompañarla y guiarla por el bosque. Le explicó que el artefacto era una llave para desbloquear los secretos del mundo mágico y que debía encontrar otros objetos similares para completar su misión.

El cruce del río

El primer gran desafío que enfrentaron juntos fue un ancho río con aguas rápidas y turbulentas. No había un puente visible y cruzarlo parecía imposible. Liora, con su conocimiento del bosque, le mostró a Alice un grupo de piedras que sobresalían del agua, formando un precario pero posible camino hacia el otro lado.

Con el corazón latiendo con fuerza, Alice comenzó a saltar de piedra en piedra, manteniendo el equilibrio con cuidado. Liora volaba a su alrededor, dándole ánimos y señalándole los puntos más seguros. En un momento, una de las piedras se movió bajo su pie y Alice casi cae al agua, pero su agilidad y determinación la mantuvieron a salvo.

Finalmente, llegaron al otro lado del río, exhaustos pero triunfantes.

El portal al mundo mágico

Más adelante en su viaje, Alice y Liora llegaron a un gran arco de piedra cubierto de musgo y enredaderas.

Había inscripciones antiguas en el arco, y Alice sintió una fuerte conexión con él. Liora explicó que este arco era un portal al verdadero corazón del mundo mágico y que solo podía ser activado por aquellos que portaran un artefacto como el que Alice había encontrado.
Con una mezcla de emoción y temor, Alice levantó la piedra brillante hacia el arco.

La luz dorada de la piedra se intensificó, iluminando las inscripciones y haciendo que el arco vibrara con energía. Un resplandor cegador envolvió a Alice y Liora, y en un instante, fueron transportadas a un lugar completamente nuevo.

El mundo mágico

Cuando la luz se desvaneció, Alice se encontró en un paisaje asombroso. Colinas verdes se extendían hasta donde alcanzaba la vista, salpicadas de flores de todos los colores imaginables. En el cielo volaban criaturas aladas y, a lo lejos, se alzaban majestuosos castillos y torres brillantes.

El aire estaba lleno de una música suave y armoniosa que parecía provenir de todas partes y de ninguna a la vez.

Liora sonrió. —Bienvenida al mundo mágico, Alice. Aquí es donde realmente comienza tu aventura.

Alice miró a su alrededor, maravillada por la belleza y la magia del lugar. Sabía que su viaje sería largo y lleno de desafíos, pero estaba lista para enfrentarlos.

Con su libreta de dibujo en una mano y su lápiz en la otra, dio el primer paso hacia lo desconocido, decidida a descubrir su verdadera voz y el propósito de su viaje.

La melodía de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora