𝘜𝘯 𝘣𝘢𝘳𝘮𝘢𝘯 ú𝘯𝘪𝘤𝘰. Tordtom fanfic

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Él sheriff se levantó de golpe con él sonido de caballos pasando al lado de su oficina a velocidades cuestionables, gente gritando y celebrando. Que bonita forma de despertar con resaca, como siempre. Tenía solo su camiseta marrón y su ropa interior puesta, parecía que ayer no se esforzó ni en cambiarse la ropa. Miró su almohada y la mancha de baba que la manchaba. A Tom no le importaba eso, le importaba él dolor de cabeza que tenía; Le comía la cabeza. Parecía que tenía un animal dentro de su cráneo tirándole golpes o una niebla que le impedía pensar con claridad. ¿Cuánto bebió ayer? No recordaba nada. Bueno, recordaba un poco de lo que pasó.

Recordaba alguien caminándolo aquí, él intentando abrir la puerta, cayéndose él proceso y que esa persona lo agarrara antes de que se diera contra el suelo. Anda, que buena impresión que le dio a esa persona.

Thompson suspiró, lentamente sentándose en él borde de la cama mientras que su mano se apoyaba contra su frente debido al dolor de cabeza. No podía hacer mucho al respecto de eso, ojala existiese algo que mágicamente parara él dolor dentro de dos minutos o uno.

Tom, con pocas ganas de hacer nada, se levantó de la cama. No podía tener él lujo de quedarse en la cama como otra gente; Tenía que proteger su pueblo de los bandidos, criminales y quién sabe qué más. Cada día era una aventura nueva. A veces quería que Edward estuviese aquí para ayudarlo, incluso si solo causaba más problemas. De vez en cuando la compañía de alguien más le gustaba.

Todo esto sonaba muy bien, pero solo beber alcohol por las noches y saltarse la cena ya le estaba afectando. Su estomago rugía en busca de comida y no alcohol. Thompson suspiró a esto antes de ir a su armario a por ropa limpia. Agarró otra camisa de color marrón y unos pantalones más apagados. Él sheriff se puso la ropa y amarró los pantalones con su cinturón de siempre. Cogió la chaqueta azul del suelo y la dejó en una silla, luego se la pondría. Se puso sus botas y caminó hacia el baño.

Tom se miró en el espejo antes de suspirar y quitarse su parche. Tenía que desinfectar su ojo vacío de vez en cuando. Sí, vacío. Cuando le dispararon en su ojo, perdió toda la visibilidad con él. No sabía mucho de medicina, pero sabía que su nervio dentro del ojo fue completamente destruido; Era inútil tener su ojo ahí si simplemente se iba ha infectar. Así, que, se lo quitaron.

Después de fue acostumbrando, no tenía otra opción. Era parte ya de su vida diaria y no le daba vergüenza o cosas así pero era raro de mirar, por eso lo escondía detrás del parche que siempre llevaba.

Cuando terminó de limpiar el agujero donde tenía su cornea, agarró su parche de nuevo y se lo puso, ajustándolo bien para que no se cayera. No tenía nada más que hacer en el baño.

Agarró su paño favorito y se lo puso alrededor de su cuello, haciendo un nudo detrás de su cuello. Cogió su chaqueta y en menos de un segundo, ya estaba afuera. Parecía que su resaca se había calmado un poco, o bueno, eso pensaba.

Thompson caminaba por las calles, dándose un paseo para ver que todo estaba en orden y paz. Escondía sus manos en los bolsillos. Aunque era invierno, él Sol siempre daba y casi nunca hacía un día soleado o más raro, llovía. Sin embargo, se estaba bien.

"¡Sheriff, buenos días!" Un pueblerino saludó felizmente desde su puesto del mercado. Él sheriff asintió con su cabeza, echándole una mirada.

"Buenos días." Respondió con un semi-grito, este se arrepintió Se le había olvidado de su resaca. Gruñó un poco al sonido de su voz que hacía eco ahora en sus tímpanos sensibles.

Después de darse su paseo, nada raro o inusual estaba pasando. Pueblerinos felices, gente riendo y los posters de los bandidos seguían en las paredes colgados con púas para que la gente no los robara. Thompson se acercó a uno de ellos; Él del bandido rojo. Al lado suyo estaban otros dos, seguramente sus compañeros. Iban por los apodos "Pat y Pau" pero no se sabía mucho más de ellos.