Atravesó el templo de Sagitario con la tranquilidad de su abandono. El eco de su armadura golpeando contra el suelo era el único sonido reproducible en aquella gigantezca y antigua estructura, así como el único movimiento el de él mismo y el del vaivén de aguijón que poseía su propio casco. Subió uno a uno los peldaños hasta Capricornio pensando en qué querría esta vez el patriarca que hiciera. No hacía demasiado tiempo le había tocado partir en misión a Francia, por lo que le resultaba extraño ser nuevamente elegido para realizar una travesía. Una leve sonrisa asomó a sus labios al recordar en compañía de quién había sido aquel viaje. Camus hacía tan sólo dos días había regresado de Siberia, en donde en esta ocasión se había quedado tres semanas junto a sus discípulos.
Era realmente muy poco el tiempo que el francés permanecía en el Santuario. A veces una semana, a veces ni siquiera. Y si debía ser sincero (ya había aprendido a no engañarse), extrañaba a su compañero cuando no estaba. Cierto es que quizás era pronto nombrar la relación que tenían como amistad, pero también era cierto que Camus había cambiado totalmente el trato que mantenía con él luego de la misión compartida. Con nostalgia, dedicó el tiempo que lo separaba del reciento patriarcal para rememorar lo que aquella experiencia había cambiado su sentir. Recordó la frialdad de los primeros días, la inexpresiva, vacía mirada que el francés le ofrecía y que, pese a no ser cruel, le generaba sentimientos puramente contradictorios. En ese entonces Camus en verdad conseguía enloquecerlo, fascinarlo con su belleza, con su porte, con el misterio que le representaba el no poder conocerlo. Podía, sin embargo, también recrear con suma perfección el hastío que la forma de ser del acuariano en ese entonces le generaba. Aquellos días eran una lucha constante entre su deseo y su orgullo. Días que, por supuesto, no extrañaba.
Por fortuna, al menos gran parte de esa guerra interna había terminado. Ese viaje había sido un antes y un después. Camus hoy no sólo le gustaba, le caía extremadamente bien. Agradecía el poder ser capaz de hablarle sin tener ya que lidiar con la frustración de no tener su estima. El acuariano le había al fin dado la oportunidad de conocerlo y ambos debían reconocer que se llevaban mucho mejor de lo esperado.
¿Si aún se ponía nervioso en su presencia? Sí, debía reconocer que de vez en cuando aún le pasaba. Lejos estaba ya de hostigarlo como lo hizo en un principio, pero eso no significaba que controlora a la perfección sus impulsos, pues la confianza que actualmente Camus depositaba en él, para su desgracia, únicamente conseguía fascinarlo más y más.
Llegó al templo del caballero en el que pensaba sin mucha prisa. Sabía que Camus no se encontraba allí, lo había sentido atravesar Escorpio hacía varias horas ya. Así pues, continuó el ascenso.
- Su Santidad - se quitó el casco ante el patriarca, al tiempo que se ponía en cuclillas en señal de respeto. - Dígame en que puedo serle útil.
- Milo, te he llamado porque necesito que nuevamente emprendas un viaje en nombre del Santuario - atento, escuchó con detalle la tarea que le sería asignada. - La semana pasada uno de mis caballeros de plata sintió una extraña energía al pasar por un determinado territorio al norte de Canadá. En uno de sus bosques, para ser más preciso. Pese a sus facultades, no ha sido capaz de discernir exactamente si debemos o no temer se trate de un posible enemigo. Pocos tienen el olfato tan desarrollado como tú, por lo que será tu tarea confirmarlo.
- Entiendo - asintió. Una misión de reconocimiento, era lo que esperaba.
- No considero que pueda llegar a ser un viaje peligroso para ti, por lo que dudo que quieras compañía, ¿verdad?
- ¿Que quiera, señor? - repitió.
- Ambos sabemos que eres un caballero obstinado, Milo. Y que aún trabajando en equipo acabas haciendo lo que mejor te parece, muchas veces sin siquiera llevar a cabo un consenso con tus compañeros. Tal vez prefieras hacer esto solo.
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El hotel (MiloxCamus)
FanfictionAlgo extraño está pasando en el continente americano, razón por la cual dos caballeros de oro serán enviados hasta allí a resolver el caso. Sin saber lo que les espera, esta experiencia acabará siendo una pieza fundamental en su relación. Esta hist...