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Él sheriff Thompson caminaba por las calles arenosas, intentando que la arena no se le metiera en las botas de cuero. Tenía su pistola guardada en el bolsillo izquierdo de su chaleco mientras que en el derecho tenía un frasco vacío de cristal, previamente lleno de alcohol. Se ajustó el parche que tenía en uno de sus ojos para luego ajustar su pañuelo que tenía alrededor de su cuello.

Él Sol caliente y picoso le intentaba quemar pero debido a su sombrero nunca le sobrecalentaba la nuca. Era ya por la tarde, las 7 o las 8 de la tarde para ser exactos. El atardecer ya estaba aclarándose a un negro, las estrellas lentamente iluminando el cielo pre-nocturno.

Mientras que caminaba, vio algunos posters de él famoso bandido "Rojo". Nadie sabía dónde o cómo lo hacía pero los números de robos y muertes gracias a este criminal nunca paraban de elevarse. Tenía una recompensa de 100.000 dólares si alguien lo pillaba; vivo o muerto. Lo único que había de él era una foto.

Se le podía reconocer por su sombrero; en la cabeza, tenía como dos cuernos. Su cara estaba tapaba por un pañuelo de diseño famoso robado y se le podía ver un mechón de su pelo; era un marrón claro, como de una avellana. Habían rumores de que tenía un acento europeo del norte, específicamente de Noruega. También se dice que escapó de ese país por complicaciones con la policía y se coló en un barco de viaje a Estados Unidos.

Él sheriff pisó el póster del suelo, dejando la marca de su suela en él papel antes de seguir caminando. Las calles no estaban del todo vacías; habían algunas personas pero casi todas estaban en sus casas o en el bar "A Good Place to Start Saloon" o más conocido cómo "La Cantina de Un Buen Lugar para Empezar." Era justo su destino.

Thompson entró al bar, recibiendo saludos y algunos cumplidos por proteger él pequeño pueblo. La cantina, bar, salón de bebidas, daba igual cómo se llamaba estaba muy bien decorada a la moda; Suelos de madera y paredes. Las paredes estaban hechas de madera de roble a rayas, con un borde también de madera. Habían unas cuantas luces colgando del techo y algunas ventanas con barras para que los bandidos no entraran a robar. Colgados en las paredes habían o luces o cráneos de animales cazados.

Pero lo que notó fue el cuchicheo que había entre la gente del bar, entonces, decidió acercarse a un pueblerino y preguntar.

"Oye, ¿qué pasa? ¿Por qué tanto cuchicheo?" Thompson habló, dirigiendo sus manos a sus bolsillos, no tocando ninguno de los objetos que tenía dentro de ellos. Él civil se giró hacia el sheriff con una expresión decepcionada.

"Hola, sheriff." Él pueblerino empezó. "Resulta que los bandidos han matado a William..." Él civil exhaló, dejando que su cabeza fuera soportada por su mano apoyada en la mesa. Él sheriff frunció el ceño, no le gustaba nada esta noticia.

"¿Qué? Estas de broma, ¿no?" Thompson gruñó, sacando sus manos de sus bolsillos. Él civil agitó la cabeza.

"Que va, lo han matado. Ahora hay un barman nuevo pero nadie superará a William." Él pueblerino dijo con orgullo al final, girándose a su bebida antes de tomar un sorbo de ella.

"Putos bandidos." El sheriff maldijo el voz baja antes de suspirar y darse la vuelta. "Bueno, gracias." Dijo antes de acercarse a la barra del bar. Había algunos asientos libres; se escogió uno en donde no había mucha gente, no quería hablar mucho.

William era uno de los únicos civiles que Thompson consideraba su amigo; venía aquí casi todas las noches, se emborrachaba y le contaba sus problemas mientras que el barman asentía, escuchando cada uno de sus problemas. Incluso si luego no se acordaba de nada de la noche, le gustaba que hubiese alguien que lo escuchara.

Claro, Edward y Matthew contaban, pero ellos no estaban aquí todos los días. Ellos estaban mayormente en Londres.

El sheriff suspiró, viendo cómo alguien se le acercaba de frente. Levantó su cabeza, mirando quién era.

𝘜𝘯 𝘣𝘢𝘳𝘮𝘢𝘯 ú𝘯𝘪𝘤𝘰. Tordtom fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora