Avanzó a paso ligero. La noche no se había hecho esperar y con ella el descenso de temperatura que ya le había adelantado a Milo que sucedería. ¿Estaría bien? El griego no estaba para nada acostumbrado al frío, el hecho de vivir toda la vida en Grecia no le había permitido incursionar en otra variedad de clima. Sabía perfectamente que no lo soportaba y menos uno tan extremo.
Sin pensarlo aquello le hizo gracia. Milo odiaba algo que para él era prácticamente su carta de presentación. El escorpiano debía estar lamentando el no poder utilizar su cosmos, estaba seguro. En ese momento hacían veintinueve grados bajo cero, su experiencia se lo permitía afirmar con precisión. Por fortuna no había descendido más, pues que pasara habría sido perfectamente normal. Aquella podría calificarse como una cálida noche a comparación con la verdadera capacidad que tenía el invierno para azotar esa región.
Más cómodo ya, con las extremidades libres de ropa que no necesitaba, decidió elevar la velocidad en su andar. Confiaba en sus sentidos, no se le pasaría por alto ningún tipo de energía que no fuera de naturaleza propia de aquel lugar. A las pocas horas, su instinto le dio la razón.
A su izquierda, del otro lado del río, un primer atisbo de energía logró captar su atención. Cruzándolo en un solo movimiento, cayó de cuclillas en la ribera. Continuó camino hacia donde sus sentidos lo llevaban ya a alta velocidad. No perdería la pista, no ahora que la había sentido. Esquivó árboles, troncos de viejos pinos arrasados por la nieve y una infinidad de enormes rocas en su ruta. La luna, aunque tímida por lo frondoso de la vegetación, le servía de alumbre.
Corría veloz hacia eso que había llamado su atención. Lo hacía, no obstante, más por curiosidad que por otra cosa. La verdad es que no podría bajo ningún término describir aquella energía como enemiga, ni siquiera densa, pesada, como la había calificado el caballero de plata que pasó por esa zona. Por el contrario, la sentía cálida, confortable.
Cuando estuvo a tan solo pocos kilómetros de distancia de ella, decidió observar desde la lejanía qué es lo que pasaba. Eligió el pino más alto que tenía enfrente y ayudándose de sus ramas llegó hasta la copa. Lo que vio lo sorprendió más no logró impactarlo. Una antigua residencia de unos tres pisos de altura se erguía a lo lejos. En la mayoría de sus ventanas había luz, por lo que asumió también habría personas.
Era un tanto extraño ver una construcción de ese estilo precisamente allí. Una cabaña no le habría sorprendido pese a estar en el medio del bosque, pero esa estructura lejos estaba de parecerse a una. Un humo apenas grisáceo salía de su chimenea, invitando a cualquiera que anduviera por allí a querer invadir su propiedad.
¿Eso era? ¿Tan solo energía humana?
Bajó de un salto de la copa de aquel árbol. Al menos se había quitado la duda. Allí de pie, se quedó experimentando por unos segundos más aquella sensación, era realmente cálida, casi familiar. Sacudió levemente la cabeza, como queriendo quitarse esa idea de encima, no tenía tiempo que perder. Debía continuar. Volviendo sobre sus pasos, retomó entonces la ruta que con Milo había trazado.
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Aquella había sido literalmente una noche de mierda. Camus no había exagerado, se le había congelado hasta el culo. No dudó un solo segundo en acelerar el paso cuando llegó a la conclusión de que sería la única forma en que podría soportar hasta que el sol asomara por el horizonte. Verse en la obligación de beber agua de deshielo cuando su cuerpo tiritaba de frío había sido espantoso, más no lo peor. El hecho de tener que sacar al exterior su miembro para poder orinar.. Sí, eso sí que lideraba el podio.
Moría por una taza de café, de té, ¡hasta agua caliente tomaría en aquel momento! Le resultó cómico ponerse feliz al ver el alba, como si eso significara que sentiría calor en sus extremidades. Pobre ingenuo. Eso solo significaba pasarla mal pero no tan mal. Si al menos hubiera valido la pena..
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El hotel (MiloxCamus)
FanfictionAlgo extraño está pasando en el continente americano, razón por la cual dos caballeros de oro serán enviados hasta allí a resolver el caso. Sin saber lo que les espera, esta experiencia acabará siendo una pieza fundamental en su relación. Esta hist...